Últimamente hemos visto como una de las empresas que más empleo genera en todo el país, se ve al borde de la quiebra. Le pide ayudas al gobierno, y se arma un debate, lleno de controversia. Con ella, ha habido mucha oposición al rescate de la empresa. De los motivos varios que hay para esta oposición es el mal servicio, y los precios altos que se cobraban antes. Personalmente, he viajado mucho con Avianca, y también con otras aerolíneas alrededor del país como Viva Air, Latam, e EasyFly. Ninguna tiene un servicio especialmente bueno, y digo que con todas he tenido algunas experiencias nefastas. Una vez regresando de Cancún me cancelaron el vuelo, me tocó quedarme una noche más y Avianca no me pagó el hotel. También ví como Avianca cobraba más de un millón para un tiquete a Villavicencio, y cómo cobraban 700.000 por un vuelo a Pasto. Y estoy de acuerdo que se puede hasta decir que es un descaro. Sin embargo, aún con todas las experiencias no muy buenas, considero que es esencial un rescate inmediato a Avianca. Una quiebra de Avianca lo pudiera afectar a usted, así no viaje en Avianca, e incluso así no viaje en avión.
Primero que todo, cabe aclarar que Avianca sí paga impuestos en Colombia. Por cada tiquete nacional que vendan, pagan alrededor de 35 y 50 mil pesos en impuestos, mas 45 mil pesos en tasas aeroportuarias. Avianca opera alrededor de 430 vuelos nacionales diarios, y cada uno lleva alrededor de 170 pasajeros. Entonces si hacemos las sumas, en impuestos, la nación se estaría perdiendo de alrededor de 2558 millones de pesos diarios en impuestos, y los aeropuertos del país, se estarían perdiendo de alrededor de 3289 millones de pesos diarios. Un gran hueco muy difícil de tapar. Esto probablemente significa menos empleos, negocios, etc.
Y lo más preocupante es lo siguiente. En muchas partes del país, el turismo extranjero, quien gasta e invierte en Euros o Dólares, es esencial para muchas personas. Se estima que hay más de 8 millones de personas que dependen del turismo para su sustento. Y si miramos las redes de destinos de otras aerolíneas, contra la red de destinos de Avianca, hay una clara diferencia. Bogotá-Múnich, Bogotá- Londres, Bogotá-Barcelona, Bogotá-Los Ángeles, Bogotá-Washington, Bogotá-Asunción, y Bogotá-Montevideo, Medellín-Nueva York, Cali-Nueva York, Cali-Madrid, y Barranquilla-Madrid son solo unas de las tantas rutas que Avianca opera sin algún otro operador cubriéndolas. Claramente, de ver caer a Avianca, veríamos a la conectividad del país reducirse increíblemente. Esto, resulta en menos capacidad, y precios más altos para entrar o salir del país. Obviamente lo que causa esto es menos extranjeros viniendo al país, y gastando e invirtiendo en nuestra economía. Algo que no queremos mucho.
En un sondeo de CM& noticias, se descubrió que el 80% de los dueños de negocios turísticos o empleados de ellos, ve imposible la supervivencia de sus negocios sin la supervivencia de Avianca. Entonces, por no ayudar a la “multinacional” lo que estamos haciendo es daño a independientes, y a empresas pequeñas y medianas. Al guía turístico, al dueño del ecohotel en el Parque Tayrona, al de la lancha taxi entre Cartagena y las Islas del Rosario, al de la hacienda cafetera en Risaralda, Quindío y Caldas, al instructor de buceo en San Andrés, al de las caminatas por el Amazonas, a los taxistas en todas las ciudades, a los hostales pequeños en la Candelaria, o en la Ciudad Vieja, al de los túres por la Comuna 13 en Medellín, en fin. Los afectados por una caída de Avianca serían innumerables.
Tampoco se nos pueden olvidar las 21.000 personas que trabajan y dependen directamente de Avianca. Pero más que ellos, son los innumerables que indirectamente dependen de Avianca y que de caer Avianca, caerán ellos también.
Entonces, antes de oponerse al salvavidas del gobierno de Avianca, lo invito a que haga lo que yo hice, no piense ni en Germán Efromovich, ni en Anko Van der Werff, ni Maria Paula Duque, ni en United ni en Kingsland. Piense en las 21.000 familias que dependen de Avianca directamente. Y aún más importante, piense en el guía turístico, en el dueño del ecohotel en el Parque Tayrona, en el de la lancha taxi entre Cartagena y las Islas del Rosario, en el de la hacienda cafetera en Risaralda, Quindío y Caldas, en el instructor de buceo en San Andrés, al de las caminatas por el Amazonas, en los taxistas en todas las ciudades, en los hostales y albergues pequeños en la Candelaria, o en la Ciudad Vieja de Cartagena, en el señor o la señora de los túres por la Comuna 13 en Medellín, y piense que los verdaderamente afectados por una posible caída de Avianca serán ellos; y que ellos no son ricos, no son delincuentes, y que sudan cada peso que se ganan con el mayor esfuerzo y esmero. ¿Los quiere ver con hambre?