Una de las víctimas de las chuzadas del Das cuando María del Pilar Hurtado dirigía la institución fue ex presidente de la Corte Suprema de Justicia, Jaime Arrubla. Formó parte del grupo de magistrados que le incomodaban al gobierno del Presidente Uribe y con quienes casó una pelea de cuyo origen habla Arrubla en esta entrevista. Hace memoria sobre la dura época de tensión ente dos poderes: al Presidencia y la Corte Suprema de Justicia que tiene por el momento condenados a dos altos funcionarios de la Casa de Nariño.
Sebastián Díaz López (S.D.L): ¿Cómo vio la decisión de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) de condenar a María del Pilar Hurtado?
Jaime Arrubla (J.A): Se cumplió el debido proceso y se garantizó el derecho de defensa y de plenas garantías. Fue una sentencia en derecho y con fundamento en las pruebas allegadas debidamente. ¡Se hizo justicia!.
S.D.L: Dice que se hizo justicia, pero lo que le han dicho a la Corte la gran mayoría de condenados en el tema de las chuzadas es que las órdenes vinieron de la Casa de Nariño. ¿No cree que aún hay un marco de impunidad en este caso?
J.A: Sobre ese aspecto tengo entendido que la Comisión de Acusaciones de la Cámara de Representantes adelanta una investigación acerca de eso. Hay que esperar para saber qué arroja sobre partícipes y responsables. Además, la CSJ ya juzgó a los que por fuero le competían.
S.D.L: Pero la Comisión de Acusaciones de la Cámara no sirve, y eso está más que comprobado. Y lo que sí es cierto es que el expresidente Álvaro Uribe era el jefe directo de María del Pilar Hurtado.
J.A: Es la institución competente y esperemos que cumpla su función constitucional. En este momento tiene una gran oportunidad de demostrar que sí sirve. En materia de responsabilidad penal no se puede andar con conjeturas. Si no se aplica justicia en Colombia se activan los mecanismos de justicia internacional, de conformidad con el Estatuto de Roma.
S.D.L: La entrega de María del Pilar Hurtado a la justicia colombiana era, quizás, una de las noticias más esperadas por la opinión pública en Colombia. Usted fue presidente de la Corte Suprema en medio del escándalo. ¿Cómo vivió ese momento?
J.A: Sí, nos correspondió una época difícil porque después de la Constitución de 1991, a plenitud, se cumplió una reforma que se introdujo allí y fue el fuero a los congresistas. A raíz de eso, empezó el escándalo de la parapolítica. Recordemos que fue la ley de sometimiento a los paramilitares, conocida como la Ley de Justicia y Paz, que estableció unos mecanismos de delación (denuncia). Estos señores empezaron a delatar compromisos que habían hecho con políticos hasta el punto que Mancuso dijo que tenía el 40 por ciento del Congreso colombiano.
S.D.L: Que en realidad fue así. Eso ya está comprobado por el periodismo y la justicia. ¿Pero cómo vivió ese momento?
J.A: Resulta que gran parte de esos políticos que se habían comprometido eran parte de la coalición del gobierno de Álvaro Uribe y yo creo que esto motivó unos encuentros institucionales. Primero, por la calificación que la Corte le estaba dando a esos delitos, y eso molestó al Palacio de Nariño. Y el expresidente Uribe quiso ir a la Corte a discutir un tema que a él no le competía. Después, empezó una acción de reforma a las competencias de la Corte. Se quiso tramitar un acto legislativo que fracasó, donde se modificaba la tutela y se quería someter a la Corte Suprema de Justicia, que es el juez supremo del país.
Luego de eso, empezaron a filtrarse ataques a la Corte tratando de decir que era el último coletazo del terrorismo, tratando de insinuar que había filtraciones de la guerrilla y del narcotráfico dentro de la Corte. Se sobredimensionaron unas cosas triviales, como un homenaje que le hicieron al presidente de la Corte de la época, doctor Yesid Ramírez, porque participó un señor que depronto había tenido una copropiedad con una persona no muy santa y quisieron decir que ese señor estaba cooptando la Corte y se cometió injusticia con ese señor y con la Corte. Eso distorsionó las relaciones entre la rama Ejecutiva y Jurisdiccional. Luego, empezaron a aparecer las chuzadas.
S.D.L: Es el homenaje que le hicieron al magistrado Yesid Ramírez y en el que participó Asencio Reyes con más de 28 millones de pesos en viáticos…
J.A: No creo que haya sido esa suma, eso no es cierto.
S.D.L: Pero una de las excusas del gobierno anterior es que ellos empezaron a investigar a los magistrados de la Corte para saber con quiénes se estaban relacionando.
J.A: Con mucho gusto le contesto y tengo fuerza de autoridad, primero porque yo no fui a ese homenaje; segundo, yo analicé la situación porque se estaba cometiendo una injusticia con el doctor Yesid Ramírez. Ese señor no pagó un centavo. Ese señor lo que hizo fue facilitar los tiquetes que luego pagaron las personas que organizaron el evento. Ese señor organizó también un homenaje al fiscal de la época y organizó un homenaje al comandante de las Fuerzas Armadas de la época, que era del mismo gobierno. El señor no es un mafioso, a él le gustaba acercarse a los altos poderes, ¡vaya usted a saber con qué motivo!.
S.D.L: Dicen que él lleva 20 años relacionándose con los jueces más importantes del país. ¿Sería muy suspicaz pensar que tiene otros motivos para hacerlo?
J.A: Y con los fiscales, con militares y con comandantes de la Policía.
S.D.L: ¿Pero eso no podría ser una consideración válida para que el anterior gobierno hubiera investigado a los magistrados de la CSJ?
J.A: De ninguna manera. Si el gobierno tenía sospechas de que en la Corte había infiltraciones de la guerrilla o del narcotráfico, lo debió haber denunciado en la Fiscalía, pero no haber iniciado investigaciones porque eso no es competencia del Ejecutivo; ni al presidente, ni a su director del DAS, ni a nadie de la Casa de Nariño le compete hacer investigaciones criminales.
S.D.L: Otra de las excusas del gobierno de Uribe fue el supuesto reloj Rolex que Giorgio Sale le regaló al magistrado Ramírez.
J.A: ¡Qué lo denuncie! Además, eso se dio en una comida pública en Barraquilla. Y no era un Rolex, era un reloj de segunda categoría que también sobredimensionaron.
S.D.L: Pero se lo dio una persona que era muy cuestionada.
J.A: En ese momento, no. Los cuestionamientos vinieron después de que le abrieron una investigación en Italia. En ese momento se desempeñaba como un empresario que actuaba en Colombia.
S.D.L: ¿Cuáles fueron los seguimientos que el DAS hizo contra usted?
J.A: A mí me interceptaron siete teléfonos, entre ellos, los de mis hijos menores de edad, los de mi casa, los de la Corte. ¿Para qué le interceptan a uno los teléfonos? Eso no es para ver qué habla uno, porque uno no falla por ahí. Eso es para que uno se dé cuenta que está chuzado y sirve como forma de intimidación. Hoy en día las Naciones Unidas, la Comisión para la Tortura admite eso como tortura psicológica.
S.D.L: Le chuzaron siete teléfonos. ¿Cómo se dio cuenta de que estaba siendo chuzado?
J.A: Me di cuenta por un amigo cuyo nombre me reservo. A él un periodista le llevó una conversación telefónica entre él y yo. Y esa persona me dijo que me fijara bien, porque esa grabación no debía ser por él sino por mí.
S.D.L: Como van las cosas, ¿usted cree que María del Pilar Hurtado va a decir quién dio las órdenes de las chuzadas?
J.A: Eso no lo sabe sino ella. Yo lo único que digo es que María del Pilar Hurtado estaba utilizando indebidamente el asilo político en Panamá, porque el asilo es una institución para los perseguidos, no para los perseguidores. Ella era parte del gobierno y era quien nos estaba haciendo los seguimientos, como ya lo han confesado siete personas del DAS. Este es un caso donde Panamá distorsionó la institución, no sabemos por qué razones.
S.D.L: Pero según la defensa de ella, el gobierno colombiano jamás había cancelado un pasaporte y a ella sí. ¿Eso no es persecución?
J.A: Pero eso fue después de ella estaba siendo requerida por la Corte Suprema. Entonces, el gobierno actual hizo lo que debería hacer. Una persona que estaba huyendo, prófuga de la justicia, requerida por la Corte Suprema, lo elemental que debe hacer el gobierno es eso.
S.D.L: Y también dicen que fue perseguida por el doble pedido de extradición y por una triple gestión de circular roja contra ella.
J.A: Para eso es la Interpol. Es que se les olvida que la señora María del Pilar estaba requerida por la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia en un proceso, donde se le ha cumplido el debido proceso y donde ella tiene a su defensor. El gobierno tiene que cumplir lo que la Corte ordena.
S.D.L: ¿Usted cree que Álvaro Uribe dio la orden de expiar ilegalmente a la Corte?
J.A: En estos casos no se debe especular, porque es un gran riesgo y se puede cometer una injusticia. Mientras no haya una prueba clara y precisa que indique quien dio la orden, no es conveniente afirmar nada. ¿Hasta dónde se sabe hoy? Hasta María del Pilar Hurtado.
S.D.L: Pero sí se sabe más. Varios de los exfuncionarios del DAS que trabajaron con María del Pilar Hurtado han dicho que las órdenes vinieron de la Casa de Nariño.
J.A: Yo lo que entiendo es que ellos lo dicen, porque ella les dijo, pero no porque ellos hayan sido testigos. Entonces, ahí el expediente no se puede llevar más allá de ella y cualquier afirmación es una especulación”.
S.D.L: Pero el jefe de ella era el expresidente Uribe.
J.A: Eso no indica que él haya dado la orden. Eso indica que él era el jefe y que falta una pieza procesal. Vamos a ver qué declara ella, sino hasta ahí llegó la cosa.
@Sebastiandiazlo