En la edición 2915 del periódico Voz, órgano del partido comunista colombiano, se ofende a las centrales obreras CGT y CTC por haber concertado el salario mínimo para el 2018 con el gobierno y los empresarios, que fue de 5.9% mensual; estando por encima de la inflación del año anterior en 1.81%, la cual se ubicó en 4.09%.
Claro que sabemos de la cascada de aumentos en los pocos días trascurridos del año y que el salario mínimo debería estar de acuerdo a cifras económicas en el orden un millón seiscientos pesos mensuales y no en $781.242. Pero a pesar de la situación vivida en Colombia con ese aumento, vale la pena preguntar ¿con que autoridad moral ataca el partido comunista en su semanario Voz a la CGT y CTC, cuando respalda incondicionalmente al gobierno del socialismo del siglo XXl de Nicolás Maduro en Venezuela, en donde los trabajadores tienen el mínimo en 5 dólares o sea menos de quince mil pesos colombianos mensuales?
Desde luego que sabemos por antonomasia que el marxismo-leninismo es irracional, inmoral y antitético, pero que no nos vengan con la fábula de que esa doctrina es la que representa a los trabajadores cuando de forma diáfana en la Primera Internacional en el siglo XlX las tesis burocráticas y dictatoriales del señor Karl Marx fueron repudiadas por los obreros, porque ese señor quería mediante el Estado conducirlos a la esclavitud política con el artificio de una supuesta liberación. En ese orden de ideas, las organizaciones de los trabajadores jamás pueden convertirse en activo sindical del comunismo totalitario. Subrayando que los que le propinaron esa derrota a Marx en la Internacional fueron los libertarios encabezados por Bakunin y Proudhon.
La CGT y la CTC en las negociaciones del salario mínimo con el gobierno se bajaron al 7% para luego llegar a un acuerdo del 5.9% el 30 de diciembre, en donde los empresarios subieron su oferta del 5,1%, y la CUT se quedó en el 9%, porque cuando se trata de concertación lo que se busca es el equilibrio, sin ser el aumento para el 2018 la panacea para los trabajadores que devengan el mínimo, sin embargo la propuesta de la CUT del 9% que sería un aumento de $14.640 pesos mensuales por encima de lo acordado, tampoco es satisfactoria desde el punto de vista de las reivindicaciones económicas, pero esa central es motivada por el aspecto político partidista.
La CGT y la CTC no le lavaron la cara al gobierno con la concertación del salario mínimo, ya que su desprestigio es tan enorme que difícilmente puede levantarse, resaltando que el proceso de paz entre el gobierno y las Farc le sirvió al primero para inmovilizar a las organizaciones sindicales, y así las cosas hay que tener coherencia porque no se puede hacer antigobiernista y gobiernista al mismo tiempo, que fue lo que sucedió con las negociaciones en La Habana por parte de la CUT, en donde por un lado se respaldaba al presidente con la paz, pero en otros asuntos se le criticaba, lo que condujo a que se confundiera los sectores populares evitándose grandes movilizaciones nacionales.
Contrario a lo que creen los mamertos con toda la prosapia marxista leninista, las organizaciones sindicales no son correa de transmisión de ningún partido político, y por ello en la Junta Confederal de la CGT realizada el 4y5 de diciembre pasado, se dejó en libertad a la militancia cegetista para que en las elecciones de este 2018 vote a conciencia por las personas que crea más convenientes para el país o si lo prefiere que lo haga en blanco, eso indudablemente es una demostración de la independencia y la democracia sindical.
Son desafortunadas las palabras del presidente de la CUT en entrevista con el periódico Voz de la misma edición en lo referente al acuerdo sobre salario mínimo, cuando dice: “la CTC no tiene a quien responderle pues firma lo que le pongan por dos o tres mensajeros en el Ministerio de Trabajo; y la CGT tiene un problema gravísimo para nuestro concepto, aunque para ellos es legitimo, en el sentido de que tienen más de 1.367 contratos sindicales, es decir son sindicatos y patrones, y normalmente los trabajadores de esos contratos están en condiciones paupérrimas de ingresos, para que los sindicatos de la CGT que así operan tengan utilidades. Ahí se ve claramente por qué se vieron atados a las exigencias del gobierno”.
De acuerdo a lo anterior prácticamente se le está dando entierro de tercera al Comando Nacional Unitario conformado por las tres centrales, que en los últimos años le ha servido mal o bien de sinergia a la lucha de los trabajadores colombianos y a las organizaciones sociales en la unidad de acción, porque ninguna central obrera le puede imponer a las otras su concepción filosófica o partidista, ya que su origen es diferente y tiene que hacer respetar su autonomía, máxime en un país como Colombia en donde los diferentes actores armados han sido victimarios del sindicalismo, o como pueden olvidarse los cerca de 3000 dirigentes sindicales asesinados durante el conflicto político-militar propiciado por el marxismo leninismo con sus bandas armadas para la toma del poder, comenzando por José Raquel Mercado presidente de la CTC asesinado en abril de 1976, por el M-19 cuyos máximos dirigentes provenían del partido comunista y las Farc, porque nunca se podrá olvidar que el M-19 surgió por una infiltración del partido comunista a la ANAPO del general Gustavo Rojas Pinilla.
El contrato sindical el cual es mencionado por el presidente de la CUT para referirse a la CGT, no es una anatema, sino que se encuentra consagrado en el artículo 482 del Código Sustantivo de Trabajo, en esas circunstancias se hace uso de acuerdo a las condiciones laborales, y no es un fin sino un medio en donde como prioridad se busca que los trabajadores alcancen después de esa transición un contrato de trabajo directo con las empresas, como ha ocurrido en múltiples oportunidades de acuerdo a la coyuntura, siendo exagerada la cifra de contratos sindicales que el presidente de la CUT le endilga a la CGT.
Indudablemente el marxismo leninismo ha sido uno de los principales enemigos de los trabajadores a si falsamente proclame su liberación, ya que el mismísimo Lenin hacía apología de la miseria de las masas trabajadoras para que se diera una situación revolucionara, y Bakunin al desenmascarar a Marx le vaticino que el sistema que el proponía solo sería posible sostenerlo en el tiempo teniendo como condición necesaria la miseria de las masas trabajadoras, y en la actualidad tenemos ejemplos al canto en Cuba, Norcorea y Venezuela regímenes admirados y exaltados por los mamertos criollos.
Así que al acuerdo sobre salario mínimo se le pueden hacer críticas, pero lo que no se puede admitir es el oportunismo que busca confundir a los trabajadores, ya que la lucha es progresiva y dialéctica, por ello la CGT con su presidente Julio Roberto Gómez ha sido coherente en esta y en muchas otras oportunidades en donde se encuentre en juego el porvenir de los trabajadores.
Nota: mamerto es un término pintoresco surgido en la década de los sesenta del siglo pasado para denominar a los miembros del partido comunista, así como a los liberales se les ha llamado cachiporros o a los conservadores godos.