El pasado 25 de noviembre, el astro del fútbol mundial sufrió un paro cardiorrespiratorio que lo llevó a la muerte. Un breve homenaje a su vida y legado:
El estro desbocado de Maradona no encontró fronteras.
Fue ilusionista, orfebre y poeta.
Su tranco sinfónico llenó de música la cancha.
Su zurda alucinante alardeó de exquisitez.
La bola sucumbía al ardor de sus caricias,
y siempre terminó rendida a sus pies.
Fuera del tabernáculo
era efímero y villano.
Su gloria hecha jirones solía caer
bajo el zarpazo de sus demonios.
Uno, dos, tres regates.
Cambio de ritmo, amague por izquierda y gambeta larga...
hasta que al final la parca lo alcanzó.