Dos temas han enfrentado a estos dos personajes, conocidos por ser de los más adictos a los medios de comunicación.
Uno, el de la propuesta de Roy Barreras de incluir una especie de 'séptima papeleta' para que los colombianos voten por el cese bilateral de hostilidades como un paso anterior al acuerdo final que debe producirse en La Habana. Para su copartidario Benedetti esta opción no debe existir porque disminuiría la capacidad del presidente de adelantar las negociaciones según su propio criterio forzándolo a enmarcarse en una línea que hasta ahora no ha seguido.
El debate que platean y las diferentes propuestas sobre 'séptimas papeletas' no toman en cuenta que aquel caso (del cual nació la última Asamblea Constituyente) fue el fraude más grande de nuestra historia: no existió como figura jurídica (nunca la reconoció ni en consecuencia la validó la Registraduría); la votación no superó las doscientas mil papeletas; la función que se suponía emanar de esa votación fue desconocida (la Asamblea se autodefinió soberana y con poderes ilímites); y el resultado es que en veinte años los Actos Reformatorios de la Constitución son más que los artículos que no han sido cambiados.
Se estaría repitiendo, otra vez sin tener ningún fundamento legal, no solo la manipulación que entonces se dio, sino el embarcarnos en un camino improvisado, sin marco conceptual previo ni cálculo de lo que derivaría de esto (tanto si gana el voto a favor o en contra, como si el presidente sigue el resultado o no, o cómo se manejaría entonces el tema con la guerrilla).
No parece que para ninguno de los dos existan este tipo de consideraciones.
El otro punto que distancia a los dos voceros del Partido de la U (aparte de su competencia por el micrófono) es respecto a la candidatura de Rafael Pardo.
Roy propone que se haga una encuesta para definir entre Peñalosa y Pardo a cuál candidato apoyaría ese partido. Para Armando ese proposición es extemporánea porque el aval ya fue decidido y comprometido con el segundo, y no habría lugar a reversarlo.
Lo que motiva la propuesta es la idea que varios repiten de cómo enfrentar la candidatura de Clara López. Es una de tantas versiones —de Pacho Santos, de Pablo Laserna, de Juan Lozano, etc. — del 'todos contra Clara'.
El ver que tantos diferentes intereses se dedican a buscar una alianza con ese propósito hace pensar en el caso de la encuesta que preguntaba cuáles serían las personas más aptas para un puesto y los entrevistados nombraban a alguno de primero pero todos coincidían en el nombre del segundo; por supuesto este era el candidato lógico y el que encabezaba cada lista coincidía con algún vínculo o interés particular de quien lo proponía.
En este caso sucede algo parecido en el sentido que todos ven claramente que contra las calidades y características de esa candidata no podrían competir individualmente y pretenden unir fuerzas para remplazar con poder electoral —o electorero— lo que como aspirantes individuales no tendrían capacidad de lograr.
Sin embargo, en lo que respecta al Dr. Pardo está de por medio la sentencia del Consejo de Estado que derogó los espurios estatutos del Partido Liberal por ser fruto de actos contra la Moralidad Administrativa y que responsabiliza de ello directamente a él. Desde el punto de vista de su situación en relación con el Partido Liberal, esta tendrá que ser resuelta por su Tribunal de Garantías pues los verdaderos estatutos —hoy día revalidados por esa sentencia— señalan que la sanción a quien es sujeto de tal comportamiento puede ir hasta la expulsión, pero en todo caso lo impediría de ser su representante como aspirante a una elección popular. De lógica parece que algo similar debería suceder con cualquier partido (aún si así no fuera, parece imposible un alcalde o incluso un candidato a la Alcaldía con semejante calificación).
Pero aquí tampoco se ve que a alguno de los dos voceros de la U les merezca una reflexión al respecto.
Así son las peleas en el mundo mediático: aprovechar toda oportunidad para salir al aire, sin que tenga importancia conocer o entender el tema que se trata, ni exista mayor consideración por el contexto que rodea las declaraciones que se emiten.
