Esa es la realidad, aquí en nuestro país los técnicos colombianos por muy capacitados, con vasta experiencia y con títulos logrados por su profundo conocimiento en el deporte más popular tienen en su contra una barrera que les impide soñar dirigiendo a la selección nacional.
Lo que ha pasado con Reinaldo Rueda es la muestra de ese botón. Se esperaba la clasificación, pero no fue posible. Se equivocó, es cierto. Puso en el terreno de juego a jugadores que no estaban en el nivel esperado, también lo fue que los cambios no le funcionaron de eso, cualquiera da razón, pero de allí a querer destruir todo un recorrido y su limpia hoja de vida como técnico ganador en lo nacional e internacional es otro de esos males que viene afectando cada vez más y quién lo creyera, lo grave es que esos periodistas se creen dioses con pleno derecho de mover o hacer nombrar nuevos estrategas.
Ahora sí es extranjero según la confianza que les brinde y la posibilidad de poner alineaciones son los comentarios, por eso hasta ahora se desconoce causas y motivos de haber prescindido de los servicios de dos técnicos. Con mayor vehemencia si se trata de un coterráneo del cual creen que es más fácil el manejo para imponer sus caprichos.
Reinaldo se va y pese a la mala prensa o a los mala leche (por fortuna pocos), sigue siendo un técnico bien cotizado y con muchos ofrecimientos tanto de Colombia como afuera. Hoy se barajan varios nombres que podrían hacerse cargo del combinado patrio, pero mucho se teme la intromisión de estos mercaderes del periodismo deportivo, que de paso dejan pésima imagen del gremio y que siempre estén al acecho para destruir sus procesos.
Qué pena, hasta ese colmo se ha llegado en nuestro país que sigue enlodando la imagen del deporte de las multitudes. Por el bien de todos ojalá que dejen trabajar a los técnicos y no les martiricen su trabajo. ¿Y los directivos cuándo salen o será que tienen escriturado el cargo?