Este comienzo de temporada ha sido el más difícil para Santa Fe en mucho tiempo. Durante estos nueve años, desde que se ganó la Copa Colombia en 2009, el equipo no vivía un momento de incertidumbre como este. No es porque el equipo se esté desmoronando o porque no haya un técnico al frente. A mi parecer, como fanático, la derrota en la final ante el rival de patio, Millonarios, nos dejó tocados a los hinchas que esperábamos una reacción pronta por parte de la dirigencia para reforzar e ir por un título que sanara en algo esa fractura ‘emocional’ que significó perder el campeonato en dos clásicos.
La primera movida de la dirigencia de Santa Fe, encabezada por César Pastrana, fue lanzar el plan de abonos para el 2018. Los precios fueron más bajos que los presentados en el segundo semestre de 2017, tanto para los nuevos abonados como para los antiguos (algunos ejemplos: oriental general pasó de $225.000 a $193.000, occidental preferencial platea pasó de $682.000 a $589.000), entendiendo que el fin de la campaña no era el esperado, tal como lo demostró en la última rueda de prensa del año anterior el técnico Gregorio Pérez: “No me encuentro en condiciones (de responder). Asumo la responsabilidad que me corresponde: esto es responsabilidad mía. No quiero que se moleste nadie, seguramente hay mil preguntas, pero hoy solo quiero desearles felices fiestas y que tengan muchas bendiciones”.
A diferencia de otras temporadas, no hubo ninguna contratación que se hiciera al mismo tiempo que se cerraba el torneo, como cuando se trajo al argentino Jonathan Gómez. El 28 de diciembre se confirmó que Rubén Bentancourt, delantero uruguayo, llegaría al León, el primero de los dos refuerzos confirmados (el otro es Brayan Fernández, del Cortuluá) que tiene el equipo para afrontar Libertadores, Copa y Liga. Luego, vinieron la seguidilla de fracasos: Julián Benítez, un paraguayo que nunca quiso concretar nada; ‘Manga’ Escobar, quien fue hasta las oficinas para firmar, para luego salir corriendo a Estudiantes de la Plata y después llamar para pedir ‘cacao’ (a lo que la Santa Fe se negó, afortunadamente); otro jugador argentino que pertenecía a San Lorenzo tampoco pudo ser; y la más reciente fue la pérdida de Jhon Mosquera que terminó en Cali, aunque todo indicaba que venía a Bogotá.
A esto, se le suma que el ídolo del club, Omar Pérez se fue, no de la mejor manera, y recaló en Patriotas. Esta situación tuvo en vilo varios días a los fanáticos que no sabíamos qué ocurría realmente, porque el equipo no informaba nada, todo llegaba por la prensa y en versiones diferentes. Que fue el presidente quien dijo no más, que fue Omar, que fue el técnico quien quería afuera al ‘10’, en fin.
Gregorio Pérez, quien ha seguido trabajando de manera juiciosa con el club, ha dicho que aún requiere dos refuerzos para potenciar la nómina. Los partidos de pretemporada demostraron que se puede confiar en los titulares, pero no hay mucho más en la banca para resolver encuentros. Pérez le da su confianza a Armando Vargas, quien viene de no jugar en 10 meses, y cuyo nivel está lejos de ser aquel de la final ante Independiente Medellín en 2014. De hecho, por eso salió de Santa Fe, porque nunca logró ser de nuevo ese jugador desequilibrante.
Y en este momento en que no se notan esas ganas de la dirigencia de salir por todo, César Pastrana mantiene su bandera de que las grandes contrataciones no son lo que da resultados, algo que ha mencionado durante su gestión.
Valdría la pena recordarle a Pastrana que el jugador con más títulos en Santa Fe, Omar Pérez (con 9), fue una contratación estrella en su momento. Lo mismo puede decirse de Yulián Anchico (con 8 títulos con el León), quien venía de ser referente del Tolima. Muchos otros han venido pero se han ido al poco tiempo: Jonathan Gómez, Jefferson Cuero o Wilder Medina. Como honrosa excepción podemos hablar de Wilson Morelo, quien venía de México y no era un delantero desconocido, ha sido el atacante más consistente de Santa Fe en mucho tiempo, nunca se vio como una contratación menor.
Yo le diría a Pastrana que una salida como la de Omar y una situación así, ameritan una reacción fuerte: si hay un momento para fichar fuerte, es este, cuando ya no es solo Nacional el único equipo que está reforzándose con peso. Pero según el periodista Iván Caballero (quién trabaja en los programa radial del equipo que surgió de la fusión de dos espacios, 100% Cardenal y la Estación del Expreso, y que se transmite en Radiored de la cadena RCN), la situación económica del equipo no es la mejor, algo que no se entiende desde ninguna perspectiva y que él no fue capaz de explicar cuando se lo pregunté.
Si en el mejor momento económico fueron pocos los refuerzos de renombre, pues imagínense ahora. En Santa Fe la situación económica no es la mejor, no es ningún secreto.
— Ivan Caballero (@iccaballero) December 29, 2017
Si no es ningún secreto, ¿por qué no nos cuenta las razones?
— Juan Andrés (@juandepapel) December 29, 2017
Mi mayor preocupación es que se cierre un ciclo ganador del que César Pastrana ha sido gran artífice. Sería triste que culminara de esta manera, con esa final perdida. Podría pensarse que soy fatalista, pero luego de que el equipo duró 37 años sin ganar una estrella, confieso que mi mayor temor es pasar por vivir una época de sequía similar. Y eso no me alejaría del León, me hice fanático antes de cualquier título reciente, a los 11 años en el 2000; pero sin duda sería mejor seguir celebrando títulos con Santa Fe, ¿no?
Además, considero que un fichaje de peso no es algo disparatado. No pedimos a Eden Hazard o Neymar, sino a un jugador que sea referente de por aquí, que fortalezca una nómina ya hecha y que ilusione a una hinchada que presencia a la misma nómina, incluido a un defensor que se agacha cuando disparan a su arco (perdón el vainazo).