Seguramente que también lo sabe usted, lector querido, y que no hay nadie que lo ignore. Estas próximas elecciones las ganará NADIE.
Por supuesto que en la noche del domingo o al amanecer del lunes la Registraduría dirá quién y quiénes sacaron más votos que los otros candidatos. Lo que no significa que a esas horas se pueda saber quién ganó.
No puede ser más triste el panorama actual. No hay una idea rectora, una posición ante la vida, una concepción del mundo, dirían pensadores alemanes, que produzcan un entusiasmo y que muevan a alguien en alguna dirección. Todos los candidatos han dicho que van a combatir la corrupción; que prometen aliviar el desempleo; que nos van a devolver la seguridad perdida; que construirán vías por doquier; que protegerán el medio ambiente; que multiplicarán el impulso empresarial; que mejorarán la economía, especialmente la de los más pobres. Eso es lo que se llama la feria de los lugares comunes, particularmente ingrata cuando entran a ella, sin pudor, los que se predican o confiesan seguidores de los alcaldes o gobernadores vigentes. ¿Si tienen tan buenas ideas ahora, por qué no las pusieron en práctica ayer?
Al pronto se advierte, en este ceniciento paisaje, que los partidos políticos desaparecieron. Que no significan nada. Que no valen nada.
El Partido Conservador, viejo de 170 años, guarda su pensamiento de hoy en la mente de su Director Omar Yepes, que no es muy profunda alcancía. El Partido Liberal no tiene jefe ni pensamiento alguno que lo identifique o dignifique. La U es una lamentable tribu, se supone la de Santos, pero que por vergüenza no menciona su origen. Cambio Radical es Vargas Lleras, que no pasa de una pobre personal ambición.
Los partidos cristianos son muy jóvenes y todavía tan pequeños que se limitan, casi en todas partes, a servir de apoyo y de comparsa a algún grupo que considere ganador. Habrá que reconocerles, en este desierto, que algo tienen de oasis refrescante.
El Centro Democrático es de un caudillo maravilloso,
traicionado por intereses parroquiales, perseguido sin piedad por jueces inicuos,
que va de acá para allá, sin descanso ni sosiego, tratando de rescatar
los restos de un naufragio
¿Y el Centro Democrático? Todavía no sabemos si con motivo de estas elecciones ya logró reunir, en alguna parte y con algún propósito a su Directorio de 45 miembros. El Centro Democrático es de un caudillo maravilloso, agobiado por muchas pesadumbres, traicionado por innumerables intereses parroquiales, perseguido sin piedad por jueces inicuos, que va de acá para allá, sin descanso ni sosiego, tratando de rescatar los restos de un naufragio.
En este debate electoral, que tendrá todo menos de debate, se juega el porvenir de las maltrechas regiones, de las adoloridas ciudades, de los pueblos que gobiernan las mafias, como en Culiacán, para que no nos digamos mentiras. En cada región, en cada rincón de este país, hay una mafia al acecho de ganar también el poder de la administración. Porque lo que se llama el PODER, sin adjetivación ni acomodo, lo tienen íntegro.
Lo de Bogotá es lamentable. Claro que será peor si queda en manos de la izquierda que Claudia López representa y encarna. Pero desaparecido de la contienda Samuel Hoyos, vaya uno a buscar un principio político redentor, una posición salvadora que entusiasme y consuele, una diferencia sustantiva entre los jóvenes candidatos de derecha, que entre tanto afán no tuvieron tiempo para pensar la ciudad. ¿Nos harán la misma prueba divisionista que condenó a Bogotá a la pena de cuatro años de Petro?
Lo del Valle y Cali es penoso. Que pueda ser Gobernadora la señora Roldán, es sencillamente una afrenta intelectual a la Patria de tantos pensadores, escritores, políticos ilustres. Y que repita Alcaldía un mediocre guerrillero que está a las puertas de la cárcel, resulta estremecedor. ¡Qué gran ciudad es Cali y qué triste porvenir le aguarda!
Se salvará Antioquia, Dios mediante. Andrés Guerra sorprende cada día. Es un hombre de Estado. Una persona de pensamiento diáfano y concepción alta y elevada de su gente y su destino. Alfredo Ramos, futuro Alcalde Medellín, se supera cada día. No le ha cedido turno al resentimiento que fuera explicable por la atroz injusticia que Colombia ha cometido con su padre. Lenguaje sencillo para una cumplida visión de la ciudad de sus amores y preocupaciones. Lo que le falta se lo dará el tiempo.
Barranquilla le apuesta a la prosperidad, que no es poco apostar, pero tampoco es mucho decir. Cúcuta y Norte de Santander están en grave riesgo de quedar en manos de una empresa gangsteril. Con García Herreros se abrirían las puertas a la decencia y la esperanza. De Santander y Bucaramanga parecen en fuga los grandes de otros tiempos. Solo una mujer, Ángela Hernández, le da altura a la contienda y esperanza a todos. El Quindío es un botín, Risaralda y Pereira merecen mucho más y de mi tierra, Manizales, de la Colina Iluminada, mejor no hablar.
¿Quién ganará? No hay duda. NADIE