El candidato a la presidencia del Centro Democrático, Iván Duque, pasó de estar en la cola de las encuestas a puntear, en cuestión de un par de semanas. Naturalmente, al igual que el exalcalde Gustavo Petro, el haber participado en una consulta interpartidista para el 11 de marzo les dio la ventaja mediática a ambos frente a los demás candidatos. Sin embargo, el estrepitoso crecimiento de Iván Duque es el que más ha llamado la atención, ya que se sale de lo convencional en cualquier campaña política.
Iván Duque, con apenas 41 años, es el candidato de Uribe, quien sigue siendo el líder político más popular de Colombia. Por esta razón, es natural que los seguidores de Uribe piensen votar por él. Sin embargo, Duque ha logrado cautivar votantes por fuera del uribismo y esto se ha debido principalmente a que al ser un hombre joven y desconocido en la política, se ha presentado principalmente como un uribista liberal, que representa las ideas de la centro derecha, por lo que se ha "inflado" al punto de estar cerca de llegar a la presidencia en primera vuelta.
No obstante, en los recientes debates presidenciales y en la medida en que se dan a conocer las propuestas es evidente que de la postura liberal y de centro, en la que sentaba Duque, no era nada más que un trampolín con el que esperaba derrotar a los verdaderos candidatos de centro.
Contrario al centro, Duque no representa nada más que la perpetuidad de Uribe en el poder, con posturas ultraconsevadoras y de extrema derecha que parecen copiadas de su antiguo contrincante de consulta, Alejadro Ordóñez, pareciera que no contento con querer hacer trizas los acuerdos de paz, ahora también quiere hacer trizas la constitución del 91. Paradójicamente, siendo Duque el más joven de los candidatos, representa la postura más conservadora de la actual contienda electoral, buscando retroceder en los progresos sociales que se han dado en los últimos años, con respecto a la dosis personal, a los derechos de la población LGBTI y otras minorias, así como el manejo de los cultivos ilícitos, para mencionar algunos de los más polémicos.
Iván Duque se infló como una burbuja, cautivando a votantes de derecha, de centro y alguno que otro ingenuo que se deja convencer por un juego de cartas. Sin embargo, será cuestión de tiempo para que reviente la burbuja y Duque se quede únicamente con los votantes que votan solo por "el que diga Uribe" ya que, así como una casa en el aire, Duque se construyó con una estructura imaginaria, que con el paso de los días se ha empezado a desmoronar y cuya única viga real es ser el que dijo Uribe.
