Los grandes medios de comunicación no dieron la dimensión que tienen las denuncias hechas por el sindicato del ICBF. Las denuncias consisten en que hay más de 1.200 informaciones de posible maltrato infantil sin poderse constatar por la falta de personal que padece ésta institución. Dios quiera que no aparezca algún niño muerto o violado de alguna de estas denuncias.
No es coherente que la administración gaste millones en asesores de comunicación, en contratar publicidad para que la sociedad denuncie si el ICBF no tiene el personal suficiente para atender esta demanda de servicios. Eso en cuanto información que entrega la ciudadanía, pero hay otro gran número de menores a quienes no se les ha resuelto su situación. Son los niños que ya se les ha abierto historia, pero que por la misma falta de personal a los interesados se les cita hasta tres meses después de que el ICBF tiene conocimiento.
Son dos grandes grupos de usuarios, de niños, a quienes se les vulneran sus derechos, eso sin contar los usuarios que desisten de acudir al instituto porque las filas en la madrugada son muy largas. Hay que tener en cuenta que la mayoría de ciudadanos no acostumbran a resolver sus problemas familiares acudiendo al Estado. Si estos acudirán la demanda de servicios del ICBF se multiplicaría.
Otros grandes afectados son los trabajadores actuales del ICBF y sus familias. La sobrecarga laboral que soportan los está enfermando fisica y psicológicamente. En la actualidad hay un gran número de trabajadores con restricciones para atender público, algunos de los cuales lo siguen haciendo. Hay algunos que han pasado una temporada en clínicas de reposo, otros tienen medicamentos para dormir y muchos tiene problemas físicos como el popular túnel del Carpio. La afectación ha llegado a las familias de muchos trabajadores; estas se ven afectadas por problemas con los hijos o los esposos, bien sea porque llegan tarde a la casa o porque llevan trabajo para la casa, al punto que uno de los padres pide la custodia de los hijos porque los ha encontrado al cuidado de terceros.
Las condiciones físicas en las que se labora en los Centros Zonales del ICBF de Bosa, Ciudad Bolívar, Usme, entre otros, son indignas para trabajadores y usuarios. Allí hay hacinamiento, carecen de baños suficientes y en condiciones higiénicas, no hay sitios para almorzar, no hay pañales, ni comida para los niños que llegan; les toca hacer la popular vaca para darle a estos niños algo de comer y un etc. muy grande, mientras en la Dirección General las instalaciones son de lujo, modificadas al vaivén de cada administración
Es increíble la inconsecuencia de los últimos gobiernos, quienes aplican políticas económicas como la apertura y los TLC, sin tener en cuenta que estas políticas generan desempleo y esos desempleados, en su gran mayoría, son los usuarios del ICBF. Debería haber algo de coherencia: si se va a generar desempleo e informalidad, el ICBF debería fortalecerse para atender la víctimas de estas decisiones.
La administración está haciendo esfuerzos para que el Ministerio de Hacienda le asigne los recursos (que antes eran propios, los parafiscales), pero, mientras tanto, la situación empeora.
Esta situación genera muchas preguntas. Si el ICBF no puede atender la demanda actual, ¿cómo se pretende atender la demanda que genere el posconflicto? ¿O las negociaciones son solo una estrategia y en cualquier momento se rompen para catapultar a algún sector político a la presidencia?
¿Será que al ICBF le están aplicando la misma fórmula que le aplicaron a Telecom, la EDIS, CAJANAL, el DAS, entre otros, que los llenaron de corrupción, de escándalos como los de La Guajira y Choco, para justificar su desaparición?.