Con ocasión de la llegada al gobierno del presidente Petro y sus iniciativas de cambio, han surgido “nuevas estrellas” en el horizonte estelar de la oposición, principalmente en los medios de comunicación “prepagos” y al servicio de los poderosos conglomerados empresariales y financieros que se creen y se sienten los “dueños del país”[1]. Y, en gran medida lo son.
Frente al fenómeno de la división del uribismo entre quienes han decidido de alguna manera colaborar con el gobierno de Petro (José F. Lafaurie y Uribe) y quienes pregonan obsesivamente que Petro ganó las elecciones mediante un fraude y por efecto de un “paro armado” o estallido social dirigido por él (las Cabales, Palomas, etc.), la oposición al gobierno ha entrado en proceso de reconfiguración y “reciclaje”.
Así es como empiezan a aparecer “nuevas estrellas” de la oposición. Entre ellas se destacan el “nuevo” comentarista de radio, ex-vicepresidente Germán Vargas Lleras en Caracol Radio; el “nuevo inquisidor de oficio”, el senador “verde” J. P. Hernández; el “nuevo bufón” de la élite uribista, representante Miguel Polo Polo; y los “prospectos de jefes de la oposición”, el excongresista Jorge E. Robledo (Dignidad) y el senador de David Luna (Cambio Radical).
No les basta que todas las cadenas de radio y de televisión están copados de opositores de oficio del gobierno del Pacto Histórico, dedicados todos los días a entrevistar a los representantes de los partidos de la oposición y de los gremios empresariales, que, encabezados por el fiscal Barbosa y la procuradora Cabello, lanzan alertas y pregonan todo tipo catástrofes que por efecto de la acción del gobierno “atentan contra la democracia” y “desestabilizan la institucionalidad”.
Poco a poco perdieron “brillo” las luminarias que se apagaron durante la campaña electoral del año pasado (2022). Fueron derrotados plenamente por la realidad política de un país y un pueblo que apoyaron el cambio. Deben ser reemplazados o reciclados para continuar engañando con la misma efectividad. En ese proceso, muchos periodistas y “comentaristas”, como el caso de Alejandro Santos, anterior director de Semana, que fungía de “moderado” y hasta “progresista”, han tenido que convertirse en furiosos y obsesivos opositores de Petro para poder sostenerse en los “medios”.
En la actualidad todos esos medios de comunicación al servicio de la oposición reciben (copian) obedientemente la línea y la orientación editorial de la actual revista Semana, dirigida por la “estrella fulgurante” de la prensa prepaga, como es Vicky Dávila. Detrás de este medio, comprado por el grupo Gilinski y dedicado a construir toda clase escándalos y noticias falsas, se ubican las empresas periodísticas al servicio del gran capital que se jactan de su profesionalismo y objetividad.
El libreto está escrito desde hace un buen tiempo. Su diseño y orientación fue construido en Miami y Madrid. Ya lo hemos visto en los demás países de la región en donde las oligarquías latinoamericanas fueron derrotadas por gobiernos de izquierda o progresistas. Se lo aplicaron a Chávez, Evo, Correa, Kirchner, Mujica y Lula, y ahora lo hacen frente a AMLO, Boric y Petro. Su cinismo compite con su hipocresía y doble moral, pero insisten. Para eso les pagan.
Tienen sus fundaciones nacionales e internacionales dedicadas a “defender la libertad de prensa” (FLIP) para aprovechar cualquier reacción de parte de los gobiernos que atacan y acosan a diario. Se han especializado en crear ambientes de incertidumbre a todo nivel y, a veces logran –en verdad– generar pánico. Lo hemos vivido en estos días con ocasión de la reforma a la salud y la “paz total”.
Seguirán apareciendo nuevas estrellas y lo más seguro, es que se seguirán estrellando.
[1] Los principales grupos económicos del país, Santo Domingo, Sarmiento Angulo y Ardila Lülle, son, en ese orden, con números muy cercanos, los líderes de la audiencia de los medios digitales en Colombia. Les sigue, en cuarto lugar, el grupo español Prisa, y en quinto, la familia Gilinski. (Fuente: Comscore).