Gustavo Petro está destruyendo a Ecopetrol, delante de todo el mundo, como en un reality macabro, y nadie lo está impidiendo. Es muy importante que leamos “El harakiri de Ecopetrol”, análisis que hace Ricardo Ávila en el periódico El Tiempo sobre el nuevo daño que acaba de causarle a la empresa por cuenta de sus delirios ideológicos.
Por cuenta de una orden delirante Gustavo Petro acaba de sacrificarle a Ecopetrol un negocio que, tal como lo escribe Ricardo Ávila “la transacción frustrada habría permitido incrementar la producción en 9 por ciento durante 2025, algo equivalente a 65.000 barriles diarios de crudo adicionales. En un porcentaje similar podrían haber subido las reservas recuperables con corte a diciembre próximo -calculadas en 212 millones de barriles más-, suficientes para reponer con creces las que se utilizan este año, agrega Ávila, que desde el punto de vista de las utilidades netas de Ecopetrol, estas se hubieran incrementado en 14 por ciento en el calendario que viene, una suma estimada entre 1,3 y 1,6 billones de pesos extra. Dado que por impuestos de renta como por dividendos la Nación se habría beneficiado, las arcas estatales no percibirán alrededor de un billón de pesos anuales durante la vida útil de la explotación”.
Esta barbaridad financiera, institucional y empresarial, económica y social, repito, por cuenta de un delirio más de la cadena interminable de delirios ideológicos de Gustavo Petro.
Pero a estas alturas no tiene mucho valor insistir en que Gustavo Petro sufre delirios ideológicos, eso ya lo entendimos. Lo que ahora sí tiene mucho sentido es preguntarnos si los colombianos tenemos que seguir aguantando que los delirios del presidente sigan acabando con todo.
Aquí la pregunta que debemos hacernos tiene que ser mucho más puntual. ¿Qué democracia es esta en la que llega un tipo lleno de delirios a la presidencia y entonces puede comenzar a acabar con todo sin que las leyes, los controles y los contrapesos puedan impedírselo? ¿Qué democracia es esta que llega un tipo a la presidencia, no importa si es de izquierda o de derecha o de lo que sea, y puede comenzar a destruir el sistema de salud, las fuerzas armadas, el sistema empresarial, la educación, sin que pase nada? ¿Qué democracia es ésta que llega un tipo lleno de ambiciones antidemocráticas a la presidencia y comienza a repartir corrupción a diestra y siniestra para impedir que las instituciones que deberían controlarlo cumplan con su deber y aquí no pasa nada?
¿Qué democracia es esta que llega un tipo a la presidencia y puede comenzar a destruir el sistema de salud, las fuerzas armadas, el sistema empresarial, la educación, sin que pase nada?
Los ciudadanos estamos cansados de que los políticos aparezcan en televisión como pavorreales repitiendo el cuento de que no nos preocupemos porque Colombia tiene unas instituciones muy fuertes. Cada vez que pueden repiten que nos nos preocupemos porque, dizque a diferencia de Venezuela, aquí sí tenemos instituciones fuertes.
Si aquí las instituciones fueran tan fuertes, como dicen los políticos, ningún presidente delirante hubieran podido asfixiar financieramente a las empresas de salud como lo ha hecho este, ningún jefe político hubiera podido vandalizar al país impunemente durante dos meses eternos como ocurrió en 2021, ningún candidato hubiera podido trampear al sistema electoral como ocurrió en las presidenciales de 2022, ningún presidente milicianizador hubiera podido paralizar a las Fuerzas Armadas para que las organizaciones criminales se tomen el control territorial.
Colombianos: no puede ser que dejemos destruir a Ecopetrol. La destrucción de Ecopetrol sería una verdadera catástrofe nacional.
Por favor, señores miembros de la Junta Directiva de Ecopetrol: no lo permitan. Ustedes tienen en sus manos todos los estudios técnicos y financieros para sustentar que la orden de Gustavo Petro es absolutamente arbitraria. Antes que con un presidente de la República ustedes tienen un compromiso moral y legal con todos los colombianos, con los accionistas, con el régimen corporativo y profesional de la empresa, con los inversionistas nacionales e internacionales que han confiado en Ecopetrol como empresa y en Colombia como país.
Por favor, señor Contralor General de la República, doctor Carlos Hernán Rodríguez, usted tiene en sus manos todo el deber y todas las herramientas para impedir la destrucción de la empresa más importante de los colombianos.
No puede ser que los colombianos tengamos que sentarnos a llorar sobre la leche derramada de Ecopetrol, no puede ser que por otra más de las arbitrariedades delirantes de Gustavo Petro veamos destruir, como en un reality macabro, una de las oportunidades de negocio más importantes de Ecopetrol como la que estamos perdiendo.
Por favor, señores de la empresa Occidental Petroleum, dennos un tiempo de espera a los ciudadanos colombianos para intentar revertir la decisión equivocada y perjudicial que Gustavo Petro le impuso a la Junta Directiva de Ecopetrol el pasado 31 de julio. Podemos intentarlo por todos los medios jurídicos y democráticos. Si ustedes nos dan un tiempo de espera las ciudadanías cívicas de nuestro país saldremos a defender la participación de nuestra empresa Ecopetrol en el Proyecto Oslo que es de beneficio para los colombianos. Tengan presente que el gran perjudicado con esa decisión no es Gustavo Petro sino toda la sociedad.
Salvemos el Proyecto Oslo para los colombianos.
Dios mío, como en Cien Años de Soledad, danos esta segunda oportunidad sobre la tierra.
