Después de unos, siempre desagradables exámenes en ayunas, salí buscando dónde comer algo. Caminé más o menos 5 cuadras y no veía nada que me llamara la atención. Entré a un lugar, pero estaban apenas montando las mesas así que seguí buscando y me encontré con un amigo que no veía hace meses… Él tampoco había desayunado y fue un momento perfecto para sentarnos a “echar chisme” y terminar el ayuno obligado.
Miré a la derecha en cualquier cuadra y me topé con un lugar del que había oído hace más o menos tres años, pero al que nunca había entrado. Le propuse entrar y él accedió. La verdad es que es apetecible desde la entrada, colores vivos, luz interior perfectamente ubicada, cocina semi-abierta, mercadito de productos sanos y orgánicos y un tablero de tiza con múltiples combinaciones de frutas y su respectivo nombre artístico, generalmente relacionado a lo que logra en el organismo.
Éramos los únicos en el restaurante que tiene unas 15 mesas cada una de 4 puestos. Yo escogí la mesa, quedaba en la mitad del sitio y tenía total visibilidad de la barra de jugos, la cocina y la entrada. Recibí la carta y sin pensarlo más de 2 minutos escogí lo que quería: huevos rancheros, pancakes, jugo de naranja y té. La mesera me advierte que los huevos son un poco picantes y que la masa de los pancakes tiene banano, me parece perfecto. Debo confesar que no miré los precios al pedir y pensé que iba a ser un típico desayuno estrato 6: delicioso pero tacaño.
Antes de que llegara el desayuno, llegó mi jugo de naranja, recién exprimido y me atrevería a decir que con una “caricia” de miel, seguramente para exaltar el sabor. Aclaro que mi pensamiento anterior, de que iba a quedar con hambre y a pagar una fortuna se desvaneció cuando a la mesa llegaron dos platos (los míos) con comida para tres. Unos huevos fritos bañados en salsa ranchera medianamente picante, sobre una cama de patatas campesinas y 3 pancakes esponjosos y apetitosos con rodajas de banano para decorar…y comer, por supuesto! El chef, entendió perfectamente mi petición de la cocción de la yema “dura pero anaranjada”, punto para él, al que veía picar con rapidez y mirar de vez en cuando mi mesa, la única ocupada a las 9.45am.
El chisme, el lugar, la comida y la compañía hicieron que mi prospecto de mañana aburrida y desparchada, se tornara en el motivo de mi crónica y el reencuentro con alguien que siempre tiene un tema inteligente que tocar, algo nuevo que contar y la disposición para oír cualquier historia que tenga guardada para él.
Pedí varias veces maple para mis pancakes, no por tacañería del sitio sino por exageración mía. Lástima el té. Siendo catadora innata de té y estando en este sitio espacialmente estético, esperaba un té…especial. La mesera me cuenta que generalmente tienen más variedad, pero justo hoy (como siempre se excusan), no había más. Sin embargo, mi desayuno estuvo delicioso. Tenía esos cuatro ingredientes que hacen que cualquier comida sea exquisita: dulce, salado, picante y salsudo, aunque esta última palabra no debe existir, saben a lo que me refiero.
Intercalé la comida de platos y a mi segundo pancake, lo pasé al plato de los huevos con salsa restante y esa mezcla de masa, banano, maple y salsa ranchera fueron el último bocado que hizo de “SANAQUESANA” el protagonista de este escrito.
Les aclaro que la cuenta me pareció razonable para lo que pedí, otro punto para este lugar al que debo bajarle el puntaje porque su baño es
extremadamente chiquito y resulta incómodo para nosotras las mujeres que llevamos mil prendas y una cartera como la de Mary Poppins. De resto, todo delicioso, muy bien atendidos y con una carta refrescante y SANAdora para una ciudad como Bogotá, donde la gente vive en constante estrés por el trancón, el pito, el bus atravesado y la mala atención de las medicinas pre-pagadas. Un lugar donde puede venir a cualquier hora del día a tomarse un jugo y sentirse reconfortado o a desayunar de la manera como yo lo hice, anhelando una siesta inmediata.
Venga y pásese por SANAQUESANA, probablemente tendrá suerte con el té y definitivamente lo tendrá con los huevos que escoja.
Sanaquesana
Calle 95 No. 11A-18 |