Hoy la ciudadanía de Sahagún camina desesperada en busca del preciado líquido, ese mismo que por años ha sido el dolor de cabeza de este pueblo que ha tenido el sinsabor de ese trago amargo llamado corrupción.
En la administración pasada se dijo que el bombeo sería las 24 horas del día, pero eso fue un discurso demagogo de los políticos de turno que siempre tienen algo para refrescar su lengua.
Sahagún siempre ha estado representado en el Congreso Nacional, pero eso no ha servido de nada. Si bien es cierto que uno de los problemas vitales de este pueblo es el agua, siempre lo ha sido. De hecho, ese mismo problema ha servido para hacer politiquería de uno y otro bando, donde se echan los trapos al sol para cultivar votos, pero el problema sigue.
Hoy, este pueblo, el mismo pueblo sufrido de siempre, le mandaron de Navidad cinco fenomenales tardes de toros para que disfruten y se les olvide que su políticos de turnos Ñoño Elías y Musa Besaile son los mismos que los engalanan, les regalan una fiesta en corraleja y después les piden que voten por el que ellos digan.
El problema del agua se agudiza cada vez más. En estos momentos a los trabajadores de la empresa Uniaguas les deben cuatro meses de salario, incluída prima y demás prestaciones.
Con el verano que se avecina la situación se pone crítica. El pueblo está dividido, hay un sector que está dispuesto a castigar con el voto en las próximas elecciones, hay algunos parroquianos que critican la forma en que se está manejando la política en Sahagún y observan que esto es un negocio de familia, están quienes siempre se mueven en la misma dirección, lo que dificulta la falta de oportunidades de la gente necesitada que no encuentra salida. Al final, para todo siempre hay que llevar un papelito del cacique de turno para poder acceder algún servicio prioritario.
Mientras tanto en este pueblo alegre por tradición se sigue esperando una solución rápida a este mal que lleva años enquistado en la mente de todos, Sahagún se está muriendo de sed