En 2009 recorrer los 160 kilómetros que hay entre Villavicencio y Puerto Gaitán tomaba seis horas por una carretera medianamente pavimentada. Ese mismo recorrido ha cambiado radicalmente: se puede hacer en la mitad del tiempo entre acacias y un paisaje en el que predominan a lo lejos los grandes árboles de caucho sembrados con vocación comercial y que forman una barrera detrás de los amplios sembrados de soya, maíz, sorgo y arroz.
Y la transformación del paisaje tiene un responsable: Luis Carlos Sarmiento Angulo, que tiene tres grandes proyectos en el Meta. Dos de ellos a través de Corficolombiana. Aunque esta empresa cotiza en la bolsa colombiana, hace parte del Grupo Aval del que Sarmiento es su mayor accionista.
El primero y más extenso de los proyectos está a nombre de Organización Pajonales de propiedad en un 90% de Corficolombiana y de la cual Francisco Bejarano es su presidente. Sus 22.000 hectáreas, un área que equivale a dos veces el tamaño de Barranquilla, aparecen mencionadas en informes del excontralor Edgardo Maya en los que señalaba una presunta violación a los topes de la ley por acumulación de predios de origen baldío.
En 2017, una de las fincas vecinas se puso en venta fijando su precio en $10 millones la hectárea, lo que le daría al predio de la Organización Pajonales un valor astronómico. Tienen la tierra sembrada en cultivos de ciclos cortos, como maíz y soya. Esta misma empresa tiene en el Tolima otra gran extensión de tierra en ganadería y arroz, y además cuentan entre su portafolio de negocios la venta de semillas de arroz certificadas e insumos biológicos.
La segunda gran empresa, también de propiedad de Corficolombiana, es Mavalle. Esta tiene 4.600 hectáreas sembradas en caucho cuyo propósito no solo es obtener el derivado industrial del látex, sino lograr compensación en bonos de carbono que emiten las Naciones Unidas en el marco de un proyecto impulsado en el 2005 por el gobierno de Álvaro Uribe llamado “El Renacimiento de la Alta Orinoquía”.
Para el capítulo de la producción de látex, Mavalle realizó un acuerdo comercial con la francesa productora de llantas, Michelin, para asegurar su venta inicial.
Este proyecto, como la mayoría de la agroindustria en el Llano, ha recibido todo el apoyo estatal. En 2009 el senador Jorge Enrique Robledo denunció que de los $17,000 millones de créditos subsidiados por el gobierno para el Meta, los proyectos de Sarmiento se quedaron con $6,000 millones. En 2012, Corficolombiana y Mavalle recibieron de parte del Departamento de Prosperidad Social $215 millones para la construcción de una escuela para los niños de Remolinos, donde queda ubicada gran parte del predio.
El tercer predio es Unipalma S.A, de 4,500 hectáreas y localizado en el municipio de Cumaral. Es de propiedad en un 54% de Corficolombiana en sociedad con la multinacional anglo-holandesa Unilever. Está sembrada en su totalidad en palma de aceite. Fue la primera inversión de Luis Carlos Sarmiento desde comienzos de los años ochenta, en la que se aliaron los dos capitales: cada uno pagó $100 millones y tienen el 25% del proyecto de 3.816 hectáreas localizado en el municipio La Primavera.
Para completar la estrecha relación empresarial de Sarmiento Alguno con el Llano, fue también la empresa Concesionaria Vial Andina, filial de Corficolombia la encargada de construir la doble calzada que comunica Bogotá con Villavicencio, una megaobra que se extiende por 89,9 km.
Por otro lado, la concesionaria Covioriente, también propiedad de Corficolombiana, se encarga desde 2015 de la construcción de la carretera entre Villavicencio y Yopal por un valor cercano a los 3 billones de pesos. Después de casi tres años del inicio de la fase de construcción en noviembre de 2018, presenta un avance general del 37 por ciento: se han intervenido 206 kilómetros de la vía: 5 corresponden a la construcción de la variante de Cumaral, 48 a nuevas segundas calzadas y 153 al mejoramiento de la vía existente, de los cuales 60 ya cuentan con asfalto; además, se terminaron 607 obras de drenaje transversal y 527 se encuentran en ejecución.
Aunque se conoce especialmente por su poder financiero, el frente agroindustrial pesa de manera importante en el portafolio de Luis Carlos Sarmiento Angulo quien además ha tenido siempre la habilidad de aliarse con otras empresas, en este caso con aquellas que le garantizan la comercialización a gran escala de sus productos como la francesa Michelin para el latex y la inglesa-holandesa Unilever para la palma africana.
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