La difícil situación que atraviesa las comunidades indígenas wayúu de la media y alta guajira no es un fenómeno reciente, es una patología social que viene desde la misma época de la conquista y la colonia, y similar, dentro de sus diferencias naturales, a la de muchos otros pueblos indígenas de Colombia.
Pueblo indígena que se respete hoy en día está sumido en la pobreza extrema, el abandono, la indigencia, la pérdida de valores y de hábitos tradicionales, de pueblos recolectores que se movían libremente dentro de grandes territorios según el comportamiento de las estaciones y las migraciones de la fauna que les servía de sustento, se vieron obligados a quedarse en espacios geográficos cada día más reducidos, generalmente los menos aptos y estériles, hasta tal punto que hoy en día muchas comunidades tienen que afrontar una dura lucha ante el Estado para que se les reconozca el derecho a un territorio que originalmente era suyo pero que hoy en día están escriturados a otros.
La Guajira no es la excepción, pero con un agravante, sus problemáticas están magnificadas por lo difícil de la región, la escasez de lluvias, la esterilidad de un desierto que cada día gana más y más espacio, la perdida de los bosques naturales, la extinción de la fauna silvestre, la inexistencia de ríos y cuerpos de agua dulce superficiales, el alto crecimiento poblacional, la ausencia de servicios sociales del Estado como la salud, la educación y el agua potable y el autismo de Estado, sumado a una pobreza extrema que los condena día a día a morir de hambre y a desaparecer.
Las altas tasas de morbimortalidad infantil y materna que escandalizan a muchos no son ni siquiera la punta del iceberg, la realidad es que son mucho más altas, dado que la mayoría de los casos ni siquiera se registran en los sistemas de información del Estado Colombiano, por una sencilla razón, el Estado nunca hace presencia real en esos territorios.
La morbimortalidad infantil es multicausal, no solo es por falta de atención médica oportuna y suficiente de un sistemas de salud que colapsó desde el misma día que nació la famosa y perniciosa ley 100 la cual creó un sistema de salud que en lugar de salvar vidas ha sido el causante de más muertes que lo que pueda generar el conflicto armado y el Ebola juntos; tampoco es solo por el hambre que nace de la pobreza extrema, o la infertilidad del suelo, la escasez de agua o la pérdida de las costumbres de las comunidades de cultivar la tierra (aclarando que los wayúu nunca fueron pueblos agricultores), es por la falta de oportunidades, por el desconocimiento de cuantos son y donde se localizan, la faltas de vías de comunicación, la falta de energía, las precariedad de sus viviendas, su alta dispersión poblacional (más de 40.000 comunidades dispersas en la media y alta guajira), la falta de garantías para el acceso a la educación y demás derechos constitucionales, que en La Guajira la mayoría son solo nominales, la no cualificación para el trabajo, las intervenciones erradas de su cultura, la aparición de avivatos (incluso dentro de su propia etnia) que solo ven es estas la oportunidad de hacer negocios, la existencia de un Estado Nacional que se niega a reconocer su problemática, entre otras de miles y miles de variables que sumadas contribuyen en hacer de La Guajira una región expuesta a la extinción.
Luego de que la Gobernación de La Guajira alertara sobre la difícil situación de los pueblos indígenas a través de los Consejos de Política Social durante el año 2013, una histórica denuncia penal que puso el departamento en febrero de 2014 por la muerte de 285 niños por desnutrición (con nombres propios), y una acción de tutela que fue negada en primera y segunda instancia por la muerte de 4127 niños por múltiples causas, muchas asociadas a la desnutrición, que fue negada porque el juez de tutela considero que no estaba probada la muerte de los niños, pese a ser cifras oficiales del DANE, situación esta corroborada y también denunciada por la Defensoría del Pueblo.
El Gobierno Nacional históricamente se hizo el indiferente frente a esta problemática, el que no veía, el que no escuchaba, miraba para otro lado como si eso cambiara la realidad, se hacía el autista frente a La Guajira, y solo presionado por los medios de comunicación y ante a las alertas, señales y llamados de auxilio enviadas por el Departamento y su actual Gobernador, decidió hacer presencia simbólica en el Departamento, generaron miles de viajes de ministros y funcionarios de todos los niveles, se realizaron cientos de reuniones, se suscribieron miles de documentos, actas y compromisos, hasta se comenzó a construir un Conpes Social para la Guajira al que ya DNP bajo el liderazgo de Simón Gaviria decidió darle santa sepultura, porque era un CONPES sin recursos, obteniendo como resultado que a la fecha solo se halla realizado algunas acciones asistencialistas, llevar mercados y agua en carro tanque a algunas pocas comunidades, a la mayoría nunca han llegado, porque aun a la fecha se niegan a reconocer que existen, es decir, hoy todo sigue exactamente igual.
En forma histórica el Presidente Juan Manuel Santos, después de más de 8 meses de que comenzaran las alertas, decidió venir a La Guajira en el segundo día de su nuevo periodo electoral, (de pronto obligado moralmente por haber ganado las elecciones en este departamento), para ver si era cierto que se estaban muriendo los niños. En otro país, un presidente se habría traslado con todo su gobierno desde el comienzo de loa crisis a esta región hasta conjurar la problemática, pero no, en Colombia esto es soñar demasiado. El Presidente visito dos o tres comunidades, claro, las que mejor están, nunca visito las que están en situación más precaria, y con gran entusiasmo prometió construir 100 pozos profundos, para atender mas de 500.000 wayúu en un territorio de la Alta y Media Guajira que tiene cerca de 15.000 km2, que no tiene vías, que no tiene energía, que no tiene nada.
De todos estos ejercicios al final la gran conclusión de todos estos altos funcionarios fue que el problema de La Guajira era la falta de agua y puso al país, a las ONG y a la sociedad civil, sensible y solidaria, dolida en el alma por las imágenes y fotografías publicadas y ávida de ayudar a traer grandes cantidades de agua a La Guajira.
Sobre estas tema valdría la pena hacer una reflexión, no creo que sea el agua el factor clave que genera el grave drama humanitario en La Guajira, esta es una variable que sin duda acrecienta la problemática, pero si fuera la falta de agua la causa del problema, los cerca de 500.000 wayúu que habitan la media y alta guajira habrían muerto hace tiempo, un ser humano no puede subsistir más de 8 días sin agua, eso es así de simple. En La Guajira no hay un solo registro de muerte de seres humanos por deshidratación (desafortunadamente si de muchos animales).
Muchos no lo saben, en la Alta Guajira (Uribia) existen más de 40 grandes reservorios y pequeñas represas, en la Media y Alta Guajira hay más de 2.900 jagüeyes, cientos de pozos artesianos y pozos profundos con sus molinos de viento, que presentan una problemática especial y es que con recursos de regalías se podían construir pero no dar manteamiento, (tanto el régimen anterior de regalías como el nuevo SGR prohíben los gastos recurrentes y de operación), de tal forma, que muchas de estas obras se han ido deteriorando con el tiempo.
El tema del agua es de injusticias, agua hay, pero mal distribuida, de mala calidad, contaminada, todas las comunidades pueden acceder a ella, pero en condiciones difíciles, inhumanas, deben recogerlas de jagüeyes, de reservorios, de pozos, algunos a mucha distancia de sus casas, transportarlas a lomo, no de mula sino de niños y mujeres, en medio de un sol que quema el cerebro, que hacer hervir la sangre, personalmente he intentado hacer esas travesías para experimentar lo que se siente y no lo he logrado, solo lo puede hacer un wayuu, cuyo temple, cuya fuerza, adaptación y espíritu de sobrevivientes los ha hecho seres invencibles frente a esta dura realidad.
Muchos se preguntan, y donde están las regalías, la mayoría dicen: se las han robado, bueno, después del ejercicio de geolocalización se ha podido encontrar los lugares donde están muchos de estos recursos, solo que es tal la dispersión de estas obras, y al estar hechas en zonas rurales a donde no va mucha gente, menos los civilizados o los medios de comunicación, no se ven fácilmente.
De la misma forma existen gran cantidad de centros educativos y muchas otras inversiones construidas en las zonas rurales tanto por el Departamento, los municipios como por Corpoguajira, e incluso por ONG, el Cerrejón, y hasta por la misma nación cuando de vez en cuando se acuerdan de que La Guajira existe.
Lo ocurrido en los últimos dos años en la Guajira y que se ha denominado como “sequía” fue solo un largo y duro verano, nada raro en esta región, que se repite cada cierto tiempo y que en esta oportunidad fue más largo de lo normal, ya la región está acostumbrada a esto, sin embargo, la amenaza real para la Guajira aún no ha llegado, esta se cierne para el año 2015 como una sombra que promete acabar con todo, el IDEAM ha anunciado que desde noviembre de 2014 comenzará el fenómeno del niño con máximo impacto en el segundo semestre de 2015 y que podría ir hasta el 2016 o 2017 y que se saciará con máxima perversidad en la Costa Caribe y en especial, en La Guajira. Igualmente se estima que la temperatura media de la Guajira se incrementará de aquí a 30 años en cerca de 3 o 4 grados, es decir, estamos aportas de vivir en el Sahara Colombiano, a menos que hagamos algo, hoy, no mañana, cuando sea demasiado tarde.
El Departamento pidió la ayuda de la nación, esta no llego, si se hubieran construido los reservorios necesarios se habría aprovechado este corto periodo de lluvias para almacenar agua en cantidades suficientes para afrontar el fenómeno del niño, pero no se hizo, ahora deberemos enfrentar el fenómeno tal y como estábamos antes, es decir, sin nada.
Así las cosas, la verdadera tragedia está por llegar.
El Gobernador del Departamento de La Guajira José María Ballesteros Valdivieso recientemente dijo que las regalías le habían hecho un gran daño al departamento, de departamento con vocación agropecuario paso a ser un departamento minero, es decir, de un departamento que generaba su propia riqueza con el trabajo diario y el esfuerzo propio paso a convertirse en un departamento dependiente, nuestros empresarios dejaron morir sus proyectos productivos y se volvieron contratistas, todo el mundo se puso a vivir de las regalías, creyendo que estas eran ilimitadas y que durarían para siempre. En 1974 la agricultura representaba el 32% del PIB Departamental, en 2012 se había reducido a solo el 3.8%, los demás sectores presentan mismo comportamiento, donde incluso el turismo, que tiene una alta potencialidad, apenas representa el 5.6% del PIB Departamental.
Por el Contrario, la minería (gas y carbón), representan el 60% del PIB del Departamento, pero es una participación ficticia, el Cerrejón, por ejemplo es una economía de enclave, cerrada, que no dinamiza la economía, no genera empleo en la región, ni siquiera compra sus insumos en La Guajira, es decir, se lucra de la región pero no genera impacto ni transformaciones, solo deja el hueco de la extracción del carbón y los graves daños ambientales que esto conlleva.
El Cerrejón en los últimos años solo contrataba el transporte de sus empleados con empresas guajiras, lo demás lo adquiere en otras ciudades o fueras del país, recientemente, bajo el liderazgo de su presidente, el ex Ministro de Hacienda Roberto Junguito , entregó este contrato por 7 años a una empresa caleña, lo demás se los dejo a su imaginación.
Sobre las regalías, en el año 2011 el Departamento recibió cerca de 400 mil millones, en el 2015, luego de la reforma del sistema solo recibirá 20 mil millones, donde el servicio de la deuda esta alrededor del 100 mil millones, es decir, de un departamento rico paso a ser un departamento pobre extremo, y altamente endeudado, sin capacidad de pago y aportas de iniciar una histórica crisis financiera. Lo mismo esta pasando con los municipios, es decir, el futuro del departamento es negro y sin futuro, con una clara incapacidad institucional y financiera para apalancar su desarrollo y para afrontar la dura crisis que se avecina.
Y la nación……………………………….. nada de nada.
P.D. En esto días la Nueva Directora del ICBF Cristina Plazas Michelsen ha mostrado un mayor nivel de compromiso con el Departamento, se ve movimientos importantes para la atención de la niñez, observamos otros criterios, por lo menos no niega la muerte de los niños como lo hiciera el anterior Director Nacional, que dijo que era mentira, ojala, se lo rogamos a Dios, se convierta en la Hada Madrina de La Guajira que tanto necesitamos y le de la mano al joven Gobernador José María Ballesteros Valdivieso que le ha puesto ganas, compromiso y coraje pero que está amarrado, maniatado, sin recursos para actuar.
Igualmente rogamos a Dios para que Juan Manual Santos, Presidente de Colombia, porque La Guajira también es Colombia, se conduela más de esta región y ayude a cerrar las gigantescas brechas sociales existentes, porque los derechos de los niños prevalecen sobre el derecho de los demás.
@mauricioadmpub