A las ocho de la mañana de este 28 de enero, el auditorio León de Greiff empezó a llenarse cuando 2.600 estudiantes se acercaron a ver la proyección del documental Magia Salvaje. Pero las cosas cambiaron rápidamente. Cuando esperaban que se apagaran las luces para iniciar el esperado film, entró al auditorio el Presidente Juan Manuel Santos, la Ministra de Educación Gina Parody, el jefe del equipo de negociador del gobierno en La Habana Humberto De la Calle acompañados por el rector Ignacio Mantilla. La intención del Presidente era darle la bienvenida a los primíparos y de paso entusiasmarlos con la paz.
La sorpresa le dio paso a la indignación que se transformó velozmente en un ensordecedor abucheo. La voz que más se hizo sentir fue la de Sara Abril, representante estudiantil ante el Consejo Superior.
A sus 24 años, esta no era su primera manifestación pública. Antes ya había aparecido en las movilizaciones por la defensa de la Universidad Pública; se había opuesto a gritos a la venta de la ETB y fue protagonista del paro nacional universitario del 2011 contra la reforma a la educación liderada por la Ministra María Fernanda Campo que terminó hundida. Su compromiso social que defiende con vehemencia se alimenta con lecturas literarias; se embebe con las novelas de Dostoievski y toda la literatura rusa, los reportajes de Germán Castro Caycedo y admira la postura política de José Saramago. La suya es la música clásica que identifica como “música académica” pero también disfruta grupos raizales como Chiquibtown o Skatalites.
Sara toca violín, habla inglés y alemán fluente y perteneció al equipo de fútbol de la facultad de ingeniería de la Nacional. Foto: Facebook Sara S Abril.
Fue influenciada desde que tiene uso de razón por sus padres quienes también son egresados de la Universidad Nacional y han sido militantes en la izquierda colombiana. Por ellos Sara Abril aprendió convicciones que repite como que “el Estado debería ser lo suficientemente fuerte y responsable para garantizar una salud y educación dignas e incluyentes”. No pide grandes cosas. Solo lo justo para todos.
A los 19 años, con el bagaje que había adquirido no sólo en las charlas familiares sino en el bachillerato que concluyó en el Instituto Merani – el cual recibe solo jóvenes con capacidades intelectuales superiores, donde se graduó con honores—y después de lograr el segundo mejor puntaje del país en las Pruebas Saber, Sara Abril descartó una beca en la Universidad de los Andes y decidió entrar la Nacional a estudiar Ingeniería y Biología, pero además militar en el Polo Joven.
Desde el partido pudo defender sus convicciones: abiertamente gay, es activista de la defensa de los derechos de la población LGBTI; es una radical opositora de la privatización de los bienes del Estado como la ETB o Isagén. Su capacidad académica la hizo merecedora de una beca en Alemania para desarrollar su tesis de Ingenieria en la que sacó 5.
Sara confirmó que su lugar favorito es la Universidad Nacional luego de estudiar en Alemania y conocer Europa. Foto: Facebook Sara S Abril
Sara aprovecha cada minuto para poder completar su segunda carrera, cumplir con sus tareas en el Polo de la mano del senador Jorge Enrique Robledo y responder a sus compañeros en la Universidad que le delegaron la responsabilidad de representarlos desde junio pasado ante el Consejo Superior Universitario. Un rol que ha cumplido con tanta convicción que se paró ante el Presidente a recordarle que estaba en la mejor universidad del país.
