Se aproxima una nueva contienda electoral para escoger a los servidores públicos de elección popular. Sea esta la oportunidad para que muchos jóvenes, niños y ancianos que esperamos un municipio próspero, podamos verlo florecer de las cenizas cual ave “Fénix”. Es que San Onofre de Torobe no solo ha recibido el embate de la violencia, capítulo del cual queremos despertar y sobre todo que se deje de asociar este flagelo con esta comunidad, sino que lastimosamente ha sufrido una embestida por décadas de maquinarias políticas que lo han saqueado y que se perpetúan en el poder cual monarquía para seguir con sus entramados corruptos. Por este motivo, la población está sumida en la pobreza, lo que conlleva a un creciente subdesarrollo que nos hace catalogarnos como un pueblo del siglo XlX, sin infraestructura vial acorde a los nuevos tiempos, servicios públicos precarios, sin centros educativos universitarios... parecemos un pueblo suspendido en el tiempo.
De acuerdo con el Departamento Nacional de Estadística (Dane), somos un territorio con 50,647 habitantes (esperando los datos del censo 2018), de los cuales el 85% es afro. Según la normativa, deberíamos ser un municipio de segunda categoría (art. 6, Ley 1551/12), pero por la ineficiencia y falta de gestión de los mandatarios que han ocupado este cargo nos mantenemos año tras año en categoría 6 —o sea, categoría donde se ubican los municipios con una población de 10 mil habitantes y tienen pocos ingresos en sus rentas municipales—. Esto de se debe a que en materia económica y fiscal somos un desastre. Claro, la culpa debe recaer en los mandatarios y sus equipos económicos, que no han sido capaces de mejorar los rubros de ingresos corrientes de libre destinación, motivo principal por el cual seguimos en dicha categoría.
Además, somos una localidad con infinidad de problemas, entre los cuales sobresalen la corrupción, los líos en salud y educación, la inseguridad, el desempleo que ronda en 14,4% y el subempleo, en 55,3% (Dane). Y aunque San Onofre se caracteriza por ser una población rica en materia agrícola y ganadera, con la enorme negligencia de no apostar por esos sectores económicos de buena manera, creando políticas específicas, donde los agentes de la economía participen activamente, se ha provocado que el desempleo crezca. Esto empeora por las situaciones adversas que vivimos actualmente. Un ejemplo claro de ello es la masiva llegada de personas provenientes de Venezuela, quienes por no tener bienestar allá se han obligado a migrar. Este fenómeno obliga a tomar medidas que nos ayuden a brindarles nuevas oportunidades laborales.
Por eso, sanonofrinos, llegó la hora de elegir un nuevo liderazgo: uno que nos lleve hacia el camino de la prosperidad, nos permita dar ese salto de calidad, nos guíe hacia un futuro promisorio, nos permita salir de este estilo de monarquía que nos gobierna durante años y que se maneja como una mafia en la oscuridad. Es la hora de revelarnos y mirar en prospectiva: una visión de una mejor población, próspera, desarrollada, sostenible, donde todos podamos gobernar. Este nuevo liderazgo debe plantearse nuevos retos y ejercer un gobierno abierto, donde predomine la transparencia y la participación ciudadana, donde los espacios de colaboración sean una realidad y no un eufemismo. Esta herramienta ayudará a mejorar el desempeño de la institucionalidad y las políticas públicas serán mejor ejecutadas bajo tres principios básicos: transparencia, colaboración y participación.
Necesitamos un gobernante comprometido y con voluntad, que se aparte de los clanes políticos, que sea totalmente independiente, factor primordial para gobernar con autoridad. Este nuevo liderazgo deberá recurrir a una verdadera transformación cultural de los funcionarios y la comunidad y deberá plantearse nuevas estrategias en los sectores primarios de producción para generar empleo de calidad y mejorar la productividad. Requerimos una estrategia dirigida al aprovechamientos de las riquezas naturales que se tienen, fomentando el aspecto turístico de la zona, sus playas y reservas ecológicas, dando participación total a los habitantes como principales actores en estos proyectos, de la mano de la inversión privada o alianzas estratégicas que nos permitan las leyes y normas. Así mismo, en materia educativa se deben efectuar alianzas con instituciones de educación superior para que traigan su oferta académica y no haya fuga de cerebros.
Así que, candidatos, el problema es San Onofre. Necesitamos un discurso esperanzador, dejen de prometer el cielo y la tierra, fíjense metas realizables y medibles, reactiven la economía con prosperidad y equidad, inviertan en educación como herramienta y motor para el desarrollo sostenible. Espero que esta campaña se desarrolle en paz y armonía y la única guerra que haya sea la de ideas y no de insultos e improperios. No podemos seguir en esa diatriba de colores de camisetas, de eso no se trata la política, sino de ideas coherentes y una verdadera lucha de intereses por el mejoramiento del bienestar de la población, sobre todo de la comunidad rural tan olvidada. Es tiempo de ser justo con ellos y brindarles sus propios espacios de desarrollo. Al final, de eso se trata la modernización que queremos en nuestro territorio.