Con un resultado nada desalentador, el partido más importante de la izquierda colombiana ha logrado mantenerse a flote en medio de una campaña sucia, criminal y que deja mucho que desear por parte de los partidos tradicionales. El mundo de dinero gastado en las campañas por estos "tradicionales" asegura solo una cosa en el panorama político: no hay miseria para gastar, porque la plata se recupera en unos cuantos contratos que nos den nuestros amigos en ministerios, agencias, superintendencias o en consulados.
Nuevamente posicionado, el partido le asegura a los trabajadores, obreros, médicos, profesores, campesinos, indígenas, transportadores y demás la defensa de las justas causas. Justas que a lo largo de la historia de nuestro país han sido sepultadas por la mano de los sectarios dirigentes y militantes del tradicionalismo que representan Duque, Vargas Lleras y en alguna medida, Humberto de la Calle.
Estos tradicionales y los medios que tienen bajo su control quieren hacerle ver a los colombianos que el Polo Democrático Alternativo está cayendo y que se está quedando solo. A estos que nos tienen miedo solo quiero decirles que no necesitamos defender las directivas del partido, no necesitamos gente que no quiera defender a los colombianos; necesitamos al pequeño campesino, al trabajador, al médico, al camionero, al lechero, al maestro, a los estudiantes, a los indígenas y a todos aquellos que tienen una causa justa y han sido enviados al anonimato. Con estos —dignos colombianos víctimas del anonimato por el sistema sectario mediante el cual se mueve el país— vamos a construir un nuevo mañana, vamos hacerle frente común a la dignidad que merecen y a la alegría que nos produce se sientan estos colombianos representados en nuestro partido.
Es cierto, muchos dirigentes en diferentes lugares de Colombia han renunciado a nuestro partido y han decidido apostarle a una nueva campaña que creen los representa. Hacemos votos para que todo dentro de sus actividades políticas estén en buen término, pues Colombia lo que necesita no es criminalizar los diferentes frentes de acción, de lucha, sino apostarle a construir país de manera colectiva (que dada la situación coyuntural, podría ser a través de una unión de sectores alternativos).
Estamos con la gente, estamos con el grueso de la sociedad colombiana que tan afligida está. No estamos solos, estamos con los oprimidos, con los que consideran que debe haber una transformación de raíz. ¡Con esos colombianos hemos estado y con esos estaremos!