En las primeras crónicas de conquistadores españoles fue bautizada como Jamaica de los Quilichaos, por los nativos que lo habitaban.
En lengua nasa traducida al castellano significa: “tierra de oro”.
Su nacimiento en el sitio actual, posiblemente a mediados del siglo XVII, como tolderío de comerciantes, dependió de su ubicación estratégica entre los 13 reales de minas —con sus respectivas capillas para adoctrinar los numerosos esclavos que las trabajaban—, instalados por familias españolas, principalmente los Arboleda, quienes desde la hacienda Japio, comprada a los jesuitas, controlaban y abastecían las explotaciones auríferas.
Cuando creció su población y el tolderío de comerciantes atraídos por el oro que en sus días de asueto traían los esclavos, libertos barequeadores, españoles, indígenas, mulatos y zambos, los vecinos de Caloto, molestos por la importancia que ganaba el nuevo poblado, entablaron un pleito para arrasarlo, que fue hasta los tribunales de Popayán, Quito y España; pero no tuvieron éxito; y el 16 de julio de 1755, el caserío con parroquia consagrada a San Antonio fue erigido en Villa, continuando extendiéndose hacia el norte del Valle geográfico del Cauca, en medio de los ríos Quilichao y Agua tibia, hasta que después de la Independencia, como homenaje al “Hombre de las leyes”, fue rebautizada como Santander de Quilichao.
Situada en medio del antiguo “camino real” que unía a Cali con Quito, a medida que en los albores del siglo XX llegó un ramal del ferrocarril y abrieron carreteables hacia poblaciones vecinas, y desde mediados de los 60 quedó en la ruta de la Panamericana, se consolidó su vocación de cruce de caminos entre los cuatro puntos cardinales y “puerto seco”, construido ladrillo a ladrillo y piso por piso por varias generaciones de sus habitantes.
A su dinámico y creciente mercado, acuden compradores de Timba, Suarez, Buenos Aires, Pescador, Mondomo, Jambaló, Calóto, Villarrica, Puerto Tejada, Guachené y numerosas veredas, que para adquirir diversos artículos, a precios favorables, ya no tienen que viajar a Cali.
En lo corrido del siglo XXI, ante el rápido desarrollo industrial del norte del Cauca, propiciado por la Ley Paez, gracias a contar con buenos servicios públicos y permanente servicio de agua potable de buena calidad y administración municipal organizada, en medio de algunas falencias, se fortaleció como principal centro regional de servicios comerciales y gubernamentales, con subsedes de la gobernación del Cauca y la CRC. También como centro educativo, con sedes de las universidades públicas del Cauca, Valle, la UNAD; privadas como la Fundación Universitaria de Popayán y Unicomfacauca; mientras el Sena construyó una gran sede regional con programas orientados a satisfacer las necesidades de personal calificado para trabajar en las numerosas industrias que se instalaron en el norte del Cauca. En salud está en construcción el hospital de tercer nivel; mientras numerosos bancos tienen sucursales y agencias e industrias como Colombina, con su fábrica de galletas y reciente parque de energía solar, emplea a más de 1000 personas y a diario viajan numerosos obreros y empleados a fábricas instaladas en Guachené, Villarrica, Caloto, Miranda y Puerto Tejada.
El crecimiento acelerado ha derivado en anárquico desarrollo urbanístico, especialmente en alrededores del centro, e incremento de la población (más de 100.000 habitantes) y el de la delincuencia común y violencia, mientras hacía las veredas cercanas hay profusión de condominios y adquisición de pequeñas fincas para construcción de casas de recreo, especialmente alrededor de San Pedro, Dominguillo, Quinamayó y otras veredas ubicadas entre las carreteras en pavimentación: Mondomo-San Pedro y San Pedro-La Palomera.
En la actualidad, gracias a la conjunción de capitales forjados por generaciones de sus emprendedores comerciantes, los invertidos en las grandes empresas que llegaron a la región atraídos por los beneficios tributarios de la ley Paez, más los provenientes del narcotráfico y la minería ilegal, registra gran actividad comercial y de servicios que se palpa en la conversión de antiguas casas en grandes locales comerciales y oficinas y en la congestión de vías con gran cantidad de vehículos y motocicletas, en medio de la aglomeración de gente.
En la cordillera central existe el resguardo Munchique-Los Tigres, de comunidad nasa que en medio de la violencia enfocada contra los dirigentes comunitarios, desarrolla sus proyectos productivos, protege las fuentes de agua de ríos como el Quilichao y Chiquito, que nacen en la cordillera; desde sus centros educativos y de salud, implementan programas acordes a su cultura ancestral, saberes tradicionales y necesidades cotidianas; mientras las comunidades afrodescendientes del municipio fortalecen sus consejos comunitarios.
Para fortalecer ingresos propios del municipio, en 2020 mermados del 100% presupuestado al 75% recaudado, debido a la emergencia del COVID-19 que afectó a comerciantes y ciudadanos, para el 2021, con el apoyo de Usaid, en el municipio esperan implementar la actualización del Plan de Ordenamiento Territorial, del catastro, para incluir nuevos predios construidos y urbanizados, que por no estar legalizados no tributan y además no califican para recibir subsidios del Estado y créditos para mejorar sus viviendas.
También implementarán el catastro multipropósito, que fue incluido en el acuerdo de paz con las Farc, para los municipios como Santander de Quilichao, habilitados para Planes de Enfoque Territorial (PDET), con aportes nacionales e internacionales extraordinarios que potencien el desarrollo integral, mejoren la administración y el recaudo de impuestos, y financiando proyectos de infraestructura y productivos que mejoren las condiciones de vida de las poblaciones afectadas por el conflicto, especialmente el 52% de la población rural del municipio que será beneficiaria de proyectos de seguridad alimentaria mediante el fomento de cultivos de productos y frutas de consumo diario. En los sectores urbano y rural legalizarán un total de 42.000 predios rurales.
2.700 comerciantes y empresarios inscritos en la Cámara de Comercio gestionan con Bancoldex créditos de emergencia para enfrentar la disminución de ingresos por la pandemia.
Para el 2021 el presupuesto es de $115.000 millones, con $1000 millones menos de recursos propios, $7000 millones por regalías y $40.000 millones para invertir en proyectos. Para salud y vías destinaron $4.500 millones.
La descongestión del centro depende del inicio de la construcción de la nueva galería y el terminal de transportes, en lotes ya adquiridos al noroeste de la ciudad, a pocas manzanas del nuevo hospital y de la actual sede compartida por las universidades del Valle y Cauca.
La alcaldesa Lucy Guzmán aspira a por lo menos poner la primera piedra de las urgentes obras, después de su diseño arquitectónico, estructural, administrativo y financiero.
Su atractivo turístico ha permanecido oculto para los viajeros que pasan de largo por la Panamericana. Se destaca el frondoso paisaje con predominio de grandes samanes y ceibas alrededor de sus ríos, y en los miradores cercanos que brindan una vista privilegiada del Valle del Cauca abriéndose hacía el norte, enmarcado entre las cordilleras central y occidental, mientras en algunas veredas hay petroglifos elaborados por antiguos indígenas. En años recientes han abierto varios restaurantes con variada oferta gastronómica y hoteles con habitaciones y servicios de buena calidad y desde las sedes de las universidades se promueven diferentes conferencias, seminarios, la Feria del libro y fomentan expresiones culturales de diferentes grupos sociales como las comunidades afros, que han tenido gran desarrollo evidenciado en los premios obtenidos por varios de sus artistas en el Petronio Álvarez y otros festivales.
Por fin, en un gran espacio de 16.000 metros cuadrados de los 25.000 que tiene la plaza de ferias, será construida la Casa de la Cultura, con biblioteca, auditorio, conservatorio de música, sala de cine y salones para talleres de artes plásticas, teatro, etc.
