Algunas personas mienten tanto que llegan a creerse sus propias mentiras. Ese es el caso del Presidente Santos y su Gobierno, o por lo menos, eso es lo que pretende, que los colombianos y la comunidad internacional demos por ciertas su red de mentiras.
Recientemente, el Embajador en Londres, Néstor Osorio, se fue lanza en ristre contra Álvaro Uribe por sus declaraciones en el marco del Concordia Summit en Grecia. El Embajador, palabras más, palabras menos, trató de 'apátrida' al expresidente por el simple hecho de denunciar con cifras y argumentos reales la situación de Colombia.
Y es que querer tapar el sol con un dedo es imposible ya que las cifras hablan por sí solas. En 2010, cuando Santos recibió la presidencia, los cultivos de coca se encontraban en 44 mil hectáreas. En 2016, esos mismos cultivos ilícitos pasaron a la astronómica cifra de 188 mil hectáreas, eso según los informes más conservadores. En Colombia literalmente estamos nadando en coca. Ahora, no solo cultivamos, sino que el país se vuelve consumidor. ¿Será que eso le interesa a Santos? No, a él solo le interesa su imagen de Premio Nobel.
Donald Trump, en la reciente visita de Santos a Washington, centró el tema en el gravísimo problema de la coca. ¿El exembajador Pinzón envío alguna nota de protesta por la mala publicidad de Colombia en el extranjero? No, ninguna, porque denunciar la verdad, no es pecado. Cosa muy distinta es que al impoluto presidente Santos no le guste y en ese caso no hay nada que hacer.
Por otro lado, el mal ejemplo con las Farc resultó en más violencia. No es cierto, como dice el Presidente Santos en sus alocuciones y en sus visitas al extranjero, que en el país en paz de su imaginación no muere ningún miembro de la fuerza pública. ¿Acaso la alianza ELN - Clan del Golfo no paga 2 millones por uniformado asesinado? ¿El plan pistola vive en nuestra imaginación? No, eso sí es real y hay que denunciarlo, así al señor presidente no le agrade.
Las Farc no cumplen con su promesa de desarme, y andan por el país amedrentando a todo el que se les atraviese. ¿Así no fue que ingresaron sin autorización al Congreso? o ¿el proselitismo armado en Conejo, Guajira y recientemente en zona veredal de Caño Indio, Norte de Santander es mentira? No, es real y si no se denuncia seguirá ocurriendo.
La inversión extranjera en el país cae de manera alarmante debido a los altos impuestos y a la inseguridad jurídica que traen consigo los Acuerdos de Paz. Esto deriva en desempleo y un freno al crecimiento económico del país. ¿Es mentira? No, no lo es y hay que denunciar que sucede gracias a las malas prácticas de este Gobierno.
Criticar desde su cómodo escritorio en Londres a quien denuncia las graves faltas al proceso de paz y a quien denuncia el deterioro del país es muy fácil. El Embajador debería darse una vuelta por el país, para que de primera mano, se entere de la realidad, de esa realidad que millones de colombianos vivimos a diario: paros por doquier, desempleo, crisis de la salud, caída de la inversión extranjera, impuestos elevados que nos ahogan, un abandono total por parte del Gobierno de todos los temas de país mientras se desvive por mantener 'cómodos' a los criminales.
Al señor Embajador hay que decirle que en vez de criticar a la oposición por denunciar en escenarios internacionales la situación del país, más bien critique a su jefe, el Presidente Santos, por vender a la comunidad internacional un país de las maravillas que en realidad no existe.
