Hay una máxima de Antonio Caballero, buen novelista con su Sin remedio y quien lleva repitiendo (¿cómo todos?) sus columnas por años y siglos y quien alguna vez dijo que Colombia se caracteriza por tener cada vez un presidente peor.
Yen ello creo que no se equivoca.
Cada cual tendrá el santo de su devoción y con el mío guardo el nombre en mi cabeza para no recibir los típicos insultos del mundo cibernético actual en donde me gritarán que soy un godo de antaño, conservador de mierda, cuando no soy lo uno ni lo otro, pero para mí un presidente que enarboló la triste bandera azul rompió la regla caballerezca. Pero bueno, volvamos a blablablá Santos.
No recibió ningún país maravilloso yendo como flecha veloz hacia el desarrollo con equidad social en donde la educación es el pilar, menos aun un país en paz y ni mucho menos una Colombia limpia e impoluta en lo que respecta a su clase política.
Tras ocho años (período que se está convirtiendo en moda) de gobierno, a pesar de tener carreteras similares a las de Suiza y Alemania, según dice soberbiamente, en los tres acápites citados entrega al próximo presidente la cosa bastante peor, generando con este escrito una gran duda en lo que respecta al tema de la paz.
¿Desarrollo?
En lo que referente a la economía entrega un país estancado con la industria y el comercio sometidos a impuestos por arriba y por abajo, y no hay sector que pueda decir de esta me salvé, salvo los maravillosos negocios de la coca y la minería.
El de hoy es un país más pobre con aquel medio país desconocido por el Estado sumido en la pobreza radical.
¿La paz?
Es una verdad clarísima que Colombia hoy cuenta con tres, cinco, ocho mil (nadie sabe cuántas son…) armas encaletadas o entregadas de las Farc y hasta nuevo aviso ese repelente grupo guerrillero anda como buen cura, limpio ante todos pero cometiendo sus pecadillos por debajo de la sotana, o si no que alguien aclare qué carajos es el lío de Santrich y la coca que andaba exportando. Nadie lo aclara y nadie lo aclarará.
Soy (era) abogado y precisamente dejé el derecho por ser todo menos derecho y en donde lo único que inquieta es cuánta pasta me llevo con mi parte.
Pero blablablá Santos con el derecho hizo algo peor. No voté por el No o por el Sí en aquel referendo al no querer seguirle las riendas a esa derecha (extrema) regida por un siniestro personaje cargado de odios y quien en el tema de derechos humanos mejor ni hablar, así como tampoco en esa paz de mentiras que se nos vendía.
Pero otra cosa es respetar las decisiones de las mayorías y aquellas mayorías dijeron No y jamás vi con buenos ojos aquel inventado fast track cuyo único objetico era hacerle pistola a la opinión.
Y con lo último de Santrich ya es la tapa de la tapa
Y con lo último de Santrich ya es la tapa de la tapa. Una JEP que no ha comenzado a trabajar, enredada en sus leguleyadas para desvirtuar aquel principio que dice que todos deben ser juzgados conforme a la ley preexistente, decide hacerle conejo a la normativa penal y avala a aquel señor de responder por sus eventuales casos delictivos.
Y todo por un manchado nobel de paz.
¿Corrupción?
Blablablá Santos siquiera tiene la decencia (?) del señor Vargas Lleras que tiene la desvergüenza de decir a los medios que ya le dijo a sus amiguetes que basta ya de robadera, ya que imagino que con lo robado ya es suficiente.
No tengo idea ni me interesa saber si el señor Santos tiene casa en Ibiza y yate de ochenta y dos pies para turistear por Grecia, pero lo que si es una verdad del tamaño de una catedral es que durante estos muy tristes ocho años la corrupción en Colombia saltó hace tiempos la barra de las justas proporciones y ha sido un cero a la izquierda cada vez que suena un nuevo caso de corrupción de todos aquellos que circulan a su alrededor.
Es peor que el anterior, lo cual ya es mucho decir.
Y hablando de…
Y hablando de paz, ¿alguien conoce si ese cheque noruego se hizo efectivo y fue destinado como Santos tan bonitamente dijo?