Luego de tres años de estudio, Jhon César Neita, investigador del Instituto Alexander von Humboldt, con el apoyo de expertos internacionales; confirmó el hallazgo de una nueva especie de escarabajo para Colombia: Aegidinus elbae. Este insecto se caracteriza por tener una genitalia (genitales) única, la cual no se conoce en ninguna otra especie del mismo género.
La nueva especie fue oficialmente descrita en junio de 2023. Uno de sus diferenciales es la morfología de la genitalia del macho, la cual no presenta similitud con las otras especies de escarabajo previamente conocidas. Los ejemplares recolectados, tanto hembra como macho, se encuentran en la Colección de Entomología del Instituto Humboldt, en Villa de Leyva, Boyacá.
En el año 2000, el Grupo de Exploración y Monitoreo Ambiental GEMA (grupo del Instituto Humboldt que por más de 10 años recorrió gran parte del país recolectando muestras de la biodiversidad nacional), realizó una expedición al Parque Nacional Natural Serranía de Chiribiquete, ubicado en la región amazónica, en los departamentos de Caquetá y Guaviare; con el objetivo de recolectar información sobre diferentes grupos biológicos distribuidos en la zona.
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En dicha expedición, se recogieron diferentes especímenes que fueron trasladados a la Colección de Entomología del Instituto Humboldt, ubicada en Villa de Leyva; Boyacá. Estos ejemplares estuvieron reservados por varios años, hasta que con la llegada de nuevos investigadores y finalizada la pandemia, se inició un estudio filogenético de algunas de las muestras conservadas.
“Cuando llegué al Instituto Humboldt, hice una revisión del material que estaba conservado, separé el que podría ser nuevo para la ciencia e inicié el estudio de dicho material. Uno de los escarabajos que teníamos para analizar era del género Aegidinus, el cual también había sido recolectado en dicha expedición”, explica Jhon César Neita, Curador de la Colección de Entomología e Invertebrados del Instituto Humboldt.
El estudio, que contó con el apoyo de expertos internacionales (ver artículo científico: https://zookeys.pensoft.net/article/102813/), tardó más de tres años y finalmente, en junio, la especie fue oficialmente descrita como nueva para Colombia.
Durante los años de análisis, el investigador detectó importantes elementos diferenciales en el espécimen recolectado, datos que lo llevaron al descubrimiento de la nueva especie. Primero, en la morfología externa detectó que su clípeo (estructura de la cabeza) es liso, mientras que el de su especie hermana es rugoso y, en la morfología interna, identificó que su genitalia no se parece a la de ningún otro individuo del género Aegidinus, pues sus parámeros (genitales) son muy grandes y desarrollados.
Llave de cerradura, una clave para la ciencia
El detalle de su genitalia fue la clave para este hallazgo, ya que, desde la biología de los insectos, existe la teoría de “llave de cerradura” (un concepto no generalizado), la cual explica que para cada órgano genital de un macho existe un órgano genital de una hembra, es decir, que encajan de manera perfecta.
Esto permite que exista un aislamiento reproductivo, o sea, que no se reproduzcan entre las mismas especies. Esta teoría se aplica muy bien en los escarabajos y se convierte en un carácter determinante para identificar las especies.
“Esta combinación de caracteres nos permitieron determinar que se trata de un linaje nuevo (nueva subtribu) dentro del grupo de los Orphinos, una tribu ampliamente distribuida y que tiene elementos autóctonos de América, aunque este género es diferente a los otros distribuidos en América”, cuenta el investigador.
Esta especie de escarabajo también pertenece al grupo de los lamelicornios, llamados así por las modificaciones de los últimos artejos antenales (más alargadas que los artejos precedentes); también se ubica en el grupo de las chisas, debido a su larva tipo escarabeiforme (larva con cuerpo cremoso, en forma de “C”, cabeza esclerosada y dos o tres pares de patas); siendo todos estos caracteres el soporte de la monofilia de la superfamilia Scarabaeoidea a la cual pertenecen todas las chisas dentro del orden Coleoptera.
“La especie -dice el investigador- fue finalmente descrita en junio de este año y es totalmente nueva en Colombia; además, se constituye en un mérito para el Instituto Humboldt, pues nos permite aportar el mayor conocimiento posible a la biodiversidad del país. También es un gran logro para mí como investigador, ya que este tipo de hallazgos nos demuestran, una vez más, que la ciencia siempre nos ofrece algo nuevo”.
Jhon César Neita, quien es oriundo de Quibdó y lleva más de siete años en el Instituto Humboldt, decidió “bautizar” la especie, Aegidinus elbae, en honor a su madre, quien se llamaba Elba Moreno de Neita; es decir, que el epíteto (elbae) es en honor a ella.
Los escarabajos, el grupo de organismos más grande de la naturaleza
Los escarabajos, marceños, cascarudos y cucarrones son insectos que pertenecen al orden Coleoptera, el cual proviene del griego koleos que significa estuche y pteron (alas); lo que indica que los escarabajos tienen alas en estuches, aunque no son funcionales para el vuelo.
Si bien representan el grupo de organismos más grande de la naturaleza, su diversidad aún está por descubrirse. En Colombia, el conocimiento también es aún incipiente, ya que existen muchas áreas en las que se debe documentar la biodiversidad; las cuales podrían albergar muchos taxones desconocidos para la ciencia.
Lo que sí se sabe es que en las zonas tropicales del mundo y del país se encuentra la mayor diversidad de estos insectos; los cuales son vitales en los ecosistemas, pues cumplen funciones como depredadores, fitófagos (se alimentan de materiales vegetales); también son presa de otros organismos, detritívoros (descomponedores) y sepultureros; actividades importantes para el equilibrio de los ecosistemas y la vida en la tierra.
Al respecto, el Instituto Alexander von Humbodt es la entidad que posee la colección de escarabajos más importante del país. “Esto es como una caja de pandora, que cada vez que se abre arroja sorpresas y nos muestra los secretos de la biodiversidad de insectos del país. Aún queda mucho por explorar en Chiribiquete, pues al ser una región que conecta la Amazonía y la Orinoquía, nos ofrece muchos elementos de la biodiversidad de la América antigua que debemos seguir descubriendo”; concluye Neita.