El ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas, al referirse al notable aumento de los cultivos de coca en el país señaló que una de las razones por las cuales se han incrementado los cultivos ilícitos es porque las Farc han dejado altas expectativas en las regiones de mayor concentración de cultivos, engañando a los campesinos con falsas promesas de sustitución y programas de desarrollo agrícola. “Las Farc han generado falsas expectativas en las regiones con cultivos de coca, anunciando que pueden servir de palanca para nuevos programas sociales o de intervención en materia agrícola, sustitución, mejoramiento de la infraestructura, etc…”
Villegas añadió que “El Gobierno está muy confiando en que una vez firmados los acuerdos de paz, todos estos temas, desde la erradicación y la sustitución hasta el lavado de activos, tendrán un mejor desempeño, más eficiente, más masivo, porque todos esos programas dejarán de tener la oposición armada de un grupo como las Farc”
Con todo el respeto con el señor ministro, creo que la confianza que él alberga sobre lo que puede llegar a ocurrir una vez firmados los acuerdos de paz con las Farc no tiene justificación alguna. Y no tiene justificación alguna por múltiples razones, entre ellas:
- Las Farc no son los únicos actores en el negocio del narcotráfico. En este negocio, directa o indirectamente, hay narcoterroristas como los ‘elenos’, las bacrim de todos los colores y sabores; extranjeros que representan diferentes carteles mexicanos y rusos; y varios integrantes de las Fuerzas Armadas de Venezuela, en representación del Cartel de los Soles.
- Buena parte de los integrantes de los frentes de las Farc que están activamente involucrados en la cadena del narcotráfico bajarán el aviso y seguirán operando como si nada hubiera pasado. Es decir, se quitan los ‘brazeletes’ de las Farc y se ponen los de una bacrim más; o cuelgan el aviso y se colocan las insignias de otro grupo narcoterrorista como es el ELN. Lo más seguro, igualmente, es que estos ‘frentes’ puedan captar muchos más adeptos y “raspachines” ya que los recursos que antes enviaban al ‘Secretariado’, en el futuro inmediato los van a poder repartir entre los integrantes de las bandas.
- El creer que por el hecho que ‘desaparece’ uno de los actores de un negocio ilícito como es el narcotráfico desaparece el negocio del tráfico de estupefacientes es de una ingenuidad rayana en la estupidez. A través de las últimas cuatro décadas en Colombia han aparecido y desaparecido múltiples organizaciones delictivas como en su día fue el Cartel de Medellín o el Cartel del Norte del Valle. Sin embargo, el narcotráfico sigue vivo y coleando. El negocio migró hacia otros actores como los microtraficantes, los narcoterroristas, y las bacrim.
- El gobierno cree que puede derogar la ley de la demanda y de la oferta. Es decir, que con discursos a favor de un cambio en las políticas sobre las drogas puede lograr que los grandes consumidores en EE.UU. y Europa modifiquen sus hábitos de consumo. La demanda por cocaína y heroína es la que alimenta la oferta y mientras que exista dicha demanda, habrá oferta.
- Las autoridades, con increíble candidez, decidieron abandonar una de las armas más efectivas contra los cultivos de coca: el glifosato. Hoy en día, al limitarse a la erradicación manual, las autoridades han impulsado de manera inconsciente a la multiplicación de dichos cultivos.
- Todos los grupos involucrados en el negocio del narcotráfico han estado y van a seguir estando armados hasta los dientes. Pensar que los nuevos actores en este negocio van a recibir al gobierno o a sus agentes con los brazos abiertos es de una simpleza paralizante. A punta de plomo estos bandidos van a rechazar todo intento de acabar con su negocio. La violencia se va a multiplicar.