Coaches, entrenadores y maestros de la felicidad, prosperidad y de cualquier índole, abundan hoy en todo el mundo. Estos entrenadores siempre han existido, solo que antes se le conocía con otros nombres, pero ahora gracias al acceso al internet y el tiempo extenso que llevamos en confinamiento se ha hecho más notable su presencia.
Esta es una alternativa para miles de personas que buscan retomar su vida, o por lo menos darle un rumbo más claro a la misma. Y cada quién, tiene la libertad de buscar las herramientas que le permitan despejarse y sentirse bien consigo mismos, poder recibir orientación en algún aspecto de su vida, llámese amor, salud, paz, dinero, finanzas, calma entre otros.
Lo que sí deberíamos entrar a evaluar, es esa idea que tenemos que siempre y en todo momento debemos estar felices, ya que ese es el propósito más importante por el cual estamos en este mundo “ser feliz”. La verdad es que suena bastante bien eso de ser siempre feliz, ¿pero cómo podríamos entender lo que significa ser feliz, sin experimentar y vivir otros estados diferentes a este?, ¿cómo decir que algo es blanco, desconociendo lo negro y las miles de tonalidades diferentes?, ¿cómo saber si algo es bueno o malo?, ¿cómo saber si estoy alegre, sin conocer lo que se siente estar triste? No creen ustedes, amigos lectores, que lo uno hace parte de lo otro: la felicidad y la tristeza son totalmente contrarias, pero en sí, tan necesarias.
No podemos escapar a ninguna de estas, lo que sí creo es que uno puede ser feliz aún en medio de un momento difícil o no tan bueno. Se puede sonreír con el alma rota y se puede ser feliz, aun cuando las cosas no sean como lo quisiéramos. Nos gastamos la vida entera buscando y buscando la felicidad, desconociendo que entre más se busca, más la alejamos. Siendo conscientes que la felicidad es todo lo contrario a lo que por años y años nos enseñaron, entendiendo que mi concepto de felicidad puede ser completamente diferente al concepto del que está a mi lado, que mi felicidad depende solo de mí, y no del otro.
La felicidad es una decisión que se toma, mientras que el "me siento feliz" es una cuestión de ánimo que va ligada por las circunstancias. La verdadera felicidad viene desde adentro y, como dijera alguna vieja canción: todo en exceso cansa, a lo que estoy completamente de acuerdo.
Así que permitámonos esos espacios en que los días son lentos, tristes, nublados, en donde pareciera el sol no querer salir, esos momentos que nos ponen a tambalear en la vida, pero que finalmente nos permiten tener otras perspectivas. Demos lugar a las lágrimas, quizá le sentará muy bien al alma, demos paso a reflexionar, a orar, a meditar, a analizar los pro y los contra de la vida, porque seguramente lo que hoy somos, es gracias a esas épocas de oscuridad y días de desesperanza, pero que aun así, si lo queremos, se puede apreciar lo verdadero y significativo de la vida misma. No todo puede ser al nivel de la locura y euforia.
Este plano terrenal se trata de altas y bajas, de ensayo y error, de caminar o perderse en el camino, de caídas y de levantarnos, de un paso a paso, de sortear cada circunstancia.
Que la felicidad sea una consigna y un estilo de vida, pero ten cuidado, que no siempre tendrás a tu guía, a tu maestro de luz, a tu coach de vida, e incluso él, aunque con la mejor de las intenciones no hará por ti, lo que solo a ti, te corresponde.
Recuerda, uno puede tener todo lo que quiere en la vida, pero no tenerlo todo al mismo tiempo. Vive con lágrimas y risas, pero no dejes de vivir la vida.