Hace unos días, Erdogan presidente de Turquía, denunció, furioso, la conspiración que practica el gobierno de EE. UU cuando quieren desestabilizar a un gobierno, como lo intentaron en su país. Empiezan por persuadir a los grandes empresarios y gente que de una u otra forma tiene influencia sobre la población, mayormente políticos tramposos y militares de alto rango igual de deshonestos, luego a los medios de comunicación más relevantes. Estos empiezan esparciendo rumores negativos alternativos contra el gobernante, generando una visión falsa en la población, finalmente desatan una aparente crisis administrativa cuyo fin es sacar del gobierno al que les perjudica o no se ajusta a sus intereses, mientras colocan al títere previamente adiestrado. Sucedió con Bolivia y más reciente con Perú, en Latinoamérica. Con este gobierno sembraron la mentalidad de que haría un golpe de Estado, cosa falsa porque el tipo no tenía poder alguno, ni militar ni político, muchos menos entre los empresarios, hasta el punto que su gabinete lo traicionó constantemente. Cuando efectuaron el golpe, ya la mayoría de la población estaba mentalizada contra el traicionado presidente. El resto es evitar que los medios divulguen la verdad y menos la realidad. A esto no le llaman golpe de estado y lo publicitan como un acto democrático en bien del Estado y la población, aquí no bloquean el comercio ni llevan al hambre a millones de personas ni saquean las riquezas de los empresarios, porque ya tienen el administrador de la colonia en su puesto. Así funciona la política externa de EE. UU y Erdogan lo detectó a tiempo y puso las cosas en su lugar.
Actualmente están haciendo lo mismo en Colombia. Lo puede ver en todos los noticieros ampliamente conocidos, como Caracol, RCN, Revista Semana, El Heraldo, El Espectador, El Siglo, El Tiempo, Zona Cero con el más perjudicial de los periodistas, Jorge Cura, y podemos seguir con un sinfín de nombres más, quienes se han dedicado a esparcir rumores falsos contra el actual gobierno, cada maniobra política es tergiversada, cada acto es retorcido pretendiendo mostrar un gobierno inestable o actuando contra la población, van socavando las instituciones y no emiten ninguna noticia favorable, por ejemplos, las decenas de casos de corrupción escandalosas descubiertas de los anteriores gobiernos, muchos prestándose para que EE. UU imponga su particular democracia. La dinámica de este país, que dice defender el capitalismo, pero no el capitalismo en general, sino de unos cuántos amigos empresarios, como una sociedad, aunque aparenten hacerlo por todos los afines a ese sistema, es la misma de toda la vida: esparce rumores y gobernarás.
Para el sistema norteamericano, lo de Colombia es fácil, sólo es cuestión de tiempo para ejecutarlo. Tienen a su favor que la dirigencia es servil, los empresarios sumisos y el grueso de su poder político y militar está estrechamente relacionado con la corrupción y gran parte de su población tiene mentalidad esclavista, no porque desciendan de esclavos, sino por la necesidad de solucionar sus asuntos básicos, que los hace dependientes. Muchos no desean un país formal ajustado a la justicia y las leyes, sino un país presto para aprovechar las oportunidades, y esto incluye a todos los estratos sociales. Por esto vemos líderes políticos, empresarios y hasta militares escapados del país después del desfalco o del dinero recibido por prestación de servicios. Y ese servicio todos sabemos cuál pudo ser.
Esa es la intención para sacar al presidente democráticamente electo, Gustavo Petro, e imponer la supuesta democracia que vende EE.UU tanto a extraños como a propios. Es de vieja data el maniqueísmo de ponderar lo negativo de gobiernos que no son afines con el propósito de evitar que la población vea la falsa realidad que distribuyen por los noticieros y prensa comprada o coaccionada. Al cabo, lo primordial no es la justicia, sino el negocio. ¿Ha visto algún país de Latinoamérica desarrollado con base a la directriz de EE. UU? Sólo saqueo, dominio, colonialismo disfrazado, mucha conspiración y falsedad esparcida a través de la historia, desempleo, miseria y emigraciones. China proyecta una inversión colosal como nunca lo ha hecho, ni lo hará, EE UU, en Latinoamérica, desde hace unos días se ha incrementado falsos rumores sobre ese país, o la gente de ese país. Como dice el popular adagio, ni hacen ni dejan hacer.
Realmente, la democracia como tal en Latinoamérica está pasando por un hilo muy delgado. Si no es controlada por la delincuencia fomentada, sustentada y patrocinada por EE. UU, no es digna de tener en cuenta como democracia. A eso apuntan los que todos sabemos tienen historial nada honesto en el pasado reciente del país político, muchos de ellos poderosos empresarios, controladores de empresas y bancos, pero especialmente noticieros y diarios. Para ellos la democracia es un negocio que debe estar controlado igual que sus empresas y negocios, pero esparciendo rumores en los diarios mencionados de que lo hacen por el bien de todos.