¿Cómo es posible que en pleno siglo XXI, y en el momento del auge mundial de las tecnologías, haya partes de Colombia que aún están sumergidas en el atraso en todos los aspectos? Pues sí, es muy posible. De hecho, es un caso que actualmente ocurre en la vereda San José de Chocolate (Córdoba), lugar al que no llega la tecnología (internet), dizque porque no hay cobertura o, como he escuchado varias veces, porque se roban los cables para venderlos como chatarra. Lo curioso es que en los pueblos cercanos, Mateo Gómez y Los Garzones, hay todos los servicios necesarios para garantizar el derecho a la vida y el desarrollo personal de cada uno de los habitantes de dichas localidades.
Además, los jóvenes de la vereda San José de Chocolate que son estudiantes deben ir hasta Mateo Gómez y/o Los Garzones a hacer consultas en internet, exponiendo sus vidas a diferentes peligros que se puedan encontrar en la ruta hacia estas dos localidades vecinas. Y para colmo de males no hay iluminación pública en la vía a estas porque, según tengo entendido, no se puede alumbrar la carretera entre Montería y Cereté ya que afectaría la movilidad de los aviones que sobrevuelan la vereda para ubicar la pista de aterrizaje.
Por otro lado, tampoco se quieren pavimentar las calles de la vereda, dizque porque a los “señores” de Autopistas de La Sabana no les conviene que la gente no pague el peaje con el que se está recolectando dinero hace varios años para mejorar las rutas del país. En contexto, resulta que el camino que deben coger los que quieren evadir el peaje es la entrada a la Vereda San José de Chocolate, ruta que los dirige hacia Los Garzones y de allí a Montería, por lo que por la calle principal vemos pasar cualquier cantidad de carros y camiones de servicio público y privado con tal de ahorrarse el dinero, que dependiendo de la cantidad de ejes del vehículo así es su monto.
Y si hablamos de fuentes de ingresos, o de oportunidades laborales, los habitantes de Vereda San José de Chocolate deben escoger entre pocas opciones: jornaleros en Montería o en Cereté, en una fábrica de muebles o en la venta de gallinas. Cada uno escoge cómo tener ingresos dependiendo del medio de transporte en el cual se pueda movilizar hasta su lugar de trabajo y del sueldo que está devengando.
Esta vereda tampoco cuenta con lugares para la recreación, por lo que los habitantes deben ir hasta Mateo Gómez y Los Garzones, incluso hasta Montería y/o Cereté, para poder ejercitarse o distraerse en familia. La única diversión que hay son dos sitios: un billar y un estadero.
Además, según los recibos de agua y energía que llegan a algunas casas esta vereda es estrato 1 (rural), pero teniendo en cuenta que las condiciones en las que viven algunos habitantes son infrahumanas y deplorables entonces creo que no deberían estratificar este sector. Da lástima, impotencia, tristeza y hasta rabia ver las condiciones en las que viven, si es que a eso se le puede llamar vida. Para que se hagan una idea, algunas “viviendas” son hechas con retazos de madera, bolsas de plástico y otros materiales que las personas consiguen entre la misma comunidad.
Y ni hablar de los políticos, quienes después de la época de elecciones donde prometen hasta lo imposible, desaparecen como por arte de magia.