Tuvo que llamarme para que le confirmara el sitio preciso del encuentro. Cuando le contesté el teléfono, escuché su voz, pero en vivo… estaba parada a pocos metros de donde yo me encontraba, dándonos las espaldas. La reconocí instantáneamente por su rostro adusto pero cordial y la menuda figura con que trajina por escenarios noticiosos y por los medios de este país y del mundo.
Era la lluviosa y casi oscura tarde del pasado viernes cuando, luego de coordinar algunos asuntos en el Concejo Municipal para sus investigaciones periodísticas, desprevenida, toda informal, algo embarrada pues había visitado el sitio de la reciente tragedia minera, como cualquier parroquiana familiarizada con la ciudad, caminaba por las calles de Santander de Quilichao. Y es que ya nos conocía a los quilichagueños pues no era su primera vista.
Cuando me comentaron que Salud había llegado a Quilichao, pensé, ansioso, que tendría la oportunidad de dialogar con uno de los personajes más controvertidos de este país, y fuera de él. Algo de recelo circuló en mi ser por la trayectoria y experiencia de Hernández Mora en los grandes medios; me pareció en algún instante que ella podría considerar que pedirle una entrevista para un medio de regional sería una audacia de mi parte que podría malograrse. A un político, a un funcionario de cualquier nivel, a un empresario, a un pastor en busca de ovejas que aporten diezmos, generalmente a uno le toca sacarle el cuerpo así venga de la capital, pero a una periodista contestataria como Salud, titulada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, master en Broadcasting Journalism de la New York University; que ha laborado en Europa Press y en Antena 3 Radio, en el gabinete de prensa de CEIM, Partido Liberal, Partido Popular, Banesto, Burson-Marsteller, colaboradora del diario El Mundo y columnista del diario colombiano El Tiempo, habitual pero acalorada tertuliana en Caracol radio, entrevistadora de altos quilates en Canal Capital, columnista en diversas revistas, miembro de las juntas directivas de la Fundación País Libre y de la Fundación Esperanza, y de contera, intrépida escritora (“La fascinación por la vorágine. Crónicas de un país incomprensible”, “Columnas 1999-2005″, “Lucho: Soy un polo a tierra”, “La otra Colombia” y “Acorralada”), a un personaje así, decía, no es fácil darle frente para cuestionarlo y ponerlo al nivel del público en directo. Pues, me equivoqué… A pesar de que muchos se preguntan cómo logra concebir tanta antipatía y al mismo tiempo tanto aprecio por lo que escribe o dice, hasta el punto que una vez Adbón Espinosa dijo de esta periodista española, que “es una bruja con escoba en ristre”, me pareció que Salud Hernández es una frágil mujer con gran fortaleza espiritual, generosa y noble, implacable con los corruptos, eso sí; que dijo refiriéndose a nuestro rutinario trabajo de periodistas de provincia que a pesar de que somos unos equilibristas, por las maromas que nos toca hacer para sostener los medios en que laboramos, realizamos “un trabajo heroico… de genios”.
Pues bien, ya en confianza, nos dice, entre otras cosas, que “jamás esperen –los quilichagueños- nada del Gobierno Nacional… ¿entonces? …yo no creo en caudillos sino en la suma de voluntades de la gente…” y refiriéndose al proceso de paz habanero dijo que “el país no podemos negociarlo por la fuerza de las armas”; al ser consultada por lo ocurrido con Fernando Londoño, como columnista que era de El Tiempo, y a quien ella sigue llamando ladrón, sostuvo que “los columnistas somos los fusibles de los medios… el director de un medio puede hacer con su periódico, lo que le dé la gana…”.
Cuando salió de nuestras oficinas caí en cuenta que olvidé preguntarle cómo se siente cuando en el programa de Caracol, ‘La Luciérnaga’, Alexandra Montoya la imita con tal parecido a su rutina periodística, que la verticalidad y el desparpajo que la caracterizan, se convierten en buena excusa para caricaturizarla habitualmente. Claro que la caricatura es una manera de homenajear a quien como Salud Hernández, se la merece por su personalidad trascendental.
Les dejamos la entrevista concedida a Proclama del Cauca, al fin y al cabo, quien afirma que “tienen derecho a detestarme porque yo también detesto a muchos”, sigue disfrutando de su radicalismo y apasionamiento verbal.
Se me quedaba en el tintero aclarar que lo de Salud “acorralada” en Proclama del Cauca sólo es un juego de palabras, un titular extraído de su último libro, nada que ver con la amabilidad con que nos enalteció, además, no creo que exista quien pueda acorralar a esta mujer. ‘Acorralada’, es otra cosa, es su última obra literaria-periodística que trata de “la pesadilla sin fin de una valiente mujer que perdió a su esposo y a su hermano y que padeció el infame secuestro de su hijo a manos de las Farc”.
Ver entrevista: http://www.proclamadelcauca.com/2014/05/salud-hernandez-mora-acorralada-en-proclama-del-cauca.html