La Oficina de Planeación del Quindío recientemente dio a conocer varios proyectos financiados con dineros del sistema de regalías.
Se trata de inversiones por $92.815.
De estos proyectos, tres fueron autorizados durante la vigencia 2017 y los seis restantes en el año 2018. De estas iniciativas, una corresponde al OCAD nacional y único Paz y las restantes a fondos regionales de regalías.
Para el periodo 2019-2021 han sido previstas inversiones para el Quindío con el mismo origen por valor de 85 mil millones.
Entre los proyectos a desarrollar hay uno de bilingüismo por 15 mil 600 millones de pesos; otro de infraestructura deportiva, por 3 mil 100 millones de pesos; otro de modernización de la infraestructura de la Universidad del Quindío, por 13 mil millones de pesos; otro de reforzamiento del Hospital San Juan de Dios, por 13 mil millones; otro de asfalto de carreteras, por 8 mil millones; otro de mejoramiento de vías terciarias, por 11 mil 500 millones; otro de vías rurales, por 6 mil 300 millones de pesos; otro sobre cambio climático, en una finca de un exsecretario (de apellido Soto) de Agricultura del cura Osorio, por 15 mil millones de pesos; y otro con obras sobre el Río Lejos, por casi 9 mil millones de pesos.
En el pasado, desde el año 2011, las regalías asignadas al Quindío fueron objeto de un lamentable saqueo por parte de la exgobernadora Sandra Paola Hurtado y su marido el “Toto”, por lo cual responden ante la justicia.
Ahora bien, en esta nueva oleada de inversiones, impulsada por el cura Osorio, el riesgo de despilfarro y corrupción es muy alto.
Empezando por el proyecto de la Universidad del Quindío (13 mil millones), institución en la que amparados en la supuesta autonomía universitaria”, su rector hace las inversiones de manera discreciona, omitiendo las normas de la Ley 80, como sucede con la construcción del edificio de la Facultad de Economía. Igual ocurre con los proyectos de bilingüismo, en el que el ruido del despilfarro es enorme, con la compra de televisores de segunda y materiales innecesarios; del Hospital, del Río Lejos y de algunas vías entregadas al Comité de Cafeteros.
Recientemente la Contraloría General de la República ha recomendado que la distribución de las regalías debe ser modificada de manera sustantiva.
No obstante que las mismas se han repartido por todo el territorio nacional dicho logro tuvo un altísimo costo: la dispersión de los recursos en unos 13.000 proyectos. La abundancia de pequeños proyectos ha impedido que se realicen inversiones estratégicas, encuadradas en una mirada de largo plazo, que es claramente lo que se esta presentando con las regalías en el Quindío en el gobierno del cura Osorio.
El manejo que se hace de las regalías es completamente equivocado. La dispersión en pequeños proyectos no permite que las regalías contribuyan a sembrar la bonanza. Todo ello porque desde el punto de vista institucional, los órganos colegiados de administración y decisión (Ocad) han fracasado y el regional no es la excepción.
El anuncio de nuevas regalías vuelve a poner en primer plano la discusión sobre la forma en cómo se deben repartir las mismas. Las primeras estimaciones indican que el monto disponible podría ser de $21 billones para los próximos años. Y existe el peligro inminente de que estos recursos continúen desaprovechándose como lo está indicando este anuncio del gobernador Osorio y su secretario de Planeación.
Preocupa que esta nueva generación de inversiones no se encuadre en una mirada de largo plazo, basada en una hipótesis central: las regalías tienen que financiar pocos proyectos estratégicos que, por su naturaleza, favorezcan el desarrollo nacional y regional, y que tengan impacto en la productividad local y en el bienestar de sus habitantes. Si las regalías se destinan a financiar proyectos estratégicos, en el mediano plazo las regiones serán las más beneficiadas.
Se sugieren en ese sentido varias áreas estratégicas como la actualización de los catastros municipales para mejorar el recaudo municipal, así los recursos propios aumentarán en un plazo muy breve. En tales circunstancias, se les podría asignar a los departamentos, de manera permanente, dos o tres puntos del predial como lo sugiere Jorge Iván González.
La segunda área estrategia serían los acueductos y el tratamiento de las aguas. Los departamentos y municipios sin acueducto o con problemas de acueducto tendrían la obligación de darle prioridad a esta inversión como lo demanda el Quindío y sus municipios. La otra área sería la puesta al día de la infraestructura de todas las escuelas, comenzando por las rurales.
Los cambios son urgentes porque las regalías se pueden seguir despilfarrando.
¿Se está haciendo en el Quindío una mala inversión de las regalías petroleras y mineras con altos riesgos de despilfarro y corrupción? es la pregunta que nos hacemos.