La Guajira no está condenada, está luchando por una segunda oportunidad para sus niños, para que los jóvenes puedan estudiar, para que la universidad pública no se acabe, y para que la democracia no desaparezca.
Este domingo se realizarán las elecciones atípicas para elegir gobernador, con dos candidatos de los partidos tradicionales que se enfrentan a una opción de la decencia y la indignación, la de Lucho Gómez Pimienta.
Esta semana se ha gestado un movimiento inaudito en la Costa y en Colombia. Los ciudadanos han salido a protestar contra el fenómeno generalizado de corrupción que, como es recurrente en todas las regiones del país, imbrica e incide directamente en los procesos electorales.
El descaro ha llegado a los límites nunca vistos en Uribia, la ciudad con mayor población indígena del departamento.
Las maquinarias políticas son muy poderosas para manipular y determinar los resultados electorales.
Cabe recordar que en La Guajira, Lucho Gómez lideró en solitario la campaña por el Sí, del pasado plebiscito, y contra todo pronóstico ganó.
La campaña ha generado solidaridad de las fuerzas sociales de la región y algunos ciudadanos inconformes del país que ante tan titánica lucha han viajado con sus propios recursos a acompañarlo en su causa. Si en La Guajira no se respeta el derecho a votar, principio de la democracia, lo que se ha construido como Estado de Derecho desaparecerá y las elecciones no tendrán razón de existir.
El jueves pasado el registrador nacional Juan Carlos Galindo, viajó a Riohacha ante las múltiples quejas y la solicitud del candidato Lucho Gómez para una vigilancia especial durante las votaciones de este domingo 6 de noviembre.
Esto no basta, el Gobierno Nacional tiene que hacer presencia y garantizar que la fuerza pública sea neutral y se respeten a todos por igual. Si se logra desarrollar un proceso electoral limpio, habrá esperanza para la Guajira.
También se le debe dar todo el apoyo por parte del Estado a la MOE que debe regresar para cumplir con la tarea de observación en las elecciones, y es el Ministro del Interior quien tiene que apersonarse de esta situación.
Hay que rodear al candidato Lucho Gómez Pimienta y salvar lo poco de institucionalidad que queda en este sufrido rincón del país.