En la época de su abuelo Eduardo Santos, se denominaba “lentejismo”, el término ha trascendido generaciones y los intereses de los políticos han cambiado pero la práctica en general se mantiene, alcanzando un ejemplo casi ilustrativo en la figura del presidente actual Juan Manuel Santos.
El presidente Santos tiene una trayectoria discutible en cierta forma, ha trabajado para todo tipo de gobiernos y se ha encargado de aplicar aquella discutida afirmación que dice que “la política es dinámica” cuantas veces se le ha presentado la oportunidad. Tras cuatro años de discutidas decisiones se ha llegado a perder de vista la historia que precede al presidente que quiere mantenerse en el poder por otros cuatro años.
Dada su procedencia social al interior de la “aristocracia” bogotana, Juan Manuel Santos hizo sus primeros pinitos como parte del gobierno de Cesar Gaviria, en la destacada posición de Ministro de Comercio Exterior. El partido liberal de aquel momento estaba lleno de esperanza y se centraba en la idea de la guerra contra la droga mientras le pasaba a los colombianos una reforma como la Apertura Económica, que tomó al país fuera de base y quebró más de una mediana y pequeña empresa.
Después, en una administración con otro enfoque como la de Ernesto Samper, el presidente actual hizo una solicitud informal e irregular por una zona de distención para establecer diálogos y acuerdos de paz(http://www.semana.com/especiales/articulo/el-palomazo-de-santos/34898-3), su iniciativa era clara desde aquel entonces pero por conveniencia política y electoral se reservó para sí mismo esas intenciones hasta que alcanzó la presidencia.
Como consecuencia de la inconsecuencia de Santos, se le presentó la posibilidad de ocupar el Ministerio de Hacienda y Crédito Público durante el mandato presidencial del conservador Andrés Pastrana, hoy en un bando un poco apartado de la realidad del presidente.
Infiltración en el uribismo
Pero no suficiente con esto Santos llevaría a cabo lo que fuera la maniobra de “voltiarepismo” más conocida y discutida en la historia reciente de la política colombiana, el actual presidente se comprometió a defender y trabajar por los principios que llevaron a la presidencia a su antecesor, Álvaro Uribe.
La adhesión de Santos al trabajo político de Uribe fue extraña en un principio por su diferente proveniencia política, aunque los dos eran liberales, el primero se reconocía por sus infructuosos intentos de establecer diálogos de paz con las FARC sin licencia del gobierno de turno mientras que Uribe venía con un espíritu de justicia para las víctimas de la guerra, promoviendo la seguridad por encima de otros temas.
Para ganar la confianza de Uribe, el entonces ex Ministro Santos decidió como máxima expresión de fidelidad crear un partido político entorno a la figura de Uribe que en ese entonces llamó Partido De La U – sin ningún significado para la “U” diferente al apellido Uribe -. La idea era que a través de este partido se le pudiese dar la gobernabilidad que Uribe necesitaba a nivel del Congreso, pero la popularidad y el éxito del partido radicaba en el apoyo que le proporcionaba el entonces presidente Álvaro Uribe Vélez.
Durante los 8 años de gobierno del ex – Presidente, Juan Manuel Santos estuvo ocupando diferentes posiciones de poder hasta que llegó a la que lo convirtió en un candidato sólido, el Ministerio de Defensa, pero irónicamente el reconocimiento que ganó como imagen de la mano dura, puso a prueba su capacidad de comprometerse con una idea que como en casos anteriores era casi una causa perdida con él.
Durante el periodo en que respaldó al presidente Uribe, llovían manifestaciones a través de las redes sociales de solidaridad y respaldo al presidente por parte de su coequipero Juan Manuel Santos, situación que como han visto todos los colombianos, se ha revertido en los últimos años, llegando a crearse prácticamente una enemistad de la que los colombianos son testigos hoy en día y que hace parte de las novelas del actual proceso electoral.
El desenlace del plan
Juan Manuel Santos, fue reseñado por la revista Semana en 1998 por el desconocimiento público que había de su figura: “Escasamente un 40% de los colombianos lo reconocía y en los focus groups con frecuencia era confundido con su hermano Enrique o con su tío Hernando, el director del periódico”.
Pero siendo inteligente, estuvo al lado del ex – Presidente Uribe recibiendo la ola de popularidad que acompañó a la seguridad democrática y el empujoncito que recibió durante el periodo electoral, contando con las redes políticas de todo el uribismo. Hecho que le permitió crear la Mesa de Unidad Nacional, un proyecto que en un principio se proyectaba como la vía de gobernabilidad absoluta alcanzada por un mandatario aunque resultó siendo otra cosa.
Como consecuencia de estos hechos, Santos enfrenta los fantasmas de su pasado en estas elecciones, el respaldo uribista ya no está para sostenerlo cuando caiga y la falta de ideología entorno a la figura del Partido de la U podría llevarlo a un eventual colapso.