Recuerden que somos 36’024.467 colombianos con derecho a elegir; del tamaño número, 18’605.726 son mujeres y 17’418.741 son hombres. Ustedes se imaginan si todos los habilitados para cumplir con este deber sagrado y democrático el próximo domingo 11 de marzo y el 27 de mayo, ¿saliéramos de casa a votar en masa?, ¿qué pasaría?
¡Habría sorpresa total! si todos sin faltar ninguno, tomaran la decisión de salir, inspirados en cambiar la historia de la abstención, decididos a cambiar las tendencias y seguros de convertirse en protagonistas de la democracia...; si ninguno se quedara en casa rascando la pereza, la apatía y la indiferencia, si todos votáramos a conciencia por quien mejor nos parezca, cambiaríamos en una sola jornada, la historia del país.
Si esto fuera real, como debe serlo siempre, Colombia durante el día de las elecciones presentaría el siguiente panorama:
Atención comunidad nacional e internacional; 36 millones de colombianos, desayunaron temprano y salieron muy animados a votar, los jurados de votación asombrados con semejante número de votantes, apenas tuvieron tiempo para levantarse de su silla, los parqueaderos no dieron abasto, los restaurantes y ventas de la calle hicieron su agosto, los noticieros y periodistas fueron desbordados por miles de personas con deseos de contar sus testimonios.
Otras noticias: la fuerza pública hizo esfuerzos más que extraordinarios para ordenar a la gente, la registraduría tuvo que aumentar a dos horas el cierre de las votaciones, porque las colas interminables desde temprano en la mañana, anunciaban que serían millones de electores, hecho sin precedentes en la historia democrática del país.
El nuevo presidente de Colombia ganó en la primera vuelta a su inmediato seguidor, por más de dos millones de votos. Los testigos electorales y la Misión de Observación Electoral (MOE), informaron que no se presentaron delitos electorales, la registraduría informó que los votos nulos y el nivel de abstención, no alcanza un dígito del cien por ciento del total escrutado.
El presidente de la República, los gobernadores y alcaldes declararon día cívico en cada uno de los 1.122 municipios del país; Colombia celebró con alegría en los parques de ciudades y pueblos; la gente bailó al ritmo de papayeras y acordeones; la ciudadanía tuvo un ejemplar comportamiento y los seguidores de los candidatos ganadores celebraron respetuosos hasta casi media noche; no hubo riñas, no hubo acusaciones de fraude; los tamales, lechonas y sancochos, que algún desadaptado clientelista intentó regalar para comprar conciencia, se los comieron los perros callejeros; ganó la voluntad sincera de la gente; las elecciones se desarrollaron en completa calma en todos los rincones del país.
La jornada electoral en Colombia dejó las siguientes enseñanzas: los colombianos dieron una muestra ejemplar de su deber y responsabilidad con la democracia; las cuentas que hicieron los candidatos, movimientos y partidos políticos, superaron sus expectativas; los encuestadores fueron desacertados en sus pronósticos; quienes se creían ganadores o perdedores se llevaron una gran sorpresa, quienes se creían perdidos, se sienten revitalizados; no quedaron dudas sobre la legitimidad y transparencia del proceso electoral.
Noticias internacionales: Colombia ha salido fortalecida después de las elecciones, la comunidad internacional aplaude que el país cafetero haya profundizado su democracia y hoy avanza con mayor decisión hacia una paz verdadera; el país ocupa las primeras páginas de los diarios, emisoras y canales internacionales.
Los 108 nuevos senadores y los 172 nuevos representantes a la Cámara, se comprometieron a ayudar al nuevo presidente, en su ejercicio de gobernar; cada congresista ha firmado un documento ante la Corte Suprema de Justicia en el que se comprometen a:
1.-Trabajar sin descanso por sus regiones, y por la buena educación y el bienestar de todos los colombianos;
2.-Dar buen ejemplo a los colombianos durante cada día de su trabajo parlamentario,
3.-Matizar los lenguajes de la política en función de la concordia, la fraternidad y la paz;
4.-Dar ejemplo de ética, moral, pulcritud y transparencia en cada uno de sus actos de vida pública, social y familiar;
5.-Ejercer la representación política con valor y honestidad,
6.-Ocuparse del bienestar de los colombianos más necesitados, en especial por la vida de los niños y los desamparados;
7.-Renunciar a su cargo y fuero constitucional, si existiera el mínimo reparo sobre su comportamiento público y privado.
Ante tamaña realidad, ante la masiva ciudadanía ejerciendo su derecho al voto, los nuevos congresistas y el nuevo presidente, perciben que su mayor valor político es la gente, y su compromiso moral con la ciudadanía los obliga a ir mucho más allá de sus aspiraciones; comprometiéndose a trabajar para cumplir y no mentir, a trabajar sin engaños, con honestidad, sin canalladas, sin injusticias.
Finalmente apreciados colombianos, ese sería el nuevo escenario si todos decidimos ¡salir de casa a votar en masa!
