Examinando la historia económica durante el último medio siglo a la luz de las teorías del Materialismo Histórico y la Economía Política, se aprecia fenómenos que generan interrogantes y dudas, sobre la interpretación de la realidad económica del mundo occidental, que en este período ha sido regido por la globalización. No se avizora que los conceptos utilizados en el Siglo XIX para abordar el análisis, se apliquen al pie de la letra; pues se ven hechos alejados del rigor, en el análisis económico realizado con dichos instrumentos conceptuales, de modo que surgen dudas sobre el Modo de Producción Capitalista, descrito y criticado en ese siglo, hace como doscientos años, época que se le llamó el “siglo de las luces”.
En cuanto a las fuerzas productivas, los clásicos y particularmente Marx, no contemplaron la aparición de la microelectrónica y los efectos que esto produciría en la economía. Se ha observado, sí, la afirmación de la Economía Política, de que las fuerzas productivas son el elemento más dinámico del avance social y que el desarrollo de ellas ocasiona cambios en toda la base económica, lo mismo que en las instancias política e ideológica; pero, el sentido de los avances no fue previsto hace dos siglos, como ha ocurrido ahora, que los cambios ocasionados en las relaciones sociales de producción, han sido tan considerables, que modificaron la contradicción dialéctica de la que habla el Materialismo Histórico. En esa época se dijo que la contradicción se refería a que el carácter de la producción era cada vez más amplio, mientras que la apropiación del producto era cada vez más reducida. Ahora la contradicción es diferente, porque las relaciones de producción ya no son las mismas, cuando, en esa época, el capitalista, quien hacía la inversión directa de riesgo, compraba directamente fuerza de trabajo y se apropiaba de la plusvalía que generaba el proceso productivo, al realizarse el producto en el consumo final, facilitando así la acumulación en manos del propietario de los medios de producción.
Ahora eso no ocurre al pie de la letra con el surgimiento del capitalismo rentista, que se concentró en la economía monetaria y no productiva, con fuerte intervención de los fondos de inversión encabezados por Black Rock, donde se concentra el gran volumen de la acumulación. El nicho de la riqueza hoy, no son los empresarios inversionistas en capital de riesgo, sino los capitalistas especuladores del dinero que se alimentan con la renta monetaria. No son empresarios que se apropian de la plusvalía, sino parásitos sociales que se nutren de los intereses monetarios sin contrapartida de valor en el sector real.
El cambio en el Modo de Producción, que se deduce con el análisis de la Teoría del Valor o Economía Clásica, también ha sido evidenciado por analistas utilizando la Teoría Neoclásica o Teoría Marginalista, como se puede ver en las obras de Jeremy Rifkin, quien también se refiere al fin del capitalismo porque, por culpa del Internet de las Cosas, se está acabando el Costo Marginal, elemento conceptual sobre el que descansa el análisis de la teoría de los precios. Por supuesto, ese es un análisis en países desarrollados y con un método de dudoso carácter científico a la luz de la epistemología de la modernidad, que no contempla la ley natural ni la realidad del subdesarrollo. Pero ese es otro tema.
En el Materialismo Histórico y el análisis con la Teoría del Valor en el marco de la Economía Clásica y la Economía Política, la misma realidad se aprecia pero desde otro ángulo, que es el cumplimiento de las condiciones del Modo de Producción Capitalista, las cuales ya no se están presentando, lo que permite decir que el capitalismo original que inició con la invención de la máquina de vapor, se consolidó en el siglo XIX y se fortaleció con la Revolución Francesa, ese sistema ya no está operando tal como lo describe el Materialismo Histórico. El Neoliberalismo con su esencia rentista y la economía monetaria, la presencia de la robótica, el internet, las redes sociales y la inteligencia artificial, han creado otro Modo de Producción, con otro sistema económico, cuyo mecanismo de funcionamiento también es el mercado, pero sin la presencia del concepto clásico de la mercancía, ni con el concepto de Estado que los marxistas catalogaban como un instrumento de dominación de la burguesía para mantener las relaciones de producción. Ahora, el Estado es un simple esclavo de los especuladores internacionales del dinero, que les llaman inversores, quienes limitan el papel del organismo a ser un deudor permanente, para sostener el capitalismo rentista.
Según la Teoría Neoclásica con su análisis marginalista, el capitalismo se acabará en el futuro cuando se llegue al costo marginal igual a cero y surgirá otro sistema que denomina “Procomún Colaborativo”; pero según las reglas del Materialismo Histórico, el capitalismo clásico ya se acabó, porque el Neoliberalismo contienen características diferentes a las del capitalismo original, por lo cual los análisis y las propuestas de políticas económicas ya no puede sustentarse con la narrativa del Siglo XX, y parece más adecuado, afirmar que se acabó el capitalismo.