“¿Usted sabe cómo se mueren los sapos?”, fue la advertencia que una voz desconocida le hizo al periodista Gerson Gil, director del portal Sahagún 180 Grados, a finales de junio en una llamada telefónica. Asustado, recordó lo ocurrido dos años atrás cuando un hombre, con pistola al cinto y cerca de su vivienda, lo amedrentó para que detuviera sus investigaciones.
Aquella vez, en 2018, indagaba posibles irregularidades en la construcción de la sede de la Universidad de Córdoba en ese municipio. Dicho proyecto, iniciado en diciembre de 2015 y que aún no ha sido entregado oficialmente, tuvo dos suspensiones y dos prórrogas en el tiempo de ejecución, que cambió de 18 a 24 meses, y en el valor, pasó de 16.800 millones a 20.600 millones de pesos.
Y este año, con el olfato de un sabueso, había empezado a investigar presuntos sobrecostos en la compra de uniformes por parte de la Alcaldía de Sahagún.
Con el valor de los reporteros que en Córdoba deciden crear opciones de información alejadas de la pauta oficial de las administraciones, durante casi tres años Gil había soportado que a sus redes sociales y las de su medio llegaran improperios, intimidaciones y amenazas de personas que, refugiadas cobardemente en el anonimato de internet, veían en él a un enemigo del municipio. “Quería darle un giro a la forma en la que se informa en Sahagún, para hacerlo de manera independiente”, dijo Gil a La Liga contra el Silencio.
Sin embargo, tras la última amenaza recibida y con el miedo de no tener garantías para continuar su labor, decidió cerrar la página de Facebook donde funcionaba su medio. La de Gil no es una historia aislada, otros reporteros en ese departamento han pasado por situaciones similares.
Otro periodista de Sahagún, a quien se le protegió su identidad, que lleva 20 años investigando y poniendo en evidencia los hilos del poder en el municipio tuvo que dejar su pueblo por varios meses debido a que sufrió un atentado. En la fachada de su casa aún permanecen las marcas de tiros.
Esta situación, que refleja la cotidianidad de lo que viven los reporteros que se dedican a la investigación en ese departamento, resulta preocupante para el presidente del Círculo de Periodista de Córdoba, Orlando Benítez Quintero, pues, para él, esas situaciones son las consecuencias de que los políticos no admiten críticas. “Tenemos una cultura política donde no se admite una investigación periodística en profundidad, y cuando un periodista intenta señalar algún tema que toca alguna fibra de un político es declarado enemigo público de ese político”, le dijo Benítez a La Liga.
El tema que el periodista Gerson Gil no pudo seguir investigando y por el cual lo amenazaron fue un contrato por $ 106.056.464 pesos para la dotación de uniformes para el personal docente administrativo del municipio que suscribió la Alcaldía de Sahagún.
El alcalde Jorge David Pastrana Sagre -electo en una coalición del Partido de la U y Cambio Radical- invirtió recursos en 202 dotaciones que dichos funcionarios no van a usar porque están trabajando desde casa. La administración justifica este gasto amparándose en darle cumplimiento a la Ley 70 de 1988 que establece que se debe entregar dotación a los empleados que devenguen menos de dos salarios mínimos.
El contrato 094 de 2020 tiene como objeto suministrar las dotaciones al personal administrativo docente, femenino y masculino, que presta sus servicios en las instituciones educativas oficiales de Sahagún y del personal administrativo del municipio. Por cada dotación (pantalón, camisa y un par de zapatos), contrato que ganó la Comercializadora y Distribuidora LD, representada legalmente por Yojana Almanza Brun, se pagaron 525.032 pesos.
La firma que terminó con el contrato en sus manos -que ha tenido varios más con el Estado y con la alcaldía de Sahagún- y los pliegos de condiciones han sido criticados por otros proponentes.
La Liga contra el Silencio revisó el contrato y la ficha técnica y encontró varias inconsistencias. Hay datos incorrectos en el número de maestros beneficiados y otros números están errados.
Según una cotización realizada por La Liga, los valores son mucho más bajos que los pagados por la Alcaldía incluso tratándose de la misma marca. Por ejemplo, mientras en el comprobante de egreso aparece el pantalón de mujer a 180 mil pesos en la cotización al detal el valor es 48 mil; es decir, 132 mil pesos menos.
En otra cotización de artículos similares realizada en Mercado Libre los precios son también menores a los de la contratación: cerca de 350 mil pesos menos que en el lugar donde contrató la Alcaldía.
La respuesta del alcalde Pastrana por el posible sobrecosto fue que en el mercado hay pantalones de todo precio.
El Alcalde, que llegó al poder de Sahagún por alianzas con el movimiento que creó el condenado exsenador del Partido de la U Bernardo “el Ñoño” Elías, también está en la mira de la Contraloría Departamental y de la Procuraduría Regional de Córdoba, las cuales han manifestado sus reparos en el manejo de los recursos para la atención de la emergencia sanitaria por la COVID-19 tanto en Sahagún, como en otros municipios de ese departamento.
Por el momento, Sahagún -un municipio que tiene mucho por mostrar, pero que casi siempre figura en las noticias como tierra de políticos y de escándalos de corrupción- vive el tercer mandato consecutivo de la “Ñoñomanía” teniendo enfrente una pandemia que, como en otras regiones de Colombia, ha hecho visible las irregularidades en la contratación pública y la intimidación a la prensa que antes pasaban desapercibidas.
*El texto completo es original de La Liga Contra el Silencio, publicado bajo el título: Sahagún, donde hacer periodismo es echarse la soga al cuello