De entrada diré lo que pudiera ser la frase de conclusión de este artículo: Sábados Felices es el programa más triste de la televisión colombiana. Los chistes que allí cuentan hacen llorar a cualquier payaso, pero de la tristeza. Son deprimentes. Solo saben contar huesos.
Los sábados ya son cualquier cosa, menos felices. A modo de sugerencia, les propongo a los productores de Caracol Televisión que le cambien el nombre al programa y en lugar de llamarlo Sábados Felices, pónganle Sábados Tristes o Sábados de Cuenta Huesos. Prueben para ver cómo les va.
Aprendan de Charles Chaplin. Vean sus películas. En YouTube están a disposición de todo el mundo, y gratis. El Gran Dictador es una gran obra de arte de humor. Tiempos Modernos es otro film muy didáctico. Háganse el favor de aprender de los grandes.
En México hay un gran surtido de maestros del humor. Este país es geográfica y lingüísticamente más próximo a los colombianos que el inglés. Allí tenemos a Mario Moreno Cantinflas, a Roberto Gómez Bolaños Chespirito, a Ramón Valdés, entre otros muchos.
Repito: Sábados Felices es el programa más infeliz de la televisión colombiana. Sus chistes colindan con la ramplonería. No son inteligentes. Se desbordan en cuanto a lo burdo. Su lugar común es caricaturizar a la comunidad LGBTI. Tienen un Doctorado en ridiculizar a los homosexuales. Es un elenco de bufones.
El humor es algo más sutil, fino, serio, agudo y de mucha inventiva. Pone a pensar a carcajadas. Uno siempre se mide por arriba. Jaime Garzón y José Ordóñez son grandes ingeniosos del humor colombiano moderno. Imítenlos hasta que sean auténticos, porque los chistes de ustedes son muy flojos y aburridores. Se les nota desde lejos que el público sonríe obligado, o quizá porque le pagan. Es una risa postiza, en todo caso.
Les tengo un consejo: ¡Recíclense, por favor!