En el edificio del DAS había una carpeta con 117 páginas. En ellas había fotos de Carlos Lozano, el director del Partido Comunista Colombiano, así como de su casa, de su familia, y hasta una tarjeta con las huellas dactilares de sus cinco dedos. Nació en el Tolima, una de las cunas del comunismo colombiano, y desde que Carlos Lozano izó la bandera roja con la hoz, se convirtió en una figuera incómoda para los poderes tradicionales. Así lo despidieron en la Iglesia del Espíritu Santo, en Teusaquillo.
A la iglesia llegaron algunos altos dirigentes del Partido Comunista, así como algunos personajes notorios que reconocían la labor: Piedad Córdoba, Álvaro Leyva, Alfredo Molano. Pero uno de los grandes ausentes fue el Partido Farc. Ninguno de los ahora congresistas estuvo presente. Hubo una militante de ese partido, pero fue un gesto sin respaldo oficial del partido.