Roy Barreras, presidente del Senado, tuvo la genial ideota de llevar al Capitolio a su perro-mascota “covid”, con el que incluso presidió una plenaria.
Al poco rato otro senador, Josué Barrera ─del opositor y derechista Centro Democrático─, se presentó al mismo “Congresitolio” y logró que dejaran ingresar a su sipote mascotona, el caballo bayo “pasaporte”, al parecer un costosísimo corcel de paso fino tasado en unos $3.000 millones a ojo de buen cubero.
Según explicó, lo hizo para protestar contra la posible prohibición del uso de equinos en labores campesinas, como la de servir de medio de trasporte o controlar manadas de ganado.
Qué bien, animales racionales padres de la patria, ¡viva el animalismo!
Cabe reconocer que se está dando una debida importancia a los animales irracionales y muy en especial a las mascotas (ojalá también se le diera a niñas y niños desnutridos de barriadas y comarcas apartadas). A decir verdad, los jefes de oficinas públicas no deberían prestarse para esto en sus laberintos burocráticos.
Ya ves lo que está pasando. Mañana puede ir al Capitolio un congresista del Amazonas con una boa constrictora en su cuello, si es pequeña, o a cuestas, si es como la de película Anaconda. O uno de Nariño con un cóndor sobre sus hombros. Y todo con el cuento de que son sus amadas mascotas.
Vale mencionar que por esta época se conmemora la proclamación de la Declaración Universal de los Derechos de los Animales, llevada a cabo el 15 de octubre de 1978 por la liga internacional del ramo y aprobada por la UNESCO, importantísimo organismo proeducativo de la ONU.
A propósito, recién la ONU y la FIFA ─máxima entidad rectora del fútbol a nivel mundial─, han realizado acuerdos para la promoción de los derechos humanos y quizás también los de los otros animales.
Y ya que hablamos del balompié, nuestra pasión nacional está metida de lleno en cuanto a bautizar mascotas y futbolistas con nombres de animales.
Veamos algunas mascotas de equipos del rentado colombiano.
Independiente Santa Fe, “El León Monaguillo”. Atlético Junior, “El Tiburón Willy”. Independiente Medellín, “El Gorila Odim” o “El Perro Fidel”. Deportivo Cali, “La Iguana Igüi”. Atlético Nacional, “El Tigre Nacho”.
Atlético Huila, “El Toro Barcino”, en homenaje a una de las canciones del compositor Jorge Villamil. Deportivo Pasto, “El Cuy”. Once Caldas, “El Oso de Anteojos”.
Remoquetes a jugadores los hay en todo onceno que se respete. El PSG de Francia tiene a uno de los más famosos, “La Pulga” Lionel Messi.
De animales y animaladas
“El Tigre” Falcao es el más conocido en nuestra Selección Colombia, por las que pasaron "El Caimán" Sánchez, “El Camello” Soto, “Pescaíto” Calero, “El Pony” Maturana, “El Toro” Arzuaga, “El Torito” Segovia, “El Gato” Ricardo Pérez, Émerson “El Piojo” Acuña, Albeiro “El Palomo” Usurriaga, Jairo “El Tigre” Castillo, "La Pantera" Tréllez, "La Mosca" Caicedo, "La Gallina" Calle, "La Perra" Carrillo y el "Chigüiro" Benítez.
En la actualidad están Luis Fernando “El Mosco” Mosquera y Sergio “El Tiburón” Romero, del Deportivo Cali; Silvio “El Pulpo” González, de Santa Fe; Edwards Jiménez, “El Toro de San Gil”, quien juega en Once Caldas; Wilson “El Pájaro” Carpintero y Jorge “El Camello” Serna, del Deportes Quindío.
Sigamos de largo con casos eventuales de irrespeto a los animales.
La mal llamada “fiesta de los toros” es toda una grotesca y bárbara parafernalia que tiene como horroroso guion drogar y luego malherir al coloso de lidia en el redondel de arena.
La cosa llega al extremo de matar al astado, cornúpeta o bovino frente a “gente de bien” que celebra el acto salvaje tomando whiskey a pico de bota o cerveza a la lata. En corralejas, caballistas con lanzas, montados en equinos, masacran uno que otro toro.
Pasemos al punto de los burros.
Muy cuestionable eso de tratar a un alumno u otro ser humano de “burro”, para lo que hay patente de corso por parte de la RAE, que pontifica en la segunda acepción del vocablo: “persona bruta e incivil.” Por cierto, el poeta Juan Ramón Jiménez, en su elegía Platero y yo, critica una definición de asnografía: “s.f.:
Se dice, irónicamente, por descripción del asno.” El vate colocó al margen de la página: “ASNOGRAFÍA, en sentido figurado: Se debe decir, con ironía, ¡claro está!, por descripción del hombre imbécil que escribe diccionarios.” Se podría incluir a uno que otro ortodoxo de la RAE.
También se le dice “burro” al que revienta mariguana. De paso debo decir que estudié primaria en una escuela que le dicen el “Colegio de los Burros”, o sea en el Instituto Educativo Distrital Camilo Torres, de mi querida Mocanápolis (Barranquilla Linda, La Arenosa, la Puerta de Oro o Curramba).
Contra lo que pudiera pensarse, no es una escuela de baja calidad ni hay mariguaneros en sus alrededores. El apelativo se deriva de que en el sitio en el que se construyó el colegio estaba el coso municipal, y la presencia de burros era normal para efecto de control.
Otra ocurrencia equivoquida, …digo, equivocada, es la de llamar “cerdo” a una persona sucia, grosera, o ruin (así lo define una acepción de la RAE). Fue así que el ex presidente inmediato apareció en Google con el parentesco animalesco de “Peppo Pig”. Sí, por aquello de la famosa cochinita Peppa y de la caracterización bufonesca que le dio el caricaturista Matador.
Un dato que desconocía lo presentó Deutsche Welle, vía Las2orillas. Véase: La tortura que sufren los gansos por satisfacer los caprichitos de Petro. Dolor intenso, dificultad para respirar y ataques al corazón, consecuencias que las aves soportan mientras son desplumadas. Recién, 3 de octubre de 2022.
¡Hey!, “Roybespierre”, ya no más con esa pendejada del “pet friendly”, no sea que los pasillos del Capitolio se atiborren de canes, gatos, puerquitos, loros y otras mascoticas confundidas entre los lagartos bípedos que tú sabes.
¡Y no te pego porque pertenezco a la sociedad protectora de animales!
También le puede interesar:
