Mientras que EE. UU. destinó inicialmente veinte millones de dólares en ayuda humanitaria al hambriento pueblo venezolano, sin importar que el responsable de esa situación calamitosa en el país vecino sea el socialismo del siglo XXI (marxismo); China y Rusia, que son los soportes internacionales de la dictadura genocida de Maduro, le siguen vendiendo armas y apoyándola por evidentes razones económicas, ya que Venezuela les adeuda 150 mil millones de dólares, lo que prácticamente es impagable —solamente con un cambio de gobierno fundamentado en la democracia se podría llegar a un acuerdo de pago serio—. En esas circunstancias, las dos potencias deberían indemnizar a Colombia por el flujo migratorio de venezolanos en los últimos 3 años.
Luego hay que preguntar: ¿Qué pasaría con Venezuela si no hubieran salido de su territorio los cerca de 4 millones de refugiados que se encuentran en naciones vecinas? La situación estaría peor que Biafra en 1969, región sudoriental de Nigeria (que tomó ese nombre al proclamar su independencia de 1967 a 1970), o Etiopía con la dictadura comunista de Mengistu Haile Mariam en 1985. Luego Colombia al acoger a más de un millón y medio de venezolanos está ayudando a solventar la crisis humanitaria y evitando que la situación sea más dantesca.
A Colombia el número de venezolanos refugiados le cuesta anualmente 4 billones de pesos, pero si el dictador Maduro permanece en el poder hasta 2025, saldría de Venezuela la mitad de la población, por lo que perfectamente se tendrían 8 millones de refugiados en nuestro territorio, lo que le costaría a Colombia anualmente 20 billones de pesos, que ni con tres reformas tributarias se podrían pagar. Luego China y Rusia, que andan disputándole la hegemonía a EUA y que son corresponsables de la situación que vive la tierra de Bolívar, deben mirar esa hecatombe y colaborar económicamente con Colombia que ha demostrado con su gobierno una actitud comprensiva y humanista.
Así que la Cancillería de Colombia y la de países como Ecuador, Perú, Brasil, Chile, Argentina y otros que reciben la migración venezolana tendrían que ponerse de acuerdo para exigirle a China y Rusia indemnizaciones, pues apoyar a la sangrienta tiranía castrochavista les tiene que costar. No es justo que las consecuencias las tengan que pagar las naciones vecinas, que no tienen ninguna responsabilidad en la catástrofe, cuya única y total culpabilidad la tiene la estafa comunista del marxismo-leninismo, que tiene como principio llevar a la masas al hambre para volverlas más dúctiles a su régimen, siendo ese socialismo una fábrica que distribuye igualitariamente la miseria como condición necesaria para perpetuar la dictadura.
No solamente China y Rusia tendrían que indemnizar a Colombia por el flujo migratorio de Venezuela, sino que esa exigencia también se le debería hacer a Turquía e Irán, que respaldan a Nicolás Maduro y se han lucrado de Venezuela, subrayando que nuestro país tiene relaciones diplomáticas con ese par de naciones, porque no puede ser posible que Colombia lleve el peso de la migración provocada por un gobierno comunista sin recibir ninguna retribución de los que apoyan fervientemente la tiranía. Por su parte, a Cuba, que invade y coloniza a Venezuela y cuyo gobierno comunista ha convertido al país vecino en un país zángano desde hace 60 años, no se le puede exigir mayor cosa, ya que se encuentran en la fase “superior del socialismo”, que es la de convertir a una población en piltrafas humanas para que la dictadura haga con ellas lo que quiera.
Ahora bien, algo que no se puede pasar por alto son las remesas que desde Colombia envían los venezolanos a sus familias y que en el 2018 alcanzaron una cifra cercana a los 400 millones de dólares, lo que es otra razón para que China, Rusia, Turquía e Irán colaboren monetariamente con Colombia, pues al ser aliados de una dictadura que no quieren que se caiga están contribuyendo indefectiblemente a que se incremente el número de refugiados, convirtiéndose esa situación para Colombia en un gran costo económico y social.
Exigirle indemnizaciones económicas de parte de Colombia a los países que apoyan a la satrapía en Venezuela está dentro de la lógica en un mundo globalizado, en donde se es responsable por acción o por omisión. El gobierno colombiano debe tomar cartas en el asunto, porque la diplomacia no es inacción, de ahí que hay que disipar ambigüedades con los Estados que apoyan al dictador Maduro, quien no solo esclaviza a Venezuela sino que ha perjudicado a Colombia. Claro que la mejor manera de que se acabe esa tragedia es expulsando del poder al régimen comunista venezolano.