Cronos (Saturno) era el más joven de los Titanes, hijos de la Madre Tierra y Urano (la tierra y el cielo). Urano, odiaba a sus hijos y los escondió de la Madre Tierra, causándole gran dolor. Ésta en venganza, fabricó una hoz para Cronos y le convenció de que diese muerte a su padre. Cuando Cronos cumplió su propósito, se desposó con su hermana Rea, pero temeroso de que sus propios hijos se levantasen en su contra, se los tragaba en cuanto nacían: primero Hestia, luego a Deméter, Hera, Hades y Poseidón. Sin embargo, cuando Zeus, su sexto hijo, estaba por nacer, Rea lo alumbró en el silencio de la noche y lo confió a los cuidados de su madre, la Madre Tierra. En lugar de entregarle al bebé, le dio a Cronos una piedra para que se la comiera. Cuando Zeus creció, pidió ser el copero de Cronos… le preparó pues a su padre una poderosa sustancia que le hizo vomitar a la piedra y a sus otro cinco hijos mayores. Zeus, luego condujo a sus hermanos a la guerra contra los Titanes, a los que vencen y destierran al Tartro, en el mundo subterráneo. En adelante, Zeus reinaría como el jefe supremo de los dioses.
Si una especie quiere pervivir, debe cuidar la descendencia, hacerse cargo, tratar de que las condiciones que le rodean sean cada vez mejores y que sus nuevos cachorros, sean también los mejores para el mundo que les tocará enfrentar.
Pero la especie humana es más parecida a los titanes, dioses torpes y egoístas, que odiaban y devoraban a sus hijos. Francisco de Goya, en sus últimos años, hizo una serie que después se denominó “pinturas negras” no sólo por lo oscuras, sino porque dejan ver en su autor la idea general de la maldad del mundo, la crueldad ciega y la inútil esperanza. Una de ellas es la que muestra a Cronos, dios del tiempo, (o Saturno para los romanos), devorando a uno de sus hijos.
El asesinato de un hijo o hija se llama filicidio, lo que nos convierte en sociedades filicidas, en Estados filicidas, en un mundo filicida.
Hablo de hombres y mujeres que en el discurso moralista, adoramos y honramos la herencia de nuestros padres, aún de los más autoritarios y torturadores.
Hablo también de una sociedad que idealiza en el discurso la infancia, la narra endulzándola, la viste de tonos pastel y se rasga las vestiduras cuando suceden hechos atroces como los de esta semana, pero permanece indiferente el resto del tiempo, mientras devastamos su entorno y hacemos un aporte significativo a la herencia de Cronos:
- Mueren tres niñas y niños asesinados cada día en Colombia, según cifras del Canal de El Tiempo.
- Mueren aproximadamente 5.000 niños y niñas de hambre cada año.
- Participan como actores armados miles de menores de edad, en ejércitos, bandas, pandillas, combos, matando y muriendo por unos zapatos deportivos, por controlar una esquina, por comprar algo que demuestre estatus, o simplemente, por lograr que alguien los vea, que le importen a alguien.
- Millones de niños y niñas reciben casi todas las enseñanzas para la vida de pantallas de televisión, computadoras o consolas de video juegos. Miles de ellos y ellas ya no logran despegarse de esos mundos, que son los únicos en los que se sienten seguros, pues no están habilitados para cruzar conversaciones, expresar emociones, generar empatías o entender este otro mundo, “real”, que tampoco parece nada apetecible de entender o insertarse en él. Sus padres y madres han sido a su vez devorados por Cronos, viven para trabajar y comprar cosas, pierden sus mejores años y oportunidades tratando de generar consumos que a su vez los endeudan, por lo que tienen que trabajar más y perderse más tiempo de la vida suya y la de sus hijos.
- Otra cantidad de hijos e hijas reciben como herencias odios y venganzas. Sus mayores les han encomendado de manera explícita o tácita, el papel de vengadores de su estirpe, los ha insertado en el mundo de la vendetta, los ha hecho temer y odiar a otros y otras, sin conocer ni reconocer sus propias versiones y linajes.
- Otra herencia perversa que reciben cientos de menores, es el ejemplo de Manolito, el amigo de Mafalda, según el cual “para amasar una fortuna, hay que hacer harina a los demás”. Desde muy jóvenes parecen dispuestos a generar riquezas y estatus a cualquier precio, así que engañan, matonean, trafican influencias y lo que sea necesario para convertirse en exitosos. Y para colmo, se sienten superiores al resto.
No somos por desgracia un caso aislado. En el planeta entero millones de niños y niñas sufren estos y otros males, como matrimonios infantiles forzados, mutilaciones genitales, reclutamientos como guerreros y guerreras, servidumbres, tráficos de vidas y de órganos. Devorados por todas las culturas, por todos los Estados.
La respuesta a las dolorosas muertes de los hermanos Vanegas en el Caquetá, a los desmembramientos de Robinson Correa en la Vega Cundinamarca y de la otra menor desmembrada en Cali, es igual de miope: solo se nos ocurre la pena de muerte y la cadena perpetua a violadores y violentadores de menores. La perfecta estrategia del chivo expiatorio, con la cual podemos lavar la conciencia, repetir hasta creer que los malos están afuera, que los buenos somos más, que lo estamos haciendo bien. Nada de esto es cierto.
Este es el centro de la confrontación al sinsentido que nos ha hecho y repetido hasta el cansancio el amado Pepe Mujica:https://www.youtube.com/watch?v=8GnQLaEW-Ks Aún es posible recuperar el rumbo, inventar nuevos sentidos del mundo, vitalistas, conectados con las utopías de construir herencias diferentes a las de Cronos y Zeus, herencias que nos conecten a los otros y otras, a otras especies, al planeta y al universo desde la posibilidad de maravillarnos y agradecer, de participar y nutrir, de acunar y reencantar el mundo para las nuevas generaciones.
Dice el sabio Ernesto Sábato “.... de los obstáculos, nuevos caminos, porque a la vida le basta el espacio de una grieta para renacer”. Propongo que ayudemos a ampliar esta grieta. Empecemos por mirar a los ojos a nuestras hijas e hijos, abracémolos, conversemos, respiremos juntos y empecemos a hacer parte de una nueva senda, que por fortuna, también existe. Recompongamos el mundo para los cachorros y cachorras de esta especie.
Y mucho ojo cuando vayamos a tomar decisiones políticas, porque seguir eligiendo a los herederos de Cronos no nos va a permitir acercarnos a estas otras oportunidades de vida. Aunque tengamos pena de muerte o cadena perpetua.