Como viajero y amante del turismo lanzo un S.O.S por el Museo de Gabo en Zipaquirá que es presa del abandono (basta con mirar su fachada descuidada y llena de grafitis y la falta de elementos museales en su interior que evoquen el paso de Gabo) y falta de políticas públicas coherentes que no dan la talla con la estatura y prestigio de la memoria del Nobel colombiano.
El Premio Nobel de Literatura colombiano Gabriel García Márquez estudió su bachillerato como interno en el Liceo Nacional de Varones de Zipaquirá entre los años de 1943 y 1946. Durante su estadía en la tierra de la sal consolidó su pasión por las letras de la mano de su profesor de castellano Carlos Julio Calderón Hermida y del rector Carlos Martín quienes eran hombres de letras que no dudaron en orientar al joven Gabito para dejar sus inclinaciones por escribir coplas, hacer caricaturas, por la mamadera de gallo y para que se enfocara en la escritura en prosa.
Gabriel García Márquez terminó por graduarse con honores del Liceo Nacional, e inclusive fue reconocido como el mejor bachiller de su generación con un libro que le obsequiaron los directivos: Vida y obra de los filósofos más ilustres de Diógenes Laercio.
Mucho tiempo pasaría para que en Zipaquirá se rescatara la memoria del paso de Gabo como estudiante interno. Fue en la administración del exalcalde Marco Tulio Sánchez y de su secretario de desarrollo Felipe Durán Carrón que se sacó adelante la empresa de convertir la casona donde antaño funcionó el Liceo Nacional en un atractivo turístico en consonancia con los grandes centros de la cultura del país y del mundo, donde se le rinde homenaje a este escritor de talla universal.
La apuesta fue bien recibida y entró en operación dicho museo rescatando la memoria del trasegar de un joven del Caribe por una tierra que contrastaba con su lugar de origen.
En la siguiente administración en cabeza del exalcalde Luis Alfonso Rodríguez y de su entonces subgerente de cultura Leonardo Chimbirí se realizó una nueva inversión económica para actualizar el museo que fue nombrado Centro Cultural y Museo El Colegio de Gabo, donde continuó funcionado de la mano con las escuelas de formación artística. Era un híbrido extraño donde se pretendía resaltar la memoria del Nobel; se había invertido en un museo ocupado por instructores y aprendices.
Llegaron los tiempos de la pandemia que tuvo que soportar el exalcalde Wilson García Fajardo, por lo cual el museo fue cerrado con algunos intentos de reapertura. Así mismo, los espacios destinados al museo fueron deteriorándose y destinados únicamente a las mencionadas escuelas y diversos usos que responden a los intereses de cada administración.
En la actualidad el Museo El Colegio de Gabo en Zipaquirá no existe y tampoco se tiene conocimiento de la política que piensa implementar la alcaldía actual en cabeza del mandatario Fabián Rojas para sacar a flote un espacio cultural de tal importancia como es el colegio donde estudió el único Premio Nobel de literatura que ha tenido el país.
Vale mencionar que Zipaquirá no es una ciudad turística como se vende en propaganda a nivel nacional e internacional; tiene un solo atractivo turístico que es la Catedral de sal, pero más allá los turistas poco o nada tienen para visitar cuando salen de la mina.
En este estado de la cuestión, como turista que soy, hago un llamado a las entidades nacionales e internacionales competentes para que le presten atención al abandono del Museo El Colegio de Gabo. Es para no creer que no se ocupen de la memoria del Nobel con la altura y propiedad que merece, y que únicamente le hagan propaganda al turismo religioso, desconociendo que hay otros espacios para disfrutar de Zipaquirá como el mencionado en cuestión.