Jim Morrison debe estar bastante intranquilo donde quiera que su alma se encuentre, porque resulta que en estas anegadas tierras del trópico olvidadas por Dios, llamadas Colombia, le apareció un feroz competidor en pos de arrebatarle su hasta ahora indiscutido título de Lizzard King (tradúzcase "Rey Lagarto"), aunque de todos modos al legendario rockero gringo le debe asaltar la tranquilidad de que a él ese remoquete se lo endosaron por más diáfanas razones y motivos que a su émulo tercermundista, cuyo nombre "inefable" es Roy Leonardo Barreras Montealegre.
Quiero, antes de continuar, dejar muy en claro que quien esto escribe no es ni por asomo uribista y, muy al contrario, es su profunda convicción de que una de las razones sine qua non para que este país pueda escapar de su fatídico destino es precisamente liberarse cuanto antes y para siempre del pesado y tenebroso fardo que le representan esa ideología macabra y ese liderazgo dañino encarnados por Uribe.
Dicho esto, puedo tranquilamente aseverar que si algo más perjudicial puede haber para este país que el uribismo es precisamente la presencia y el accionar de personajes como el mencionado Roy Barreras, quien desde mi perspectiva es sin duda alguna el más peligroso y hediondo representante de esa deshumanizada calaña que aquí hemos dado en llamar el "lagarto". Barreras es incuestionablemente el rey de los lagartos en Colombia.
No está de más hacer un brevísimo recorrido por el prontuario politiquero de este personaje: primero vargasllerista (Cambio Radical), luego feroz uribista (hasta compadre por la ley canónica se hizo de Uribe), luego santista visceral y ahora, cuando el Partido de la U hace agua por todos lados, intenta reinventarse como "independiente y socialdemócrata". No olvidemos que las primeras en salir huyendo cuando un barco amenaza naufragio son precisamente las ratas...
¡Pero cuidado! Que el tono un poco jocoso de estas primeras líneas no llame a engaños a nadie, porque Roy Barreras dista mucho de ser un personaje caricaturesco de esos que abundan en el trópico. Nada más lejos de la realidad. Muy por el contrario, la única verdad, en mi opinión, es que Barreras es un personaje turbio hasta la médula, bilioso, ponzoñoso y esencialmente pútrido, que cuenta con una inteligencia maligna y que no tendrá jamás escrúpulos en pos de alcanzar sus más oscuros objetivos.
Cada paso de Barreras ha sido meticulosamente calculado en aras de lograr su mayor y más preciado objetivo. Y de nuevo, mucho ojo, no se dejen confundir los lectores pensando que Barreras anhela convertirse algún aciago día en presidente de Colombia. No, no. Barreras es el típico hombre venido de muy abajo en la escala social y cultural. Es un mal hijo del monte. Y, como tal, su único y más recóndito deseo es ganarse al precio que fuere los más entrañables trofeos para este tipo de personalidades revanchistas, arribistas y sociópatas: dinero, poder y —por sobre todas las cosas— reconocimiento y validación social.
Ahora bien, si en el camino de dicho trasegar se atravesase la presidencia de un país pues el tipo este no se haría de rogar.
Los dos primeros tan ansiados trofeos sin duda alguna ya los ha logrado Barreras, puesto que su camaleónico actuar politiquero le ha permitido ganar ingentes cantidades de dinero y poder. También, según múltiples denuncias y señalamientos, el "Rey Lagarto" ha logrado construir una sólida red clientelista y burocrática en varias regiones y ciudades del país, cuyas coimas y jugosos excedentes le habrían permitido aceitar y maximizar su implacable maquinaria de coercionar, presionar, negociar y —típico de todo aquel que supo pasar de calzar alpargatas a conducir un Mercedes— fanfarronear.
Algún día, Barreras tendrá que darle serias explicaciones al pueblo colombiano por cada uno de los escándalos de corrupción, saqueo de los bienes públicos y falsedad ideológica en los que se ha visto implicado en su desbocada carrera por lograr ser considerado un respetado estadista y un auténtico "prohombre".
Ahora bien, dicen los refraneros populares que detrás de todo capo existe siempre una "doña de armas tomar" que puede incluso llegar a ser aún más peligrosa, en el caso de Barreras no podía ser la excepción. Su doña se llama Gloria Elena (implacable), la misma que posteriormente construyó a su lado un imperio hecho de politiquería, expolio mentiras y megalomaníaca ambición.
Todo esto no puede ser más que un serio llamado de atención para aquellos a quienes a partir de ahora Barreras intentará seducir al precio que sea: Gustavo Petro, Claudia López, Sergio Fajardo, Rodrigo Lara, los hermanos Galán, Alejandro Gaviria, etc., etc., etc. Ojalá sepan ver y reconocer que todos aquellos que han tomado el riesgo de pactar proyectos y alianzas con Barreras han terminado defenestrados, traicionados y derrotados, todos excepto Santos, claro está (al menos por ahora), porque le es casi imposible a un tipo venido del monte jugarle sucio a un gélido rey de la traición criado en el Gun Club al que le rinde humillante e indigno vasallaje.
Este impío Barreras intentará jugar el rol de "mente maestra", de estadista forjador de alianzas, de gran titiritero del mal, en aras de elegir al presidente del 2022. Obviamente, si lograse su cometido, el precio que cobraría sería impagable para sus contritos aliados de turno y, peor aún, para el país entero. A manera de símil nefasto, si Barreras lograse su cometido terminaría convertido en el Diosdado Cabello de cualquiera que resultase finalmente elegido.
Guardemos la esperanza de que tantas y tan brillantes y bien intencionadas inteligencias no se dejen deslumbrar y manipular por este personaje, y finalmente puedan tener en el 2022 Colombia un presidente o una presidenta libre de todo lazo espurio y podrido, tal y como lo sería Barreras.
Posdata. Me han contado algunas afiladas lenguas bogotanas de "alcurnia" que la oligarquía social y política cachaca se burla inmisericordemente de Barreras a sus espaldas...y el pobre tipo realmente cree que por fin se está ganando a pulso un lugar respetable en el seno de la élite del país... There's no way, lizzard king!