Los venezolanos en Colombia, que ascienden a 1.8 millones, se han convertido en un dolor de cabeza para el presidente de Iván Duque, ya que además de no tener la capacidad de atender a los nacionales contagiados con el coronavirus, menos para brindar cobertura sanitaria a esta enorme población flotante que se concentra en las principales ciudades.
En su momento y con el propósito de golpear la imagen y procurar la desestabilización del presidente Nicolás Maduro, alentó el éxodo de quienes salían del vecino país y les presentó el territorio colombiano como el paraíso en el que encontrarían albergue, alimentación y salud.
Pero, de un tiempo acá, todo cambió. La pandemia aceleró el proceso y ahora la enorme ola de personas provenientes de Venezuela ha optado por volver a su país.
“Acá nos estamos muriendo de hambre. Dormimos en las calles. No encontramos ayuda de nadie”, dijo Rosario Yineth Linares en la entrevista que le hizo un noticiero de televisión cuando la halló de camino a Cúcuta, ciudad fronteriza. El desespero es tal que conciben la posibilidad de atravesar las trocas en caso de no poder hacerlo por la vía natural, el puente internacional Simón Bolívar.
La situación es grave. No es extraño encontrar familias enteras en los parques, en los andenes o en la salida de los supermercados. Y más grave aún, que como consecuencia del desempleo que azota a los colombianos por cuenta de la enfermedad, infinidad de ciudadanos se ocupan solo de atender su propia encrucijada: no hay plata para comprar y si se compra, es muy poco, apenas para sobrevivir y no para regalar.
De Ecuador hacia Colombia
El panorama se torna más complejo por el número de venezolanos que, ante la crisis de salud en Ecuador, decidieron salir de allí y hacer tránsito por Colombia. Las principales ciudades en las que se asientan son Pasto, Popayán y Cali.
En algunos casos, están enfermos con el coronavirus, pero no son atendidos. Esta situación ha llevado a que las autoridades del suroccidente colombiano, pongan el grito en el cielo. Sin pretenderlo, las concentraciones de migrantes se pueden convertir en foco de contagio sin que ninguna entidad médica les brinde cobertura.
¿Dónde quedó la tierra prometida?
Por supuesto, nadie se esperaba esta pandemia ni tampoco, el crecimiento exponencial de las últimas semanas. Pero este tipo de situaciones fortuitas son las que debió prever el presidente Iván Duque cuando salía a los medios, con la anuencia de Donald Trump, a desafiar a Maduro y a invitar a sus compatriotas a que vinieran a la “tierra prometida”.
Frente a la situación, el alcalde de Cali, Jorge Iván Ospina, propuso un puente aéreo humanitario para llevar venezolanos en la ruta Cali-Caracas y pidió a sus homólogos que hagan lo mismo.
Por su parte, la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, expresó su preocupación porque ha hecho lo que está a su alcance, pero dice, no pueden asumir los costos de los hermanos del vecino país que son lanzados a la calle porque no tienen para pagar los inquilinatos donde se hacinan.
El que se está viviendo es un ajedrez en el que cada jugada cuenta, lo grave es que estamos hablando de vidas humanas en peligro, de personas que hoy se encuentran en indefensión y vulnerabilidad. Y, por supuesto, el presidente Duque que otrora se daba ínfulas por sus buenas relaciones con Trump para atacar a Maduro, es quien tiene la palabra…