Tras la incursión de los ingenieros civiles en la política de Colombia con buenos resultados —caso Alex Char en Barranquilla, Rodolfo Hernández en Bucaramanga y Federico Gutiérrez en Medellín—, en Santa Marta otro ingeniero civil ha puesto sus servicios para gobernarla con los mismos principios de abanderar proyectos que no solo cambiarían el panorama de retraso de la ciudad sino que la traerían al presente con obras que a simple vista parecerían futuristas e irrealizables, pero no es así, puesto que en otras ciudades que no son tan turísticas como Santa Marta ya se han ejecutado con muy buenos dividendos económicos.
En efecto, "los cargos de elección popular en Colombia han sido generalmente manejados por abogados, ejemplo de ello es el actual presidente del país, así como buena parte de los ministros que se encuentran en su gabinete de gobierno, es decir, la carrera en leyes prima como profesión en los congresistas y en los mandatarios regionales como gobernadores y alcaldes". Y sin embargo, no es coincidencia ni en balde que los tres mejores alcaldes del país no son abogados sino ingenieros civiles.
Los ingenieros civiles tienen la ventaja sobre los de otras profesiones porque visionan más los proyectos de obras por su profesión y porque para eso fueron preparados. Y una ciudad que aún no despega o no se pone al día con la modernidad, pues mientras en la mayoría del país ya se han adelantado con teleféricos, transmetros y muchos otros recursos de movilidad importantes para una ciudad moderna, Santa Marta pareciera ir en un sentido contrario, por cuanto su transporte continúa siendo el que vino después del antiguo, es decir, el que suplantó a los animales, como fueron los carros y motos.
En ese sentido, la ciudad se ha estancado y es por eso que Humberto Díaz, el único ingeniero civil de los cuatro candidatos a la Alcaldía de Santa Marta, la tiene bien clara si llega a salir elegido como alcalde: construir teleféricos y metrocables como otros medios de transportes alternativos de los buses, taxis y mototaxis. Aunque para algunos samarios esos proyectos realizables les suena lo contrario, lo cierto es que resultan más atractivos para una ciudad que es turística por excelencia y además, porque son más baratos de hacer.
No obstante, hay quienes creen que es una quimera y no se han aguantado en despotricar o criticar que se trata de una promesa más para cautivar votos, pero están equivocados o no quieren salir de la burbuja retrógrada en que los han dejado los gobernantes pasados.
Sin duda, Santa Marta debe tener también la oportunidad de ser gobernada por un ingeniero civil, los cuales son los que están ahora de moda con óptimos resultados, para una muestra están las muy buenas y bien calificadas alcaldías de Medellín, Barranquilla y Bucaramanga.