Venezuela necesita un nuevo comienzo. Esas fueron las palabras que eligió el presidente Nicolás Maduro para iniciar su nuevo mandato al frente del gobierno venezolano. Su discurso, entrelazado con autocríticas, dejó entrever la posibilidad de un profundo cambio en el país latinoamericano. Lo que sin dudas, ha sorprendido a muchos de los que anticipaban que las elecciones serían más de lo mismo. No obstante, en apenas una semana, Maduro reconoció que su gobierno no ha hecho las cosas bien, liberó al ciudadano estadounidense Joshua Holt y hasta anunció una liberación masiva de presos políticos. Todas medidas que de a poco parecerían configurar un nuevo orden en Venezuela. Sin embargo, estos gestos del presidente no fueron suficientes para frenar la nueva ronda de sanciones por parte de Estados Unidos. Y tampoco por la Unión Europea, que se sumó a la corriente de sanciones contra el país latinoamericano.
Las sanciones estadounidenses contra el gobierno de Maduro eran de esperarse. Desde hace meses, Donald Trump amenazaba con endurecer las sanciones financieras contra Venezuela y tan solo un día después de las elecciones, su promesa se volvió realidad. Por el contrario, las medidas anunciadas por la Unión Europea resultaron más sorpresivas. A través de un comunicado, los ministros de Asuntos Exteriores de la UE anunciaron que actuarán rápidamente, imponiendo medidas restrictivas adicionales que no perjudiquen a la población venezolana. Aunque si hay algo que quedó claro en el último tiempo, es que las sanciones financieras tienen una incidencia directa en la profunda crisis económica que atraviesa Venezuela. Las mismas inciden directamente en la capacidad del país de reestructurar su deuda, generando desabastecimiento e impidiendo que la población acceda a alimentos y productos básicos, como así también a medicamentos. Por lo que el deseo de la UE de sancionar al país, dejando al margen a sus ciudadanos, es casi irreal.
La UE expresa que desea aliviar la situación de Venezuela. Algo que tampoco resulta evidente, ya que, al imponer sanciones aún más restrictivas, perjudica todo intento del gobierno de revertir la crisis. Por lo que las intenciones de la UE no resultan del todo claras. Es más, los argumentos que utiliza la entidad al anunciar las nuevas medidas, parecen estar desactualizados. En el comunicado, los ministros europeos expresan que las sanciones son en parte, producto de la encarcelación de presos políticos, lo que no va en sincronía con lo anunciado por Maduro. También manifiestan que las últimas elecciones no han sido ni creíbles ni transparentes. Lo que resulta irónico, ya que ellos mismos rechazaron el pedido del gobierno venezolano de enviar observadores a monitorear los comicios.
El pedido por parte de la Unión Europea, que se expresa en forma de duras sanciones, es concreto. No conforme con los resultados de los últimos comicios, la UE busca que se celebren nuevas elecciones en Venezuela. Las principales críticas con respecto a las últimas elecciones presidenciales, apuntan a la baja participación ciudadana en las mismas. Sin embargo, las cifras demuestran que la abstención en Venezuela fue 10% menor que por ejemplo, en la elección de Sebastián Piñera en Chile. Si bien varios países se alinearon para desconocer las elecciones, lo cierto es que la Unión Europea tuvo la posibilidad de intervenir antes de que Maduro fuera reelecto y decidió no hacerlo. En reiteradas oportunidades, el mandatario venezolano llamó a la UE a enviar una misión de observación a las elecciones del 20 de mayo. Un pedido que fue desestimado e ignorado por las autoridades europeas. La solicitud también fue extendida a Federica Mogherini, alta representante para la Política Exterior de la UE. Sin embargo, desde Bruselas decidieron hacer oídos sordos al pedido y en cambio, anunciar nuevas medidas una vez que las elecciones hubieran terminado.
Si bien las amenazas de Trump se hacían sentir desde hace tiempo, lo cierto es que las sanciones por parte de la UE toman por desprevenido a Maduro, quien lentamente intenta virar hacia un tono conciliador. De hecho, fue él quien pidió alcanzar una mayor capacidad de entendimiento y de diálogo entre Venezuela y la UE. Es por eso que resulta lamentable, que se hayan tomado medidas tan apresuradas, sin dejarle la posibilidad al gobierno de demostrar que sus intenciones y que los cambios que desea implementar son realmente verdaderos.
Las sanciones por parte de la UE parecen venir en la misma corriente que las de Estados Unidos. Como si desde Europa estuvieran obligados a seguir los pasos de Trump, para no quedarse afuera de esa línea que busca presionar y acorralar a Venezuela hasta quebrantar al gobierno. Si bien es cierto que Maduro no puede pretender pasar la página rápidamente y revertir de un día para el otro la profunda crisis que atraviesa el país, tampoco se puede esperar que el país salga adelante si la presión internacional continúa empujándolo hacia un precipicio. Las sanciones entorpecen todo tipo de intento de sacar a flote al país y el pueblo venezolano no se merece seguir sufriendo las consecuencias. Estas medidas actúan retrasando todo tipo de esfuerzos, demorando aún más los plazos y generando nuevos obstáculos que el gobierno debe sortear. Por más que se busque sancionar a Maduro, es la población la que sufre las consecuencias. Venezuela necesita salir adelante, no porque la UE lo diga, sino porque el pueblo venezolano lo necesita.