Con la llegada de la vacuna a Colombia y su proceso de aplicación, el gobierno nacional tiene un nuevo reto histórico: su forma de liderar la estrategia de comunicación. Esta debe estar dirigida a todos los colombianos, dar claridad sobre las dudas, y persuadir a los ciudadanos para que se sometan a la inoculación y el proceso pueda superar los obstáculos paralelos que se presentan y que han sido evidentes en experiencias de la vacunación en otros países, incluyendo las potencias mundiales.
Vamos por partes, el presidente Duque, al igual que todos los gobiernos de la región, hereda los ruidos desfavorables de un ambiente hostil frente a la vacuna colmada de incertidumbre y que van desde la pandemia contaminada de noticias falsas en las redes sociales que llenan de escepticismo sobre su efectividad y supuestas consecuencias, hasta la deficiente o exitosa forma de comunicar a la nación, la necesidad y prioridad de sí aplicarse la vacuna.
¿Qué hacer en el campo integral de la comunicación? Desarrollar y de hecho hasta el momento se ha visto así, a excepción de casos muy específicos, una campaña liderada por el Ministerio de Salud, que debe ser directa, honesta y transparente, basada en mensajes con lenguaje sencillo, pero eficaz y que tenga entre otros objetivos:
1. Rescatar la generación de confianza hacia las vacunas, sus propiedades, lo que logra en la salud para el cuerpo humano, sus verdaderos efectos y hasta dónde es la solución y hasta donde no, todo enfocado a que disminuyan los temores.
2. Crear conciencia que vacunarse no es un bien individual sino colectivo, incluyendo su familia y comunidad cercana, es una responsabilidad que parte de uno, incidiendo en lo colectivo.
3. Comprometer a los gestores en salud (Minsalud, Instituto Nacional de Salud, etcétera) para unificar los mensajes en su discurso independiente ante sus stakeholders, su comunidad o afiliados. El estilo de mensaje debe ser único.
4. Lograr mediante la campaña incrementar el respeto y la credibilidad del personal de salud.
5- De comienzo a fin dinamizar un mensaje pedagógico y educativo sencillo pero útil y efectivo para los ciudadanos de a pie.
Merece capítulo aparte en el tema del mundo de las comunicaciones, la acción y estrategia en lo virtual, a nivel de redes sociales. Debe existir un músculo importante de aliados y capacidad creativa en el desarrollo de la mecánica digital, el aprovechamiento del Twitter, Facebook, Instagram e incluso el canal de YouTube y demás redes y herramientas como los llamados Influenciadores o influencers para penetrar con los mensajes de manera coherente y articulada, inspirados en los objetivos. Igualmente, el gobierno debe lograr aliados, porque no es posible actuar solo, que se pongan la camiseta por el bien común ante esta crisis de salud pública. En este orden de ideas, son los medios de comunicación tradicionales y que cuentan con liderazgo en las regiones, lo local y lógico a nivel nacional los que deben estar comprometidos con las causas y propósitos de Minsalud, en el proceso de pedagogía y sensibilización y paralelamente información directa a sus auditorios.
Importante la creación de la app Mi Vacuna por parte del gobierno nacional para dar a conocer los turnos de vacunación, pero no se debe limitar solo a esto. La aplicación tecnológica debe contener mensajes que motiven, aclaren dudas y que sea ojalá una herramienta fácil y porque no, divertida para acceder y que los colombianos de todos los niveles académicos y estratos sociales puedan encontrar allí de manera amena y cordial, respuestas a todas las inquietudes.
Equivocarse en la estrategia de comunicación integral, en el tono del mensaje y el no adecuado uso de las herramientas, o no contar con los aliados que son, no centralizar la información en pocos voceros evitando contradicciones y confusiones durante el desarrollo del plan de vacunación, sería tan grave que puede traer como consecuencia el fracaso de este gran esfuerzo, frente a una crisis de salud pública sin antecedentes en donde todos estamos aprendiendo, pero donde no hay espacio para el error.