Como pasajera del vuelo 9R8750 de la compañía SATENA trayecto Quibdó – Nuquí he presenciado varias injerencias que me gustaría denunciar. La primera y menos importante ha sido la desinformación a la que someten a sus pasajeros en el caso de un retraso o una cancelación. Reiteradas veces he tenido que acudir a mostradores para ser informada de la incidencia concreta que hacía retardar el vuelo hora tras horas hasta que ya en extremo han reconocido una cancelación.
La segunda y más grave ha sido la flagrante línea que marca la compañía entre los usuarios provenientes de la capital o con una misma blanca y europea y las ciudadanas de la región, mujeres y negras. A la misma pregunta: ¿Dónde me alojo si soy de fuera?, que ni siquiera debería hacerse porque el trato debería ser igualitario, a mí se me ha respondido bajo manga para ser apuntada a una lista que me garantizaba taxi y hotel mientras que a un grupo de mujeres de la región se les preguntaba: ¿Y usted a qué vino aquí? y ¿tiene dónde alojarse? No entiendo el doble rasero. Al interpelar a la funcionaria ella balbuceaba algo así como que cuando son retrasos por cuestiones de causa mayor a los que son de la región no los cubren con las mismas garantías que a los de fuera.
Vine al Chocó para grabar un documental, porque su gente me parece valiosa, porque en medio de tantos abusos han sabido mantenerse fuertes. Por lo general son los de otros lados los que han venido a maltratarlos. Pero este caso es más triste, porque son locales discriminando a locales: ¿En qué cabeza cabe que los de Bogotá y una, que es europea, merecen cuarto, y el resto que se apañen?
Satena, conecta Colombia no debería ser ni de cerca el eslogan de la compañía que encima es pública. PÚBLICA, quiere decir que es de esas mujeres negras. Pero es una vergüenza que la representante de la compañía en el aeropuerto El Caraño de Quibdó sienta que vale la pena gastarse ese dinero solo en los prestigiosos blancos. Siento una impotencia inmensa, no sé ante qué entidades acudir para denunciar, pues el Chocó es demasiado hermoso para ver que Satena maltrate a sus habitantes.