Las cosas hay que decirlas claras, después de que la Sala Especial de Instrucción de la Corte Suprema de Justicia dictara orden de captura contra Seuxis Paucias Hernández Solarte, alias “Jesús Santrich”, este último es un fugitivo o un prófugo de la justicia, antes no, es decir, antes de ayer a las 5 de la tarde —que fue la hora en la que se dictó la orden de captura—, Santrich no tenía impedimento para su libre circulación por Colombia, no obstante sí es desconcertante que prácticamente saliera corriendo como si escapara de algo o de alguien.
Lo cierto es que Santrich desaprovechó una oportunidad de oro para aclararle, según él, todo a la justicia y así mismo demostrar la existencia de un supuesto montaje que habría llevado a cabo la Fiscalía General de la Nación y la DEA. No obstante, su no comparecencia a la indagatoria agendada con la suficiente antelación por parte de la Sala Especial de Instrucción de la Corte Suprema de Justicia le da la razón a quienes señalan que debieron retenerlo desde el principio ya que siempre hubo riesgo de que no compareciera a la diligencia.
Más allá de todo ello, también debe quedar claro que hasta que no se pruebe lo contrario, el ciudadano Seuxis Paucias Hernández Solarte es inocente, es decir, aunque a muchos no les guste, debemos esperar que la Corte Suprema de Justicia decida de fondo sobre este asunto, hasta tanto su presunción de inocencia permanece incólume.
Por otro lado, también es bueno señalar que esta persona, como ninguna otra de la que se tenga memoria, ha gozado de todas las garantías judiciales habidas y por haber, prueba de ello es que su cuestión fue analizada no por uno sino por tres distintos cuerpos colegiados (la JEP ordenó aplicar la garantía de no extradición, el Consejo de Estado le mantuvo su investidura como congresista y por último la Corte Suprema de Justicia ordenó su libertad).
Lo que hizo Santrich al no comparecer a la diligencia ante la Corte fue extremadamente grave, primero porque complicó su situación jurídica y segundo, le da “argumentos” a quienes resienten el acuerdo logrado entre el Estado colombiano y la extinta guerrilla de las Farc, además, de concentrar los temas del país en él, lo cual es equivocado, puesto que aunque intenten venderlo como tal, hoy por hoy, este no es el tema más importante, por ejemplo, es necesario que se preste mayor atención al resonado caso Odebrecht.