Este es un llamado de auxilio urgente que hacemos los florencianos de bien a los medios de comunicación nacional, a la Procuraduría, a la Fiscalía, a la Policía, a la iglesia, al “Chapulin Colorado”, para que nos ayude desde el cielo, y en fin a todos aquellos que puedan atender este mensaje, para que por favor nos ayuden a impedir que la señora Susana Portela, alcaldesa de Florencia, y el Concejo Municipal lleven a cabo su nefasto plan de terminar por hundir a este municipio con una deuda de veinte mil millones de pesos dizque para poder “finiquitar” (sonora y embaucadora palabra de uso frecuente entre los políticos) todas las obras que no han sido capaces de llevar a cabo en estos tres años que llevan de pésima gestión.
Veinte mil millones de pesos es una cifra que para muchos puede parecer irrisoria tratándose de un emprestito municipal, pero que para los habitantes de la capital del departamento del Caquetá puede ser el comienzo del fin para una ciudad sumida en el endeudamiento, el atraso, la incertidumbre y la desorganización, por culpa de las desafortunadas decisiones administrativas.
Es una plata que a todas luces, y como ya es costumbre cada vez que está a punto de culminar un periodo, no se va a ver reflejada en importantes obras para el municipio, sino que va a terminar en los bolsillos de mandatarios, políticos y contratistas de turno que esperan llevarse todos su consabida tajada.
Obviamente, este S.O.S. está fundamentado en antecedentes. La ciudad de Florencia ha afrontado en este último periodo un incremento acelerado de problemas como la inseguridad, el deterioro de la malla vial, la falta de infraestructura, la pésima movilidad, la invasión paulatina de predios rurales y espacios públicos, el desempleo, el mototaxismo, etc., que no han sido atendidos con propiedad por esta administración y su incompetente Concejo. Además, no en vano la señora Portela, según encuestas pasadas acerca de “los mejores y peores alcaldes del país”, ocupó de manera reiterativa los últimos puestos y afrontó, el año pasado, una revocatoria popular de su mandato, donde a punta de tamales, asados y sancochos de gallina, costeados por pudientes políticos y ganaderos de la región, logró comprar a líderes, grupos de ciudadanos y algunos medios de comunicación local para poder mantenerse sólida en su puesto.
Florencia, Caquetá, para los que no han tenido la oportunidad de conocerla, es una hermosa ciudad colombiana dispuesta en el piedemonte de la cordillera Oriental. Sus hermosos paisajes, su rica biodiversidad y su gente tan cálida como el clima, contrastan con la ausencia de políticos locales que puedan sacarla del ostracismo en que la han sumergido varias administraciones municipales, incluida esta. Por eso, este es un llamado urgente y desesperado para que el Estado y sus organismos de control pongan sus ojos en una región que tiene mucho para darle al país en, por ejemplo, procesos importantes que se avecinan como el de la paz y el posconflicto, pero que por falta de dirigentes capaces y despojados de intereses mezquinos no ha podido acuñar con propiedad su título de capital de uno de los departamentos más extensos y ricos del sur de Colombia.
