En el año 1975, aproximadamente, se fundó un pueblo al sur del Caquetá por necesidad de tener un lugar adecuado en donde vivir.
Un grupo de familias desplazadas por el conflicto armado y político del país llegaron a un lugar del municipio de Valparaíso donde decidieron instalarse. Empezaron organizarse conjuntamente y después talaron un pedazo de selva donde lograron hacer una finca.
Tiempo después, comenzaron a llegar más personas y la comunidad al ver la necesidad de comprar alimentos e implementos para trabajar, ya que el pueblo más cercano estaba a un día de camino, llegó a la conclusión que debía fundar un pueblo. Comenzaron a buscar recursos para así facilitar la construcción del pueblo, fue entonces cuando un comandante del ELN decidió ayudarlos con un presupuesto: iniciaron construyendo una casa en un terreno donado por uno de los habitantes...
Oficialmente, el pueblo fue fundado el 15 de mayo de 1965. Con los años, este creció hasta tener unas 100 familias. Su economía, principalmente, se basaba en la agricultura, hasta que unos años después llegó la violencia, el apogeo de la coca y sus consecuencias.
Como aumentó el comercio, el pueblo poco a poco se pobló más y una de las consecuencias de esto fue que la paz y la tranquilidad dejaron de ser una virtud en el pueblo. Donde antes había armonía, dentro de los términos normales, ahora se miraba muerte y desolación. Santiago de la Selva, nombre que le dio el obispo Ángel Cuniberti que acababa de llegar de Santiago de Chile, inevitablemente cambió.
En el año 2000, el pueblo Santiago de la Selva ya se encontraba invadido por fuerzas armadas (paramilitares y guerrilleros), quienes provocaron y sembraron terror, dolor y angustia en los habitantes. Por esta razón, algunos de los habitantes empezaron a abandonar sus bienes huyendo de este peligro.
El 11 de agosto del 2002 se desató un horrible combate entre las fuerzas armadas ilegales, por lo que los habitantes se vieron en la obligación de desplazarse. Este enfrentamiento dejó muchos muertos y heridos. Cuando las balas al fin cesaron, los pocos campesinos que quedaron en la región fueron obligados a cargar los fallecidos y a los lastimados. Tuvieron que pasarlos al otro lado del río Caquetá.
Paradójicamente, tras esto, hubo un periodo de paz, debido a que los paramilitares se desmovilizaron. Sin embargo, las Farc seguía delinquiendo en el sector y la coca se estaba disminuyendo. Los pobladores decidieron motivar a la gente para seguir adelante en lugar de recordar el pasado y construir un futuro mejor para ellos y sus hijos.
Finalmente, el pueblo tuvo un cambio donde al fin logró que reinara la paz y la tranquilidad, aunque ya todo era distinto: había mucha desconfianza en el ambiente. Antes, la gente dejaba abierta la puerta de su casa abierta y se reunía para hablar afuera, ahora no lo hacen.
Sin embargo, ahora se abrió una puerta a el mundo para que las organizaciones apoyaran a los campesinos con proyectos para mejorar sus cultivos y viviendas. El Estado, históricamente ausente, poco a poca llegó para ver las necesidades del pueblo y sus alrededores, así sucesivamente fue prosperando.
Ahora la principal economía de este lugar se basa la ganadería, de esta forma el pueblo ha ido mejorando, pero sobre todo aprendiendo que el trabajo colectivo es mucho más eficiente que el individual.