Creo que vivir en Colombia y decir que no hay riqueza es mentir, porque nuestra soberanía en recursos es basta, pero sus derechos se ceden a pocos. Esto lo tenemos que entender a través de las ventajas comparativas y las ventajas competitivas.
La principal fuente de funcionamiento del país está en las ventajas comparativas, dadas por una malentendida autosuficiencia energética explotada por la actividad minera.
Esta actividad recauda un ingreso desagregado en regalías, impuestos, divisas (más del 50% de las exportaciones), inversión extranjera, (como la venta de Acerías Paz del Río, donde no se vendió la actividad del acero, sino los recursos mineros, sueldos y utilidades indirectas al comercio.
Sin minería dejaríamos de percibir ese ingreso y tendríamos que asignar capital para importar combustibles (mas no otros minerales,porque no hay productividad) y seguramente aumentarían las tarifas de la energía y del combustible encareciendo todo. Entonces notamos que esto ya está pasando, lo que significa que se está agotando nuestra soberanía energética definida en los recursos no renovables, por ende tenemos un problema progresivo con impacto en las próximas generaciones, es decir, nuestros hijos.
Respecto al provecho del ingreso percibido por la minería hay muchos ejemplos polémicos como Reficar, Isagen, Electricaribe, en mi tierra boyacense la venta de la EBSA, entre otros, donde estos se gastaron en el funcionamiento de la corrupción politiquera, evidenciada por el colapso de la salud, la educación, las pensiones, la infraestructura, el transporte, el agro y en sí el empleo y las oportunidades para la mayoría de la población.
Es decir, que no se aprovechó en generar la transición de la dependencia en las ventajas comparativas (que explota la actividad minera), hacia las ventajas competitivas (valor agregado), sino en mantener un establecimiento viciado y sin visión, con derechos de asignación y control, alentado por la falta de cultura que persiste en la mente de muchos colombianos de bien, no dando mayor resultado que clases acomodadas poco productivas.
Hoy dicen que Colombia no puede ser ajena a la nueva realidad del mercado mundial del petróleo (no la de pasar a energías renovables), que no podemos seguir con esta riqueza enterrada en el subsuelo (Yacimientos No Convencionales - YNC), que solo se puede extraer por medio de una técnica experimental que entre otras cosas tiene un gasto desmesurado de agua y que llaman fracturación hidráulica (fracking), que yo llamaría fracturación ecológica.
Si en realidad se liderara esta discusión con argumentos técnicos y rigor científico, ¿podrían demostrar que no hay fines corruptos, que no se ponen en riesgo las fuentes hídricas, el medioambiente y las comunidades circundantes, es decir, nuestra riqueza renovable? Sea como sea excluyen nuestra decisión imponiendo esta práctica a través de un plan de desarrollo de pupitrazo, donde niegan los casos graves a nivel mundial y no garantizan la vida de los líderes sociales que defienden los territorios.
¿Acaso pretenden dejarnos sequía, daño ambiental y miseria, mientras acaparan más el ingreso minero? ¿Más pobreza? Esto ocurrirá solo si dejamos que nos sigan mintiendo.